En política siempre hay imprevistos, dice muy serio. Domingo García Belaúnde cree que las cosas deben analizarse con serenidad y sin gritar. “Creo que los odios y los miedos están generando más caos en nuestro país”, recalca. Pide al Tribunal Constitucional hacer respetar la legalidad.
—¿Cuál es su lectura de todo lo que está ocurriendo en el país? Este juego de tronos, donde una fiscal investiga y acusa a la fiscal de la Nación de ser parte de una organización criminal y ella, a su vez, denuncia a la presidenta Boluarte y a varios ministros de homicidio...
Es muy difícil decir lo que está sucediendo. Yo veo errores en todas las partes. Creo que la fiscal Marita Barreto no debió investigar secretamente, bajo la cuerda, a su jefa que es la fiscal de la Nación. Debió encargárselo a un fiscal supremo, justamente porque ella es su superior. Por otro lado, la fiscal no debió sacarla, menos en la madrugada. Eso está clarísimo. Y tampoco debió denunciar a la presidenta y sus ministros, porque además esa denuncia está muy mal hecha. ¿Por qué se mete a hacer una acusación que no tiene ni pies ni cabeza? ¿El presidente y sus ministros son responsables de todas las muertes durante el proceso de vacancia? La fiscal de la Nación tampoco pudo hacer una denuncia tan rápida contra la presidenta y sus ministros, que además está muy mal hecha. A un presidente no se le puede acusar durante su período, sino solamente por los delitos contemplados en el artículo 117 de la Constitución.
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—¿Para usted esta acusación no tiene ni pies ni cabeza?
Ni pies ni cabeza contra el presidente. Contra los ministros sí puede pasar. ¿Pero todos los ministros son responsables de los muertos que hubo en los sucesos de diciembre y enero? No lo sé.
—¿No se le puede denunciar a un presidente por muertes, asesinatos, por supuestas violaciones de derechos humanos?
La Constitución blinda al presidente y el artículo 117 es clarísimo. Durante su período, al presidente solo se le puede acusar por impedir elecciones presidenciales o regionales o departamentales, por disolver el Congreso, por impedir que el órgano electoral funcione. Para acusar a un presidente solamente hay cinco o seis posibilidades, no hay más.
—Lo cual no impide que se pueda investigar...
Lo que estaba haciendo Benavides –a través del equipo especial que lideraba Barreto– con el expresidente Pedro Castillo era investigarlo y esa investigación lo llevó contra las cuerdas y provocó el golpe de Estado. Lo de Castillo se cayó solo porque se asustó y no la vio. Atemorizado, actuó mal y ni siquiera se preparó. Falló.
—La fiscal Benavides podría decirle: “Yo he cumplido con mi conciencia”, y al final el Congreso decide...
El problema es que es la segunda vez. Acusó al presidente Castillo por delitos que no están expresados en la Constitución, es decir, está haciendo disparos en el aire. Me explico: si la Constitución dice que al presidente se le acusa por cinco delitos, está bien investigar. Pero no puedes acusar por delitos que no puede, que no proceden, aunque sí pueden ser investigados. O sea, distingamos entre acusación e investigación. Pedro Castillo se asustó, eso es otra cosa. La Constitución prevé un blindaje al presidente y, cuando esos delitos son graves y no están entre los permitidos, se recurre a la vacancia. Más extremo: un presidente de la República sale a la calle con una ametralladora y mata a 100. No se le puede acusar...
—¡Pero se le puede vacar!
Exacto. Se le vaca y al día siguiente se le puede tomar preso. Eso pasó con PPK. Renunció y al día siguiente tenía a la fiscalía en su casa.
—Usted dice que Castillo se precipitó y dio el golpe. ¿Patricia Benavides se precipita, por el temor de la denuncia de Barreto, y denuncia a Boluarte?
Ella había pedido días antes una prolongación, una prórroga, de ocho meses para seguir investigando. ¿A los días acusa? Eso se nota forzado, una reacción de última hora. En el caso de la fiscal Barreto, lo que me parece muy mal es que haya actuado a espaldas de la fiscal.
