Unidad de Investigación
La explotación sexual es el principal negocio ilícito que la organización criminal transnacional Tren de Aragua ha desarrollado en el Perú. Lo ha hecho a través de un sistema que comienza en Venezuela y, en muchos casos, termina en el mismo país. O al menos así era hasta hace unas semanas, antes de que su máximo cabecilla, Héctor Guerrero ‘Niño Guerrero’, se fugara de Tocorón, la cárcel de Venezuela donde se originó la red delictiva.
El fiscal superior Jorge Chávez Cotrina, coordinador de las fiscalías contra la criminalidad organizada, reveló a El Comercio que las suborganizaciones del Tren de Aragua que operan en el Perú –como Los Gallegos, Hijos de Dios, Cota 905 o Dinastía Alayón– envían S/4,5 millones al mes al ‘Niño Guerrero’. Esta información ha sido cruzada con la de la Policía Nacional del Perú (PNP).
Chávez Cotrina señaló que el cálculo del dinero obtenido por el Tren de Aragua será más preciso tras revisarse las cuentas bancarias identificadas en las indagaciones. “Cuando se levanten los secretos bancarios de los miembros de esta organización [ya detenidos], porque obviamente ellos hacen transferencias, se va a poder determinar fehacientemente cuánto dinero han estado transfiriendo al extranjero. Ahora estamos hablando de montos aproximados, pero estamos seguros [de] que son montos mayores”.
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Jerarquías y abusos
Chávez Cotrina recalcó que el Tren de Aragua es una organización jerárquica. En el Perú, sus suborganizaciones controlan ‘plazas’ (zonas específicas) en las ciudades.
Según las fuentes fiscales y policiales consultadas, todas las mujeres explotadas sexualmente en nuestro país son de Venezuela y, en menor medida, de Colombia. Muchas venezolanas, incluidas menores de edad, fueron captadas con engaños. Les dicen que van a trabajar en discotecas o restaurantes, pero luego las obligan a ejercer la prostitución. Si no quieren hacerlo, las violentan sexualmente, por lo que terminan haciéndolo.
Un segundo grupo de la red se encarga de trasladarlas de Venezuela al Perú, para lo cual luego deben pagar un monto (‘multa’). Se estima que puede llegar a S/20 mil. Una vez que están en nuestro país, un tercer escalón de la cadena criminal las ubica en casas de acogida. A ellas les quitan sus pasaportes para que no se escapen.
Otra línea delictiva del Tren de Aragua en el Perú es la extorsión por los préstamos gota a gota.
Este negocio ilegal era controlado por colombianos, pero el Tren de Aragua los desplazó, indicó el fiscal superior Jorge Chávez Cotrina. "Los de esta organización [Tren de Aragua] han llegado y los han desplazado a los colombianos, y los colombianos que todavía quedan son extorsionados; es decir, extorsionan a los extorsionadores".
La tercera línea, señaló el fiscal, es la extorsión a empresarios. "Les piden cupos, los secuestran a cambio de un monto de dinero, pero igual los matan".
La situación en cada ‘plaza’ es diferente, pero las mujeres (así como las personas trans) explotadas pagan un cupo, que en promedio es de S/700 por semana.
Fuera de la situación en Lince (ver informe de la p. 6), en Lima se han identificado por lo menos ocho ‘plazas’: Pro, Huandoy (Los Olivos), Plaza Norte (Independencia), estación plaza San Martín (San Juan de Lurigancho), alrededores del hospital María Auxiliadora (Villa María del Triunfo), Zepita (Cercado de Lima) y una en Breña y Chosica.
Hay un cobro diferenciado a las mujeres y personas trans. En Zepita, las primeras deben pagar S/200 diarios; y las segundas, S/100.
La policía estima que unas 2.000 mujeres son explotadas sexualmente. Esto sin contar aquellas que son enviadas a zonas donde hay minería ilegal o narcotráfico (como el Vraem).
En la mayoría de casos, los ‘supervisores’, quienes controlan a un grupo de una ‘plaza’, se quedan con el dinero de la prostitución por la ‘multa’ o solo les dan un monto fijo para que subsistan. Como medida de control, usan cuadernos en los que registran la cantidad de servicios.
También hay un sujeto de ‘seguridad’, que observa lo que pasa en una ‘plaza’. Siempre porta una granada para intimidar. Una de estas personas confesó a la PNP que recibía S/500 por semana.
Las mujeres y trans también deben pagan ‘intereses’, por lo que sus deudas crecen y son impagables por las multas que les exigen si llegan tarde o no alcanzan un número de servicios al día.
Testimonio
La declaración de una testigo protegida evidencia lo antes descrito. Muchas mujeres pasan por esta situación.
Ella fue captada por una amiga en Venezuela, quien le prometió prestarle para los pasajes al Perú para que viniera a trabajar. “Yo creí en ella y acepté. Cuando llegué a Lima, me recibió una persona [...] quien me informó que soy una mujer multada por S/15 mil. Es el costo del traslado de Venezuela al Perú. Además, tenía que pagar por concepto de ‘plaza’ S/200, por el derecho de trabajar en cierta zona prostituyéndome. Es allí donde me explican que esos pagos los iba a realizar brindando servicios sexuales”.
La testigo señaló que esa persona le pagó para que se hiciera “las uñas, pestañas, cabello”, y le compró zapatillas, ropa y accesorios de belleza. “En Lima estuvo dos semanas hasta que [me] compraron un pasaje para que fuera a trabajar a Cajamarca”, dijo.
En esa ciudad su situación se complicó por préstamos que pidió y ‘multas’, por lo que la encerraron en un local. “Me tuvieron allí una semana y media sin comer ni bañarme. En ese lugar me continuaban amenazando de muerte y con hacerle daño a mi familia, por responder de mala manera me multaron por S/1.000 más, por lo que mi deuda siempre iba aumentando. Cansada de esta situación, decido escaparme”.
El fiscal César Changa, de la Segunda Fiscalía Supraprovincial contra la Criminalidad Organizada (Equipo 4), señaló a El Comercio que con la migración de venezolanos al Perú se inició la explotación sexual por el Tren de Aragua y sus facciones. “Hemos visto que ellos hicieron un estudio de mercado en nuestro país. Buscaron ciudades urbanas de un alto nivel comercial como Lima, Trujillo, Arequipa, Piura y San Martín. Además, se han asentado sobre todo en zonas donde reina la informalidad, como Ate, Lima Centro, el cono norte, entre otros”.
Dinero y cabezas
La recolección del dinero de la explotación sexual en las ‘plazas’ es el quinto escalón de la cadena delictiva. Hay personas que se encargan de transportar este dinero. Lo hacen a través de falsos repartidores en moto. El dinero después es almacenado en barberías o centros de lavado de carro. De ahí lo reparten entre los cabecillas. Un monto considerable va al ‘Niño Guerrero’.
Respecto al cabecilla máximo de la red, ya tiene un nuevo representante en el Perú: ‘Toro’. “Es el embajador del ‘Niño Guerrero’, en reemplazo de Héctor Prieto ‘Mamut’”, afirmó el coronel PNP Víctor Revoredo, jefe de Homicidios de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri).
Agregó que están en proceso de corroboración de la identidad de ‘Toro’. “Nosotros lo tenemos ya identificado. Físicamente estamos corriendo traslados a través de la antropofísica para corroborar ya su identidad acá y producir el mapeo y su búsqueda, [...] tenemos su fotografía de este siniestro personaje”.