Lo tuitea Susel Paredes, lo usa “La República” en titular de portada, lo dicen -con asco- los disidentes de Perú Libre (PL) que no están de acuerdo conque Waldemar Cerrón participe en una lista a la mesa directiva junto al fujimorista Hernando Guerra García: se ha establecido una alianza aberrante entre la derecha y la izquierda populares.
Hace unas semanas, este detector advirtió lo mismo cuando oyó y leyó que se preparaba una ‘alianza contranatura’. Fue una narrativa pasajera que ha sido reemplazada por una de mayor pegada: ‘el fujicerronismo nació’. Lo curioso de ambas narrativas es que si bien son alentadas por las izquierdas que tienen su propia alternativa para la mesa directiva; han encontrado el respaldo involuntario de la derecha.
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En efecto, varias voces derechistas suenan tan o más escandalizadas ante la aventura de Waldemar que los disidentes de PL, y ayudaron a descreditar la lista antes de que naciera. Histriónico escándalo, pues, en verdad, la cohabitación en la mesa directiva no es un asunto programático donde se trajinen las ideologías; sino un acuerdo para el reparto de parcelas de poder administrativo.
En verdad, el ‘fujicerronismo’ es un concepto forzado que no existe como alianza con programa común, menos como movimiento; pero sí como eficaz narrativa que puede estigmatizar a Fuerza Popular y Perú Libre, juntas o pro separado, en beneficio de otros partidos y bancadas. El ‘fujimontesinismo’ fue un concepto que buscó darle catadura de movimiento a un pacto oscuro; el ‘fujiaprismo’ hizo lo mismo con dos partidos que coincidieron en varios puntos a pesar de enfrentarse en el pasado. Los promotores de ese concepto son similares a los que ahora agitan ‘el fujicerronismo’ con la ayuda de la derecha. En materia de narrativas, nadie sabe para quien trabaja.