“No es pico de oro ni habla bonito pero está haciendo un buen trabajo” dijo Dina Boluarte del ministro del Interior, Víctor Torres Falcón. Su respaldo fue más doloroso que el pliego interpelatorio.
1. Los apuros del Minsa
En el enfoque de los genéricos –y no en el de género- sí cree la derecha conservadora, en especial Fuerza Popular. Tras el cambio de la PCM y la defenestración de Inés Tello y Aldo Vásquez de la JNJ; la agenda quedó libre para un tema de veras importante y transversal. Keiko Fujimori ya había dicho el 28 de febrero en un video en sus redes que su partido legislaría a favor de los genéricos (de paso enviaba un sutil mensaje a su propia bancada para que bajen el tono en el tema de la JNJ). Tres días antes, el 25, se había vencido la vigencia del decreto de urgencia (DU) de octubre del 2019 que obligaba a las farmacias a tener un stock de una lista determinada de genéricos y de ofrecerlos a sus clientes.
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El ministro del Minsa, César Vásquez, dejó vencer el DU sin advertir a los actores involucrados que había un mecanismo para evaluarlo y prorrogarlo. Para remate, la decana del Colegio Químico Farmacéutico del Perú, Sonia Delgado, había enviado una carta a Vásquez pidiendo la no prórroga del DU. Al no promover la prórroga, Vásquez pareció corresponder al inusual lobby de la farmacéutica. Cómo sería de ‘rochosa’ la situación que hubo un comunicado de las cadenas Inkafarma y Mifarma, que dominan el mercado, prometiendo que, aunque no hubiera decreto vigente, garantizaban el acceso de los clientes a los genéricos.
Al ser cuestionado, Vásquez ha replicado que no era fácil ni rápido declarar la prórroga y que la solución es aprobar el proyecto de ley que han presentado Patricia Juárez y Ernesto Bustamante de Fuerza Popular o uno propio del Minsa que, según voceros del Minsa, está en parte inspirado en un proyecto que presentó Vásquez cuando era congresista de APP. Es cierto que el nuevo proyecto repite la cifra de 30% como stock mínimo obligado de genéricos en cada farmacia. Si es así, ¿por qué el ministro no gestó a tiempo una iniciativa legislativa propia? El descuido político, como ya vimos, favoreció a FP y no a APP, el partido de Vásquez que también necesita despercudirse de la agenda estéril de los enfrentamientos con entes autónomos. Para remate, Juárez, ha dicho que espera que, en el debate de su proyecto, se vea si 30% es la mejor cifra o conviene garantizar un mayor stock de medicamentos que, por su menor precio, deben ser los favoritos. Elizabeth Cavero, vocera de la ANACAB (Asociación Nacional de Cadenas de Boticas) me dijo que sus agremiados suelen contar con más de 40% de varios genéricos en stock. Vásquez, cada vez pillado en más falta, ha dicho, para desviar los ataques, que prepara un proyecto que ‘les va a doler’ a las farmacias. En buena hora, gracias a los genéricos, el acceso universal a la salud se ha colocado en la agenda.
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2. Juguemos a la ronda
La votación de los comités olímpicos de todas las naciones americanas optó por Lima y no por Asunción para los próximos Juegos Panamericanos del 2027 (los detalles políticos en crónica aparte). Que muchos siguiéramos la votación en vivo y el resultado se convirtiera en la noticia del día martes es otra demostración de cuán necesaria era cambiar la agenda anti JNJ y anti Ministerio Público de la mayoría congresal. El primer ministro Gustavo Adrianzén acompañó a Miami a la delegación del Comité Olímpico y de la Municipalidad de Lima. Lo vimos abrazarse con el alcalde Rafael López Aliaga, con quien ya el gobierno ha empezado, en varios frentes, una negociación para que este asegure permisos rápidos para obras (en especial de la Línea 2 del metro) a cambio de que este no tenga trabas en su emisión de bonos para financiar su propio plan de infraestructura.
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3. Líder sin pico de oro
El Congreso acumuló, en pocos días, 4 interpelaciones contra 4 ministros: Víctor Torres Falcón del Interior, Leslie Urteaga de Cultura, Raúl Pérez Reyes de Transporte y Rómulo Mucho de Energía y Minas, el más reciente de la lista. Los dos primeros ya comparecieron en el pleno. Los motivos y las bancadas de origen de las mociones son muy diversos (desde la más consensual preocupación por la débil proyección de liderazgo antiseguridad del general Torres hasta el escándalo de izquierda ante la invocación ‘Tía María va’ en boca de Mucho); pero sirven para aparentar que no hay una armonía total entre Palacio de Gobierno y Congreso, sino una perenne negociación con ocasionales fricciones.
En uno de los cortos y medidos careos con la prensa de Dina Boluarte al término de sus apariciones públicos, respondió una pregunta sobre la interpelación a Torres Falcón. Lo defendió de este modo: “No es pico de oro ni habla bonito pero está haciendo un buen trabajo”, dijo. Vaya respaldo –más doloroso que el pliego interpelatorio- a un ministro que debiera comunicar, no con la retórica de los picos de oro (por lo demás, escasa en el gabinete), sino con su presencia y sus actos, que nos garantiza su capacidad de liderazgo en la lucha contra la inseguridad. Fricción, esta sí, la que debiera venir cuando el gobierno, oyendo las presiones de los gremios empresariales y de muchos sectores de la sociedad civil, observe la agenda pro minera ilegal del Congreso, que el miércoles pasado derogó un decreto legislativo que facilitaba intervenir a la minería ilegal asociada al crimen organizado. Casi todas las bancadas están penetradas por ella.