Le pregunto a diversas fuentes diplomáticas cuál es su teoría del porqué de la mala onda de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hacia el Perú. Desde hace mucho tiempo, su defensa de Pedro Castillo pasa por minimizaciones ofensivas de nuestra sociedad. Y llegó al extremo, el lunes pasado, de desconocer al gobierno de Dina Boluarte. Según la sospecha de todas mis fuentes, no quiso hacerlo solo y promovió que los gobiernos de Argentina, Colombia, Bolivia y Honduras (este último, dos días después), hicieran lo mismo.
LEE TAMBIÉN: México, Argentina, Colombia y Bolivia se pronuncian contra gobierno de Dina Boluarte.
De mis interlocutores, solo dos tienen la teoría conspirativa de que Vladimir Cerrón ha movido sus contactos internacionales con ese fin y que ha contado con la ayuda del gobierno cubano. No me proporcionan indicios, salvo que demos importancia a la conclusión sobre Perú en la cumbre de ALBA en La Habana (Venezuela, Cuba, Nicaragua y pequeñas naciones caribeñas), el miércoles 14: “Rechazamos el entramado político creado por las fuerzas de derecha de ese país en contra del presidente constitucional Pedro Castillo, obligándolo a tomar medidas que fueron luego aprovechadas por sus adversarios en el Parlamento para destituirlo”. Pareciera que cobró vuelo internacional la tesis de Guido Bellido sobre el golpe hecho bajo el influjo de una droga; pero en realidad es un fraseo para que Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz Canel reclamen a Pedro como uno de los suyos.
La mayoría de mis fuentes minimiza el influjo chavista y cree que Cerrón no moviliza a presidentes. Una fuente que conoce a cancilleres y diplomáticos de la región, no duda de que AMLO es el primer impulsor y le encuentra dos grandes motivos. Uno nacido en nuestra segunda vuelta del 2021, cuando vio a su aborrecido Mario Vargas Llosa arremeter contra Castillo. Allí habría configurado su simplificación madre sobre el Perú regresionado al México prerrevolucionario. La otra fuente fue su ‘click’ con el propio Pedro cuando lo conoció en setiembre del 2021 en la cumbre de la CELAC en México.
Castillo, en persona y bajo el sombrero que aún no abandonaba, se le apareció a AMLO como una encarnación de sus otras simplificaciones sobre la opresión neocolonial y racista, un Benito Juárez redivivo en el hemisferio sur en pleno sXXI. Nunca lo trató como un homólogo digno sino como una pobre víctima del viejo imperio. Hoy, preso y reducido, lo victimiza con mayor razón. A Evo Morales lo trató con mayor seriedad y le organizó tremenda operación de asilo, con ayuda de su amigo Alberto Fernández, presidente argentino. Por cierto, aquella vez quedó muy molesto con la diplomacia del gobierno de Vizcarra que le puso trabas para que el avión reposte y surque cielo peruano. Su nueva operación de asilo se frustró el 7 de diciembre pero tiene la loca ilusión de que la situación evolucione –o se deteriore, si lo vemos desde acá- a tal punto que las autoridades peruanas se lo entreguen con salvoconducto.
Caído, pues, Castillo, AMLO empezó a abogar por él, con tanta impertinencia, que Dina Boluarte autorizó a la cancillería a que lo pongan en su sitio. El viernes 9 se llamó al embajador mexicano Pablo Monroy a explicarle que ya estuvo bueno, ya. Lo mismo se hizo con su par colombiano, pues el presidente Gustavo Petro también arremetía a su modo. El lunes apareció el comunicado firmado por los presidentes de México, Colombia, Bolivia y Argentina y todas mis fuentes sospechan que AMLO lideró la iniciativa.
La respuesta peruana fue en inicio débil. Se rumoreó que Manuel Rodríguez Cuadros, que es amigo y hace las veces de consejero informal de la presidenta, sugirió esa respuesta timorata en relación a la que pretendía hacer cancillería ante la enorme ofensa. Él niega que haya tenido participación en la definición del tono. Mis fuentes de cancillería evitan abonar a esa versión y me dicen que, a pesar de que cualquiera deduce que el comunicado es una afrenta intolerable al gobierno de Boluarte, el texto es enredado y no desconoce explícitamente la sucesión de Dina. De ahí que optaron por replicar sin confrontar, con una aclaración que permitiera explicar el golpe de Castillo y la legalidad de la sucesión.
