Días atrás, la nueva primera ministra, Mirtha Vásquez, dio a entender que ya estaba todo coordinado y que el viernes (hace dos días) se reuniría con la congresista María del Carmen Alva. Iba a ser el primer encuentro entre las dos mujeres que ocupan los más altos cargos políticos en este momento. Pero horas después, Alva escribió un tuit: “Lamento que la primera ministra Mirtha Vásquez haya anunciado una reunión conmigo para el día viernes, cuando no hubo un acuerdo sobre la fecha. Lo que sí hay es nuestra mejor disposición para el diálogo”.
LEE TAMBIÉN | Fidel Pintado tras presentar renuncia a Devida: “[Lo dicho por Barranzuela] es un agravio que no toleramos” | ENTREVISTA
Antes de iniciar la entrevista, Alva explica: “Sus asesores habían hablado con los míos, pero no habíamos concretado nada”.
Recién después del tuit, Vásquez –quien por cierto es la antecesora de Alva en el cargo de la Mesa Directiva del Congreso– envió un oficio por la vía formal. Se reunirán mañana y, más allá de las frases cordiales de ambos lados, se percibe un aire ligeramente enrarecido en el ambiente.
—La sensación que dejó es que, más allá del tema de fondo, el asunto de la reunión se ventilara, se llevara al terreno del Twitter...
Bueno, ella lo ventiló públicamente; yo tenía que hacer lo propio. Sabemos que estamos en la era de las redes. Pero no ha habido un ‘impasse’ ni mala fe.
—El lunes y martes serán días largos en el Congreso. Se verá la insistencia de la autógrafa de ley que interpreta la cuestión de confianza. En la tarde se reúne con Mirtha Vásquez. Luego ella se reunirá con las bancadas, y el martes hay sesión del pleno.
Yo creo que va a ser una jornada cordial, de diálogo. Vamos a conocernos, no tenemos el gusto de conocernos personalmente, y tratar temas de coyuntura. El martes es el pleno, aprobará nuestra agenda legislativa, que se ha elaborado con el consenso de todas las bancadas más la agenda que nos envió en su momento la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) con Guido Bellido.
—Bellido entregó una lista de temas prioritarios para el Gobierno, que se sumaron a los de las bancadas. Pero Bellido duró poco en la PCM y ahora hay una nueva primera ministra. ¿Esas prioridades cambian?
Los temas que se plantearon fueron muy generales, muchos coinciden con la agenda del Parlamento. Pero tenemos que pensar en que no era la agenda de Guido Bellido, sino del Gobierno, del presidente Castillo. Siempre se puede conversar, incluir algunos temas.
—¿Tiene ya formada una opinión sobre este Gabinete prácticamente nuevo?
Vamos a escucharlos cuando vayan al Parlamento. Ha sido bueno el cambio, consideramos que la primera ministra es dialogante, busca consensos, viene del Congreso, o sea que sabe cómo se trabaja en esta función. Estoy segura de que va a respetar el fuero parlamentario, que es lo que nos preocupa.
—¿Acción Popular le dará el voto de confianza al Gabinete Vásquez? En los últimos tiempos las decisiones de Acción Popular son, digamos, impredecibles.
Todavía no lo hemos analizado. Siempre esperamos escuchar al Gabinete.
—¿Le hacen ruido los personajes que ocupan ahora los ministerios del Interior y Educación?
La misma primera ministra ha dicho que va a evaluar. Esperemos a ver qué decisión se toma.
—En las elecciones del 2020, su lema de campaña fue “Hay fuego en el 23″. Se la recuerda más efusiva y espontánea. Ahora parece que midiera cada palabra, y se entiende que es por el cargo que ocupa. Le formulo otra vez la pregunta: ¿le convence este segundo momento del inicio del gobierno de Pedro Castillo?
Tengo que dejar un poquito el fuego, soy la presidenta del Congreso y de los 130 parlamentarios; si no, se incendiaría la pradera. Este ‘impasse’ con el primer ministro Guido Bellido afectó, es una lástima que un gobierno empezara con un Gabinete con esos problemas. El presidente debió elegir mejor. No es normal que se cambie tan rápido un Gabinete. El de Bellido fue un Gabinete fallido. Es una pena, pero sí. El discurso de este Gobierno siempre ha sido que va a escuchar al pueblo, que va a gobernar con el pueblo. Que empiece a escucharlo.
