Fernando Vivas

Una fuente palaciega ríe y me dice, “hubo un berrinche”, cuando pido que me confirme si en efecto, Dina Boluarte no fue considerada para continuar en el Ministerio de Inclusión Social en los cambios ministeriales del 22 de mayo. Otra persona me contó que tampoco había sido considerada en febrero, cuando juró Héctor Valer. O sea, si la vimos volver a ponerse el fajín y arrodillarse ante el presidente, es porque tuvo que cuadrar a Pedro, que no se pase, pues, que no la deje sin cartera. La segunda vez que casi la despojan ya se había resignado, pero cuando estaba trasponiendo la puerta del despacho presidencial, se dio media vuelta y ocurrió eso que mi fuente risueña llama berrinche. Por cierto, a Dina le es más fácil que a otros ministros aporximarse al umbral del presidente, pues tiene un despacho de vice en Palacio que puede visitar cuando quiera. Añadan al trance de la vice que no solo iba a perder cartera sino sueldo, porque los vices no tienen remuneración. Y esto no lo menciono para denigrarla, pues es justo que vele por su fuente de ingresos ante la alternativa de ser una vice decorativa e impaga.

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