Si la primera réplica fue temblorosa, con el paso de los días, las medidas fueron cobrando fuerza. Los ataques de AMLO y Petro también. Boluarte manifestó su extrañeza en el caso particular de Fernández, contando que este la había llamado a saludarla un día después de tomar el mando. Esa llamada, por cierto, motivó en su momento un tuit de Boluarte. La cancillería llamó a cada embajador de esos países por separado. AMLO y Petro seguían disparando, insistiendo en los derechos de Castillo y el debido proceso.
MIRA: La cancillería llama a consulta a nuestros embajadores en México, Colombia, Argentina y Bolivia.
Un paréntesis para contar un caso que marcó la vida política de Petro: cuando era alcalde de Bogotá en el 2013 se le siguió un proceso disciplinario que acabó con su destitución e inhabilitación para ocupar cargos públicos. Petro batalló judicialmente contra su sanción y escaló el caso hasta la Corte IDH. En el 2020 la corte le dio la razón y una reparación, en parte simbólica, pues ya no podía ser repuesto en el cargo. Sin embargo, ese triunfo legal le dio pie y viada para postular a la presidencia. De ahí que en el comunicado de los cuatro países y en sus tuits sea el que recomienda que el sistema interamericano se pronuncie sobre Castillo.
En resumen preliminar, mis fuentes coinciden en que este asunto depende de los humores y la pica de AMLO en primer lugar, de Petro en segundo lugar y que, por esa razón, podría revertirse antes la posición de Bolivia y de Argentina. “La Nación “de Argentina cuenta que la vocera del gobierno, Gabriela Cerruti, dijo en conferencia de prensa que “la cancillería está siguiendo el tema de cerca”. Sin embargo, algo que complota contra las paces con Argentina, es la declaración de Maduro en la cumbre de Alba, pechando a Fernández para que la Celac (otra entelequia en la que el chavismo suele conseguir mayoría con los votos de los pequeños estados caribeños), que el argentino preside pro tempore, se pronuncie para que “se respeten los derechos del pueblo peruano y del profesor Pedro Castillo”. Sumen, a los frentes de ataque multilateral, el hecho de que la Alianza del Pacífico prometió su presidencia pro tempore a Castillo, y AMLO y Petro podrían, por inquina, replantear la decisión o la forma de ejecutarla.
La canciller Ana Cecilia Gervasi hizo su discurso de toma de mando el jueves 15 –un rito de Torre Tagle al que ese día se sumó la juramentación del nuevo vicecanciller Ignacio Higueras- y en él dijo que junto a la presidenta había decidido llamar en consulta a nuestros embajadores en esos 4 países (un escalón más arriba que llamar a los embajadores de esos países y un escalón más abajo que declararlos personas non gratas). Los aplausos del cuerpo diplomático y de invitados de gremios empresariales (Gervasi ha sido viceministra en el Mincetur) la obligaron a interrumpir el discurso. Podemos adivinar que en la mayoría diplomática harta de año y medio de ‘multilateralismo’, corrió la volada de que Rodríguez Cuadros le bajó la llanta a la respuesta inicial.
Puebla la oyó
El Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla no son mitos inventados por la derecha conspiranoica. El de Sao Paulo reúne a grupos de izquierda latinoamericanos y el de Puebla reúne a personalidades de izquierda de América Latina, España y Portugal. Puebla, que apenas tiene 3 años y medio de nacido, le ha quitado protagonismo a Sao Paulo.
¿Y que ha dicho Puebla sobre el Perú?. Pues en comunicado lanzado el domingo 11 reconocen, aunque tímidamente, la legitimidad de Boluarte, piden se respete el “debido proceso” para Castillo y sugieren elecciones adelantadas con un “nuevo pacto social”. No queda claro si ese pacto social es una nueva constitución. Pero hubo más, y me lo contó Aída ‘Mocha’ García Naranjo. Ella y Verónika Mendoza son las dos únicas miembros del Perú en el grupo. ‘Mocha’ me contó que ambas fueron consultadas sobre el texto del comunicado y le hicieron algunas observaciones.
