Cuentan que en la madrugada del martes, cuando ya estaba difundida y digerida la noticia de que Bruno Pacheco se había entregado y llevaba días hablando con la fiscalía, Pedro Castillo se quebró emocionalmente. No solo el golpe es devastador para él y para su entorno palaciego; para su poder y su familia; sino para una amistad que extrañaba. Fueron uña y mugre –valga la figura- en sus primeros meses de inocencia perdida.
Bruno ahora está compelido a traicionarlo luego de haber pasado meses bajo una protección que era a la vez una forma de secuestro, agravado por su estado emocional y de salud. Una de las razones de su arresto domiciliario no es sólo su colaboración efectiva en los pocos días de encierro, sino su condición física. Le pregunté a su nuevo abogado César Nakasaki, sobre aquella, y solo me pudo decir que se está programado con la fiscalía un examen médico.
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En realidad, el cambio de Pacheco es profundo. Desde sus primeros escondites, presionaba a su amiga Karelim López –me lo confirmó Nakasaki en ese entonces- para que callara y no siguiera comprometiéndolo. Era evidente que Pacheco mantenía vínculos con el entorno castillista que lo quería protegido y en silencio. Hoy, Pacheco ha fichado a Nakasaki, lo que bien se puede leer de esta manera: dejó de estar prófugo de la justicia y protegido por Palacio; y ha pasado, arresto domiciliario mediante, a ser renegado de Palacio y protegido por la justicia. William Castillo, su ex abogado, abonando a la tesis del secuestro, ha contado en RPP que, en lugar de protectores, tenía ‘captores’ de los que ‘ha escapado’. En su caso, cantar es lo más parecido a una liberación. Pero, en su proceso de colaboración eficaz, tiene que admitir algún delito, que podría ser –me lo dice, tentativamente, su actual abogado- el de pertenencia a una organización criminal. Es tácito que la cabeza de la OC sería Pedro. Una conclusión del ex abogado presidencial Castillo sobre el presidente Castillo: “Tiene una catadura moral espeluznante”.
Cada día un golpe
Cada noticia es más devastadora que la otra. El constatar que Mariano González había formado un cuerpo de élite para apretarlo, no solo fue para Castillo una horrible noticia en sí misma, sino que evidenció que no tiene ni amigos confiables, ni ‘inteligencia’. La DINI resultó un fiasco. Beder Camacho, Henry Shimabukuru y Biberto Castillo, este último aún en el entorno, habían confiado en que González podía ser un ministro manejable. ¿Cómo puede ahora Castillo confiar en el criterio de semejantes despistados? Dejemos a un lado a Alberto Mendieta, el asesor hoy más cercano al presidente, pues ingresó al entorno mucho después del capítulo de Pacheco.
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Camacho ha sido delatado por “Hildebrandt en sus 13″ como fuente de una calumnia contra la fiscal de la Nación. En realidad, Camacho y Shimabukuru, han difundido en los últimos tiempos infamias contra enemigos políticos del presidente y miembros del despacho presidencial que les resultaban incómodos. Lo hicieron, por ejemplo, contra el ex secretario presidencial Carlos Jaico y se deshicieron de él. Tal es el vuelo del entorno inmediato del presidente.
Como les conté en la crónica “Mariano y el Interior revuelto” (20/7/2022), el grupo de búsqueda, cuando apenas estaba formado por Harvey Colchado y Walter Lozano, constató que Pacheco estaba más a la mano que el prófugo Juan Silva. Eso, para González, era una buena noticia, pues Pacheco manejó muchos más temas que el ex ministro de Trabajo. Le llevaba la agenda al presidente, filtraba visitas, llamaba a mucha gente en nombre de él. El impacto de todo lo diga, sería lapidario. La fiscalía tenía la misma convicción.
Dicho y hecho, los primeros trascendidos de las confesiones de Pacheco están destruyendo el tejido del despacho presidencial: Beder Camacho ya aparece comprometido en la fuga de su ex jefe (era su subsecretario) y en las tramas corruptas de los ascensos policiales y militares; dos escoltas del presidente también lo están en esa trama (Jorge Tarrillo Gálvez y Nilo Irogoin Chávez); y se reconfirma la turbiedad del sobrino Fray Vásquez. Personajes que cultivaban un rentable perfil bajo, como el alcalde de Anguía, José Nenil Medina, figuran en el ‘name dropping’ que Pacheco ha hecho de la red chotana palaciega que habría hecho negocios con obras públicas.
