“El fujimorismo y el aprismo quieren acorralar al Gobierno”
“El fujimorismo y el aprismo quieren acorralar al Gobierno”
Miguel Neyra

inició el último viernes el proceso de recolección de firmas para el partido Nuevo Perú, con el que buscará equiparar el peso que tiene Tierra y Libertad en el Frente Amplio. La ex candidata presidencial, que no descarta una alianza con Gregorio Santos, cree que el fujimorismo intenta acorralar al Gobierno.

— ¿De qué se trata este nuevo movimiento político?
Hemos venido al sur del Perú, al Cusco, para convocar a todos los ciudadanos y organizaciones sociales a que sean parte del movimiento Nuevo Perú, que busca un cambio profundo en nuestro país, que busca impulsar la constitución de un Estado fuerte y moderno, al servicio de la gente. Aquello que se propuso en la campaña electoral: que la salud y educación sean tratados como derecho y no como negocios.

—¿Este movimiento no afecta la convivencia en el Frente Amplio (FA)?
En absoluto. El Frente Amplio, como bien lo dice su nombre, es un frente en el cual nos hemos encontrado distintas organizaciones sociales. Nuevo Perú busca abrir y democratizar el frente. Vamos a seguir en el frente, la bancada va a seguir unida. Esperamos que en el 2018 y 2021 sigamos participando en las elecciones como bloque y con las distintas agrupaciones que puedan sumarse. Todos en el Frente Amplio nos hemos ratificado en la necesidad de seguir trabajando juntos y así será.

— ¿A la fecha recibe parte del diezmo que otorgan los congresistas al FA?  ¿A cuánto asciende el aporte?
Aún no se ha dado. Los congresistas han expresado su voluntad de colaborar para sostener el movimiento. Lo haremos en su momento de manera ordenada, transparente y sistemática. Todavía no se está implementando, pero lo vamos a hacer.

— ¿Hay alguna posibilidad de alianza con Gregorio Santos para las próximas elecciones?
Todavía no ha habido oportunidad de conversar, pero en general estamos abiertos al diálogo con todos aquellos que quieran, como nosotros, un Estado eficiente, lucha frontal contra la corrupción y garantía plena de derechos.

— Usted ha dicho que su bancada no va a permitir que se censure al ministro de Educación, Jaime Saavedra. ¿Por qué no fue así de contundente al momento de votar por la interpelación en el pleno?
Una cosa es que se debata sobre la política educativa, que planteen críticas o dudas sobre la gestión del sector Educación, y otra distinta es pretender traerse abajo una reforma universitaria, que para nosotros es aún insuficiente, pero que ha sido un paso importante. No podemos permitir que se tumbe esta reforma, como quieren hacerlo el aprismo y el fujimorismo por intereses muy concretos que son sus negocios particulares. No queremos retroceder a la lógica de mafias y de grandes negociados en la educación universitaria pública y privada.

— ¿Cómo se impediría una eventual  censura con la mayoría que tiene el fujimorismo en el Congreso?
Con el debate transparente, de cara a la calle. Creo que es importante que todos los que podemos alcemos la voz: estudiantes, docentes, toda la comunidad universitaria. Si hay críticas que hacer [al ministro Jaime Saavedra], hay que hacerlas para avanzar y no para retroceder.

— La semana pasada, el presidente Kuczynski no descartó recurrir al recurso de cuestión de confianza en respaldo al ministro Jaime Saavedra...
No le creo nada porque hasta el momento se ha mostrado excesivamente condescendiente con el fujimorismo. Le ha cedido cantidad de instituciones: el fujimorismo, después del BCR y la Sunat, iba a ir por la Sunedu, como luego va a querer ir por el Concytec. Esperemos que en esta oportunidad sí sepa defender una reforma universitaria perfectible.

— ¿Vale la pena poner en riesgo todo un Gabinete por un ministro a solo cuatro meses de gestión?
Lo que hay que entender es que no solo está en juego la reforma universitaria. Está clarísimo que el fujimorismo y el aprismo quieren acorralar al Gobierno y están dispuestos a llevarlo al borde del abismo. Es momento de poner freno a estas pretensiones y, digamos, hay cosas con las que no se pueden jugar.

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