Hay más. El domingo, Dina Boluarte se reunió virtual e informalmente, con miembros de Puebla y Sao Paulo. La iniciativa fue del grupo Hermandad, otro foro de personalidades, animado por Óscar Laborde, ex presidente del parlamento del Mercosur, hoy embajador político de Argentina de Venezuela, designado por Fernández. ¿Cómo así este amigo de Fernández se interesa por oír a Boluarte, un día antes de que su gobierno la repudie? ¿Cómo así el propio Fernández la saludó telefónicamente un día después de su juramentación y tres días después la desconoce? La sospecha sigue siendo que fue persuadido por AMLO.
MIRA: Grupo de Puebla sentó posición sobre la sucesión de Boluarte.
Volvamos a Puebla. Los tres miembros de Morena, el partido de AMLO, que son miembros del grupo, suscribieron el comunicado que reconoce a Boluarte. También lo hizo el ex presidente colombiano Ernesto Samper y el ex candidato de la izquierda chilena, Marco Enríquez Ominani. Los de Morena no piensan como su líder, ni como el canciller Marcelo Ebrard. A una fuente diplomática que conoce a este último le pregunto si Ebrard pudiera discrepar con AMLO. “Noooo, ni hablar; es su presidente y además quiere ser el próximo candidato presidencial de Morena. Está esperando el ‘dedazo’”. Es la tradición mexicana que se estableció cuando los presidentes del PRI elegían a ‘dedo’ a quienes los sucedían, aunque hubiera elecciones internas. Volvemos, pues, a los humores presidenciales ofendiendo a naciones.
¿Y la OEA qué?
“Le voy a sacar la pu…..”, se le oyó decir a Luis Almagro el mismo 7 de diciembre cuando se enteró, video en mano, que Castillo había cometido un golpe de estado. Mis fuentes de la OEA no se ahorran la lisura, porque el ente entero sintió que el peruano los dejaba en ridículo. Todo el esfuerzo de activar la carta democrática y enviar la misión de alto nivel con cancilleres de la región, era burlado por el mensaje a la nación del día 7. Por eso, la OEA no tardó en reconocer que la sucesión de Dina Boluarte era correcta.
Esa misma semana, en plena tensión por el debate de la vacancia prevista para el mismo 7, la OEA había difundido un informe preliminar de la misión, con recomendaciones para el diálogo y el respeto a la Constitución. Aunque aparentaba evitar sesgos, le dio más palo a la oposición y a la prensa que al gobierno. Tampoco mencionaba las investigaciones por corrupción abiertas por la fiscalía de la Nación. ¿Y el informe final aparecerá tras todo lo que ha pasado? Llamé a Asunción al ex canciller paraguayo Eladio Loyzaga, vocero de la misión. Loyzaga se excusó de no comentar el fondo de nuestros males, pero me contó la ruta del informe final, a pesar de que no recoge, lo que pasó tras el golpe de Castillo. “Ya está listo, se está traduciendo para el canciller de Belize. Inmediatamente, lo presentaremos al Consejo Permanente”. Le recordé que dos miembros de la misión, de Argentina y Colombia, son de gobiernos que no reconocen a Boluarte, que podrían pedir actualizar el informe con otro fin. “El informe ya lo hicimos y las recomendaciones ya fueron difundidas”, me replicó.
MÁS EN POLÍTICA: Una veintena de muertos suma la crisis tras el golpe de Pedro Castillo y la sucesión de Dina Boluarte.
En la OEA, en la CELAC, en los grupos y foros de la izquierda continental, se discute y se discutirá mucho sobre el Perú. Serán referencias y apoyos morales, quizá algunos enviados expertos en calmar aguas. La tendencia a reconocer al gobierno de Boluarte ahora choca contra el desprestigio por la suma de muertos, por su precariedad y por su posible implosión. La crisis solo la pueden resolver los actores nacionales.