—Pero si un fiscal sospecha de que el jefe se está portando mal y está haciendo negociaciones, ¿por qué lo alertaría?
Primero, los indicios tienen que ser comprobados, o sea, esos son documentos que tienen que pasar el filtro de la prueba, con autorización de un juez, además. Pueden ser inventados, falsificados. Tienen que pasar por un perito, porque son indicios de que seguramente hay un delito por conocer. Para usar un chat yo necesito la certeza de origen y un juez debe autorizar, de lo contrario es chuponeo. Hay varios claroscuros en toda esta historia. Lo que se ha dicho de la fiscal Benavides se tiene que investigar y explicar bien si con Jaime Villanueva ha existido un abuso. Tendrán que responder por qué hasta se le ha mandado detener.
—¿Y qué presume usted? ¿Qué está ocurriendo en el Ministerio Público?
Es un pleito de poderes. Pero esta telenovela ya la hemos vivido antes con el fiscal Chávarry, a quien lo sacaron por un linchamiento mediático. En el caso de la fiscal Benavides también la han acusado a la mala, pero ella encaró mal sacando a Barreto y denunciando a Boluarte. Ella también ha provocado el show. Yo hubiera preferido presentarme como víctima que como agresor.
—¿Todo esto la descalifica para seguir siendo fiscal de la Nación?
La descalifica para ser fiscal de la Nación, que es un cargo importante. Además, el fiscal debe ser transparente, prístino, intocable; que salga y que siga siendo fiscal supremo.
—Hablando de fiscales supremos, ¿por qué Pablo Sanchez, frente a la noticia criminal, no ha investigado de oficio a Benavides?
El Código Procesal consagra ahora al fiscal como el persecutor del delito. Pablo Sánchez quiere ser fiscal de la Nación y se esconde. Pide renuncia a Benavides, pero no la investiga, qué raro, ¿no?
—¿Ahora, constitucionalmente, quién defiende al pueblo de estos juegos de tronos?
No hay manera de hacerlo. La única manera son los controles que se pueden hacer de carácter político, de carácter plebiscitario, de referéndum y nada más. Ya me dijo un amigo mío: en el Perú los chanchos vuelan. La verdad es que no creo que pase algo. Sí queda claro que debemos oxigenarnos y que venga nueva gente a la política. A la larga, estamos sometidos al poder del Congreso. No sé si es el primer poder, quizá sí el más relevante o con más fuerza. Pero sí decide destinos. Le voy a contar una anécdota de Gerald Ford, un presidente de lujo, dicho sea de paso. Para hacer un ‘impeachment’ a una persona primero tienes que estar convencido de que esta persona ha actuado mal, y segundo, debes tener los votos para demostrarlo. No hace falta más.
—¿Qué reina entonces? ¿La dictadura de los votos?
No, los votos están basados en un criterio de responsabilidad que la gente le entrega el Parlamento. Como máximo representante del pueblo, el Congreso en su conjunto representa más al país que Dina Boluarte, ¿correcto? Y eso es suficiente, eso es la democracia.
—El pueblo le da poder a los congresistas, pero no para que blinden a los corruptos. Mire usted lo que pasó, decidieron no censurar al exministro Silva y ahora está prófugo por la fuerza de los votos...
Es igual en Italia: se protegió a los corruptos en los años 70 y 80, y era la mafia. La democracia tiene que cuidarse a sí misma y la vacancia por incapacidad moral existe desde 1839, por si acaso. Pensemos en la famosa frase de Churchill: “La democracia es el peor sistema que existe con excepción de todos los demás”. Si no funciona la democracia no es porque sea mala, sino que nuestra gente no funciona, que es distinto. Y mi pregunta es: ¿hay otro sistema mejor? No existe, pero ya hay maneras de que ese Congreso funcione mejor. Por ejemplo, el proyecto de la bicameralidad; regresar a la reelección, porque prohibirla ha generado un gran daño. Entraron al Congreso novatos que no saben nada.