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Para remate, las revelaciones no solo vienen de Pacheco, sino de la UIF/SBS (Unidad de Inteligencia Financiera de la Superintendencia de Banca y Seguros) que ha detectado, según reportó Latina, transferencias de S/. 90 mil de las cuentas de dos hermanos de la primera dama Lilia Paredes Navarro (Walter y David) hacia Hugo y Anggi Espino, los dueños de la empresa constructora con la que trabaja Yenifer Paredes. Se refuerza la hipótesis de que Lilia, Yenifer y su familia, son parte de la red de corrupción y tráfico de influencias, tejida desde que Pedro tomó el poder.
Hasta el cierre de estas líneas no hay revelaciones trascendentes sobre ‘los Niños’, salvo que en lugar de 6 serían 12 y no todos en Acción Popular. Es inminente que esa trama también se desenrede y debilite al grupo de contención que impide que en el Congreso prospere la vacancia. Entorno devastado y complicidad congresal en ascuas, ¿qué le queda a Pedro?
Salvavidas
Ante un cerco tan asfixiante, la renuncia a la presidencia sería la respuesta más responsable. No he encontrado fuentes que me digan que Castillo ha masticado esa posibilidad, sino todo lo contrario, que la rechaza de su mente; pero sí ha evaluado una que está a medio camino, el adelanto de elecciones. La ha conversado con alguna gente y, entre otros, con Dimitri Senmache, el censurado ex ministro del Interior, al que le presta un particular interés. Incluso le pidió hacer una exposición de sus ideas para remozar al gobierno en pleno Consejo de Ministros. Según mis fuentes, Senmache le replicó que la entrada de un civil cualquiera al consejo sería irregular; de modo que la exposición la hizo, informal, ante algunos ministros en el despacho de Castillo.
La posibilidad de que Senmache o alguno de los ministros que lo apoyan al presidente (Roberto Sánchez, Aljandro Salas o Félix Chero) reemplacen a Aníbal Torres, e ingresen técnicos a ministerios críticos, se esfuma con la crisis del mandatario más judicializado y acorralado de todos.
El mensaje pudo y debió ser un hito de control de daños, de cambio de timón, de búsqueda de una salida concertada. No fue nada de eso, sino una oportunidad perdida más, un cúmulo de contradicciones. Se victimizó, redujo la autocrítica a una sola línea sobre ‘errores en designaciones’ y dejó un párrafo confrontador –una fuente me contó que era más provocador, pero le bajó el tono- antes de hacer el resumen sectorial que no incluía nada belicoso. Incluso, borró menciones a proyectos polémicos ya entregados, como el de la ley mordaza, y normativas aprobadas como la reciente sobre sindicalización y huelgas. Borró también, un párrafo donde invocaba a los prófugos -sin decir nombres- a entregarse, y que estaba escrito en la primera versión que se distribuyó a prensa y congresistas.
Las incongruencias de tono en el mensaje y en sus acciones, delatan el despiste, la parálisis de decisiones ante los consejos opuestos que recibe. Sin embargo, Castillo sí ha dejado hacer a los operadores sociales que consiguieron las portátiles que acordonaron su entrada y salida al Congreso. Sobre búsquedas de bases sociales más radicales que contrarresten próximas movilizaciones opositoras, se oyen muchos rumores, pero mis fuentes no me precisan nada concreto. Tampoco pueden precisar otros rumores, más conspirativos, sobre búsquedas de asilo político. Por indagaciones con fuentes de la cancillería, puedo decir que difícilmente diplomáticos en actividad o en retiro están operando en ello. De optar por esa vía, lo más probable es que quedaría en manos del entorno más inmediato del presidente, que no tiene los contactos que podrían materializar una maniobra que los desborda; como el poder y el miedo, desbordan al presidente.