Carlos Cabanillas

El Foro Madrid nació como una iniciativa española para toda Iberoamérica. La agenda es clara y el ideario abarca desde el liberalismo hasta el conservadurismo, lo que comúnmente se conoce como “la derecha”. No siempre fue así, claro. El precandidato Fernán Altuve –uno de los ponentes nacionales más ovacionados– explicó en el entremés que en el siglo XIX el liberalismo era la izquierda y el cacerismo era la derecha (a ver si alguien le avisa a Antauro Humala). Así, entre broma y broma, el ambiente amical propició ‘boutades’ y radicalismos en son de joda. Y es que como suele suceder cuando un grupo ideológico se reúne, la dinámica genera radicalismos en busca del aplauso del público cautivo. Eso lo comprendieron los congresistas peruanos, que compitieron a gritos por ver quién soltaba el discurso más provocador. Así se fue colando la agenda anti-LGTB, la crítica a la ideología de género y demás puntos que separaron a los viejos tercos de los jóvenes turcos en el auditorio. Inevitable.