—¿La informalidad está reinando en la política peruana?
Hace rato. Mira el caso de un partido tradicional como Acción Popular que está despedazado. Heroico, democrático, Belaunde nunca agarró un real ajeno y mira cómo está deshecho el partido.
—¿Dónde radica la esperanza?
En primer lugar, en que se permita la reelección, en los ajustes en la ley electoral, y en los medios, que deben informar y educar en lugar confundir. Creo que el 2026 será todo mejor.
—¿Deberían irse todos?
Para que se vayan todos tenemos que hacer un cambio electoral y todo un proceso. Como estamos, nos vamos a demorar un año y medio. Entre eso y esperar, esperar mejor al 2026. A mí la Junta Nacional de Justicia no me gusta, pero se va en un año. Mejor esperamos que se vayan.
—¿Y mientras tanto qué? La junta sí tiene poder efectivo...
Bueno, eso sí es verdad…
—¿Cómo logrará resistir Benavides? ¿O su camino es la salida? Mire la acción de la fiscal Barreto, ha interpuesto demanda de amparo...
Eso me parece mal. Acá hay una especie de amparismo desenfrenado en el cual con un amparo pararon la Sunedu, la reforma constitucional, la elección del defensor del Pueblo, la elección de los miembros del TC. El amparo se ha desfigurado totalmente, de tal manera que amerita una reforma de la ley de amparo del proceso constitucional para que se establezcan límites. No puede ser que un juez se meta a parar al Congreso en sus atribuciones, no tiene lógica.
—Después de escucharlo no sé qué pensar...
En el Perú vivimos en un caos. Un caos que nos paraliza y que lo lleva un gobierno que tiene una parálisis económica, que tiene una parálisis de liderazgo y por eso nadie hace reformas.
—¿Quién podrá salvarnos?
No veo a nadie todavía.
“El Caso Fujimori despierta odios y miedos muy profundos”
—La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que Fujimori no puede ni debe tener un indulto, justamente por los casos que tienen que ver con violaciones de derechos humanos. El doctor Nakazaki, en todos los tonos, ha dicho que Fujimori nunca fue juzgado por delitos de lesa humanidad...
Es verdad. La sentencia que yo he visto firmada por el juez San Martín no dice lesa humanidad. Es un hito inventado por los antis y muchos repiten eso. Fujimori tiene delitos sí, pero no por lesa humanidad.
—¿Y por qué el Estado Peruano entonces no le aclara a la Corte IDH?
Porque es cobarde. Todos son cobardes. En el Perú le tienen miedo a la corte. Yo me zurro en la corte. Además, siempre he dicho que en América Latina en los últimos 15 años ha habido seis países que han desobedecido 15 mandatos de la Corte IDH. No pasa nada. Y estoy pensando seriamente en que deberíamos apartarnos de la competencia contenciosa, nada más. Porque la corte está muy mediocre, tiene personal mediocre e ignorante. Cuando vienen a Lima se la pasan muy bien comiendo en Maido, ¿qué es esto?
—El juez Fernández ha declarado improcedente la ejecución de sentencia del TC y Alberto Fujimori va a seguir en prisión. Creo que todos tenemos derecho a entender, te guste o no Fujimori, qué es lo que va a pasar en este caso. La doctora Pacheco, vicepresidenta del TC, me dijo una vez que si es que el juez resuelve no hacer caso a la resolución del tribunal, los familiares pueden presentar una especie de queja y todo regresaba al TC. ¿Qué sucederá al final?
Es un poco difícil, pero, claro, va a regresar. El juez no tenía talla. Era pedirle demasiado, honestamente. Va a regresar indebidamente, porque le debió ordenar la libertad.
—Entonces, ¿cuál es el verdadero poder del Tribunal Constitucional?
Lo tienen en lo teórico y jurídico. Ahora, en la práctica no lo sé. El Caso Fujimori despierta odios y miedos muy profundos. Miedo en el Tribunal Constitucional, miedo en los jueces.
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