—¿Que pasará con Venezuela? Han pasado 24 días y, si bien las protestas continúan, Nicolás Maduro sigue aferrándose al poder. El organismo electoral acaba de proclamarlo presidente sin que muestre las actas electorales y varios países ya dijeron que no reconocen este supuesto triunfo. ¿Dónde está la solución?
No creo que veamos ningún cambio sustancial en las próximas semanas. Está claro que Nicolás Maduro y la cúpula político-militar que lo sostiene han decidido pasar de la opinión internacional, incluso de regímenes amigos, y entornillarse en el poder esperando que el tiempo juegue a su favor y que la presión vaya diluyéndose.
—¿Me está diciendo que Venezuela seguirá condenada a la tiranía chavista?
No. Lo que no se vislumbra ahora es una salida democrática a corto plazo, pero no creo que la presión internacional vaya a bajar y tampoco aquella de la inmensa mayoría de los venezolanos que votaron por Edmundo González Urrutia. Creo que en ambos casos se tiene bien aprendida la lección del pasado como para no repetir los errores maximalistas del pasado. No se cuánto tiempo querrá o podrá resistir Maduro en su gueto.
—Para muchos, María Corina Machado es la mujer del 2024. ¿Cuál es su opinión de esta política que ha puesto en jaque al chavismo?
Sin duda alguna lo es, por su valor al enfrentarse a un gobierno que ha utilizado cuanto medio pudo para anularla y por su liderazgo que ha logrado, por primera vez en todos estos años, unificar a toda la oposición.
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—¿Por qué ahora sí será diferente? Antes vimos a Capriles o Guaidó en la oposición, resistiendo, y mire lo qué pasó. Ambos lejos de Venezuela, en el exilio político.
María Corina tiene más fuerza porque tiene más apoyo popular. La inmensa mayoría de los venezolanos, prácticamente dos de tres, han votado por su candidato. No la veo exiliada.
—¿Y qué pasa con la izquierda latina que es incapaz de reconocer tiranías? Estoy pensando en López Obrador, Petro y Lula. Un bloque que incluso insinuó repetir elecciones. ¿Cómo explicamos tanta protección a Maduro?
En este tema debemos matizar un poco. Boric, que es de izquierda, ha sido contundente en sus declaraciones. En el caso de Lula y también de Petro, primero exigieron que se hagan públicas las actas y luego han querido mediar para una transición pacífica, lo que implicaba que ambos tampoco creían en los resultados ofrecidos por el ente electoral venezolano. En ese afán mediador se les ocurrió una fórmula que conllevaba un gobierno de transición y nuevas elecciones con observancia internacional. Se me hace como una suerte de recurso diplomático, una fórmula que se explora para acercar a las partes. La prueba de su carácter neutral es que ambas partes la rechazaron.
—¿Actuó bien la cancillería peruana reconociendo a Edmundo González como presidente electo?
Yo creo que Edmundo González ganó limpia y holgadamente las elecciones, y que eso debe ser reconocido. Es la fórmula utilizada por los Estados Unidos y países de la Unión Europea. Hay que evitar caer en los errores del pasado cuando se reconoció a Guaidó como presidente.
—¿El Gobierno Peruano hace bien enviando a la congeladora las relaciones con Venezuela y México, aunque esta última por otros motivos?
En lo personal, soy enemigo de supeditar las relaciones diplomáticas a criterios ideológicos. Son gestos sin ganadores y suelen tener como perdedores a las sociedades de los gobiernos confrontados.
—Pero mire a la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, no ha invitado a Dina Boluarte a su juramentación. ¿Cuál es el verdadero mensaje?
Que hasta ese momento la política exterior mexicana es la fijada por Andrés Manuel López Obrador.
—¿Cómo ve la campaña electoral por la presidencia de EE.UU.? ¿Trump podrá ganar a Kamala Harris? ¿O el apoyo de Barack y Michelle Obama le señalan la derrota?
Aunque era un tanto escéptico sobre Kamala Harris, dado su desempeño como vicepresidenta, al inicio bastante controversial y hasta pareció opaco, me he quedado sorprendido con la fuerza con la que ha irrumpido en la campaña. Ha sorprendido al propio Trump con el paso cambiado y sigue sin saber aún cómo reaccionar. Tiene que diseñar toda una nueva estrategia frente a una candidata que está en las antípodas de su anterior rival, a quien evidentemente consideraba fácil de derrotar. Trump ya no se enfrenta a un anciano que se confunde y pareciera faltarle vigor; se enfrenta a una mujer casi 20 años menor que él mismo, a quien sobra ‘stamina’ (‘aguante’, en inglés). La Convención Demócrata que acaba de terminar ha sido un despliegue de optimismo y unidad partidaria que trasmite bien a la sociedad. Y es posible que tenga razón la precandidata republicana y exembajadora de Trump en las Naciones Unidas, Nikki Haley, cuando decía que el partido que jubilara primero a su anciano líder ganaría las elecciones. Creo, por último, que Harris escogió mejor a su compañero de fórmula, un profesor de colegio, actual gobernador de Minnesota, que la complementa bien (ella de la moderna y mundana California, y él del medio oeste del país, más en sintonía con los problemas de desempleo y clases medias empobrecidas) y que ha tenido el acierto de calificar a Trump de una manera que se hizo viral, de “raro”. Mientras que Vance, el compañero de fórmula de Trump, fue elegido con la seguridad de que derrotaban a Biden y tendría a alguien que continuaría con su prédica MAGA [hagan América grande otra vez, por sus siglas en inglés], un candidato no para ganar, sino para continuar.
—Volviendo al Perú, Dina Boluarte acaba de ser denunciada ante la Corte Penal Internacional por las muertes durante las protestas cuando asumió mandato. ¿Su único camino es la cárcel?
