Fernando Vivas

1.Descarga constitucional

El lunes conocimos varias sentencias del TC con filo político. Hubo una que toca al juicio estelar de la política, el Caso Cocteles que involucra a Keiko Fujimori. El TC , contra el fiscal José Domingo Pérez, que lo investigaba por obstruir sus propias pesquisas (o sea, era juez y parte).

Se anula todo lo actuado por Pérez contra Oré. Esto no tendrá efecto sobre el núcleo de las acusaciones contra Keiko Fujimori, salvo en el caso de obstrucción de la justicia (uno de las varios cargos que se le hacen); pero podría permitirle a su abogada Giuliana Loza una victoria personalísima contra Pérez, pues su caso es similar al de Oré. Cuando se lo pregunté a Luz Pacheco, vice presidenta del TC, me dijo: “Misma razón, mismo derecho”. Loza ha presentado un recurso similar al de Oré ante la misma sala que ve el Caso Cocteles.

El Tribunal también limitó las facultades sancionadoras de la Contraloría al control del gasto del presupuesto y denegó una demanda de la Defensoría del Pueblo (planteada por la gestión de la ex defensora Eliana Revollar) contra una de las leyes llamadas de ‘contrarreforma universitaria’. Y negó el pedido de un ciudadano que buscaba anular todos los peajes de Rutas de Lima.

Quedan por resolver casos de trascendencia política, como una demanda competencial que busca precisar los límites de las investigaciones a los presidentes. Luz Pacheco me dijo, cuando hablamos del caso Oré, que el TC está sentando jurisprudencia para pedir a los jueces resoluciones cualificadas –es decir, especialmente motivadas y con consideraciones de objetividad entre otros principios- ante pedidos de los fiscales que involucren el cuidado de secretos profesionales en los allanamientos. He ahí una de las vías –'resoluciones cualificadas’- por la que podrían responder la demanda a la que está atenta la defensa de Dina Boluarte.

2. La mesa que habla

A diferencia de la gestión de Alejandro Soto, en la que no hubo ni una sola entrevista de este a los medios que lo criticaban, y cuyo hermetismo fue parcialmente contagiado a sus colegas de mesa; la gestión de Eduardo Salhuana ha dado un giro comunicativo (Patricia Juárez y Alejandro Cavero cumplen con ese perfil, más no Waldemar Cerrón, que rara vez se expone en los Pasos Perdidos).

Unos días atrás, la mesa salió a explicar el compromiso sobre la pensión vitalicia a Fujimori (quien solo ha ganado tiempo, pues hay una ronda de consultas legales que todo indica le será desfavorable).

El martes, Salhuana convocó a una conferencia de prensa para exponer sus vínculos con la minería que él llama informal, tanto como abogado antes de estar en el Congreso y como promotor de leyes específicas cuando llegó a él. El beneficio que la minería ilegal con brazos criminales haya encontrado en esa legislación, seguirá siendo un tema de discusión.

El miércoles lo entrevisté en RPP y anunció que los plenos de los jueves serán presenciales, evitando la dilucidación de temas cruciales con ligereza virtual. Pero la virtualidad o semipresencialidad se mantendrá en otras instancias y, eventualmente, en otros plenos extraordinarios.

La discusión para la conformación de las comisiones fue silenciosa, como suelen ser esos repartos y los cálculos de cada bancada respecto de qué tema podría ser un trampolín de sus variopintos intereses y a cuál de sus no muy cualificados integrantes colocar al mando. La bulla quedará para la próxima tanda legislativa y para las nuevas poses opositoras de algunas bancadas que irán por la cabeza de algunos ministros y por frustrar (o arrancar) leyes al Ejecutivo. Y, claro, la bulla se acrecentará cuando lleguen más iniciativas que incidan negativamente sobre la lucha contra el crimen y arqueen las cejas no solo de otros poderes locales, sino de organismos multilaterales ante los que también habrá poses beligerantes.

3. Juguemos a la ronda

El jueves Palacio de Gobierno confirmó que ese mismo día se iniciaba una ronda de diálogos con partidos y bancadas; tal como había adelantado Salhuana. A diferencia de las rondas en tiempos de Alberto Otárola en la PCM, que captaba el protagonismo; ahora lo pretende tener Dina. Salhuana me dijo que, acabada la ronda, quería buscar una reunión de la mesa directiva con la presidenta.

En los últimos tiempos, las rondas tienen poca incidencia sobre las agendas de los dialogantes. Son reuniones colectivas, en ambos lados, con mucho protocolo y foto para difundir.

Imaginen qué podría resultar de una reunión con la dirigencia de Podemos que tiene una bancada donde se codean todos los extremos del Congreso. El anunció apurado motivó histriónicas disidencias, confusiones y tensiones entre dirigentes de partidos (los convocados) y sus bancadas (convocables a discreción). A la ronda se sumó el gato ronrón.

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