No lo creo. En primer lugar, la ha denunciado un grupo de ciudadanos y solo pueden denunciar en la CPI otro Estado, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o el propio fiscal de la corte. ¿Por qué este no lo ha hecho? ¿Por qué no sabe qué ha pasado en el Perú? Quizá lo sabe, pero espera, como exige el estatuto, que se agote la instancia nacional y deben haberle informado que en la justicia peruana la unidad de tiempo es el lustro.
—Toledo y Castillo piden libertad, y Fujimori quiere volver a gobernar. PPK ya firmó por el partido de Fiorella Molinelli y se sigue investigando la muerte de Alan García después de las declaraciones de Jaime Villanueva. Cuando analiza a los expresidentes metidos en procesos judiciales, ¿qué piensa? ¿Qué pasó con la institución presidencial?
Yo creo que hay que distinguir. Toledo tiene una acusación muy grave y bien sustentada por la colaboración eficaz de su amigo y testaferro Joseph Maiman, además de una conducta reiterada de no presentarse a los tribunales y que tomó años de esfuerzo extraditarlo. Y Castillo ni bien terminó su esperpéntico discurso, versión chapucera del “disolver, disolver” de Alberto Fujimori el 5 de abril de 1992, y al darse cuenta de no tener apoyos, se encaminó a la Embajada de México para huir a ese país. A PPK le dieron prisión preventiva y le inventaron una organización criminal con su secretaria y su chofer, cosa ridícula si las hay. Y aún hoy, más de cinco años después, sigue sin ser acusado formalmente. Con Alan García intentan que no se archive su proceso, vía el deslacrado de sus celulares, pese a lo clara que es la ley que con la muerte del investigado cesa la acción fiscal. En todo caso, se han cargado la institución presidencial. Cualquiera que este allí se sentirá en casa de jabonero, en cargo precario, a merced de parlamentarios ramplones o de fiscales ignorantes y mala leche.
—Los fiscales Vela y Pérez hoy están en su propio laberinto. ¿Les espera la cárcel después de tanta denuncia?
No soy juez para juzgarlos y menos determinar una pena. Sí soy un ciudadano que observa la conducta de fiscales y jueces, y no puedo menos que escandalizarme de la forma ligera para tratar la libertad y el honor de las personas. Me llama poderosamente la atención que instancias superiores corrijan hasta 12 veces un dictamen fiscal. Leyendo las “Memorias de un juez”, de mi padre, se me quedó grabado cómo, humildemente, reconocía el esmero que ponía en la instrucción (en ese tiempo la instrucción la hacían los jueces) y la inmensa satisfacción que tenía cuando la corte confirmaba en su extremos su fallo.
“Las elecciones del 2026 serán más complejas y el resultado más grave”
— ¿Qué podemos esperar de APEC?
Es un foro muy especial. Por lo pronto, es el único foro que conozco al que asisten todos los líderes. Solo en dos oportunidades ha fallado un líder, una fue el presidente de EE.UU., porque el Congreso no les autorizó un nuevo techo de endeudamiento y la administración debió cerrar. El otro fue Alan García, quien en el primer año de su segundo gobierno no pudo ir. Pero no recuerdo de otros casos. Participación plena, siempre. Dado el nivel de participación, las economías allí representadas, las mayores del mundo con excepción de Europa y el formato del encuentro, jefes de Gobierno o de Estado reunidos solos, sin ministros ni asesores y la participación activa del sector empresarial, creo que se ofrece una oportunidad para que el Perú muestre la imagen de un país dispuesto a recuperar la senda de crecimiento que tuvo durante los primeros quince años de este siglo y que nuestra política de generar inversión productiva con responsabilidad social sigue siendo un objetivo nacional.
— ¿Cómo ve las perspectivas comerciales con China?
Creo que han tenido una importante dinámica de crecimiento. Si a principios de este siglo China era nuestro tercer socio comercial, después de EE.UU. y la UE, ahora es el primero. Han crecido sus inversiones y ese camino no creo que vaya a cambiar.
— ¿Este es un quinquenio perdido? ¿Cómo nos vamos a recuperar de la era Castillo-Boluarte?
No sé si todo el quinquenio, pero entre la pandemia, los gobiernos desastrosos de Vizcarra y de Castillo se nos han ido un quinquenio. Pareciera que empezamos a recuperar algo de crecimiento, pero mientras no tengamos 5% o un 6% anual de crecimiento durante un largo período no podremos reducir la pobreza seriamente. En el quinquenio 2006-2011, durante el gobierno de Alan García, la pobreza se redujo 20 puntos, de 48% al 28% y luego siguió bajando, aunque más lentamente, hasta 19% antes de la pandemia. Hoy estamos al nivel del 2011.
— ¿Cómo avizora las próximas elecciones con tanto partido inscrito?
Las elecciones del 2026 serán muy complejas y, como van las cosas, el resultado será más grave, porque podrán entrar a la segunda vuelta partidos con un poco más del 10% y cualquiera que fuera el resultado de la segunda vuelta, el que salga elegido tendrá una minoría escasa y la gobernabilidad se hará mas compleja. Gobiernos débiles con institucionalidad débil no es un escenario para imaginarnos creciendo y desarrollándonos.
— ¿Se debería anular la reforma política que hizo Vizcarra?
Fue una de las más descaradas muestras de demagogia que hemos asistido. Sin sustento técnico profundo, apelando a vagos sentimientos populares, pensando a quién favorecer y a quién perjudicar.
— ¿Este es el Parlamento más corrupto y descarado que hemos tenido?
Descarado, sin lugar a dudas. Corrupto, compite seriamente.