—Con los cambios realizados, ¿sigue siendo un Gabinete fallido?
Hay dos ministros, el de Educación e Interior, que no son las personas idóneas para esos cargos que ocupan.
—Richard Rojas, operador de Vladimir Cerrón e investigado por lavado de activos, fue designado embajador en Venezuela. Esto implica una nueva postura del país frente al régimen de Maduro.
Rojas fue primero propuesto para Panamá, y no lo aceptaron. Eso es raro, negativo, y crea tensión diplomática y nadie quiere eso. Y como no lo aceptan en Panamá, lo mandan a Venezuela, donde sí lo aceptan. ¿Cuál es el mensaje?
—¿La tensión diplomática podría transformarse en tensión política? ¿Este nombramiento pone en riesgo el voto de confianza del Gabinete Vásquez?
Es un mal mensaje de la cancillería, me extraña que haga eso. En Venezuela, y creo que de esto no hay duda para nadie, no hay democracia. Debe hablarse con las bancadas y con el canciller; me sorprende que esté de acuerdo con esta política.
—Hablemos del Congreso. Según la encuesta de Ipsos Perú, la desaprobación del Parlamento aumentó de 49% en setiembre a 58% en octubre. ¿A qué cree que se debe este rechazo?
No hay Congreso popular en ninguna parte del mundo. Y el promedio de aprobación siempre ha sido de alrededor del 25%. Yo creo que estamos bien. Esta no es una institución querida en general; siempre el Congreso está en la mira del análisis político, de los medios.
—Se cuestiona que, en menos de dos meses, los parlamentarios aprobaran la creación o reactivación de 11 comisiones especiales y otras cuatro nuevas comisiones investigadoras.
Las comisiones se presentan a través de mociones, y se debaten y se aprueban. Y las comisiones especiales se han reactivado, vienen de períodos congresales anteriores. La Mesa Directiva del Congreso no puede decir: “Esto se aprueba, esto no”.
—Pero la Mesa Directiva sí puede hacer un llamado a la prudencia, por lo menos.
Por supuesto, y lo hemos hecho. Pero estas no son mociones por cinco años, sino por 60 días, 30 días, 90 días, y allí termina.
—Algunas de estas comisiones especiales parecen ver temas demasiado genéricos: comisión COVID-19, comisión del cambio climático, comisión a favor del Vraem, comisión de seguimiento a la Alianza del Pacífico...
Son comisiones que tienen varios períodos de Congreso. Tienen una agenda que se continúa, se van logrando acuerdos, objetivos. Sí se necesitan ese tipo de comisiones.
—También se ha cuestionado la contratación, por parte de las bancadas, de excongresistas como asesores o en otros cargos del Parlamento. En Acción Popular hay al menos dos casos [Yonhy Lescano y Ricardo Burga], pero también figuran nombres como el de Heriberto Benítez, investigado por el Caso La Centralita, en Áncash.
Lo de los asesores es decisión de cada grupo parlamentario, cada uno decide a quién contrata. ¿A qué se debe esto? ¿Quieren experiencia? Tenemos que tener en cuenta que solo nueve de los 130 ya han sido congresistas y tienen experiencia. Yo particularmente no contrataría en mi despacho a un excongresista, pero no porque me parezca inadecuado, sino porque me sería muy difícil.
—Apropósito de Burga, él en junio dijo, refiriéndose a su bancada: “Esta nueva bancada está más cruda que la que tenemos. La mayoría no tiene experiencia ni siquiera dirigencial. Recién están entrando a política, no están cuajados. La única que tendría experiencia es Maricarmen Alva”. ¿Qué tan difícil le resulta la gestión de la presidencia del Congreso?
Bueno, es cierto que la mayoría no tiene experiencia, pero la mayoría son profesionales comprometidos, muchos han sido regidores, tienen experiencia municipal o han sido dirigentes partidarios. No hablo de mi bancada, sino en general. Estamos tratando de alcanzar consensos en esta coyuntura tan difícil.
—Pero la inexperiencia juega en contra, por más que se diga lo contrario.
Aprobaron el proyecto de ley de la no reelección porque no se quería que los congresistas que siempre salían fueran otra vez elegidos. Y ahora la opinión pública dice que no tenemos congresistas con experiencia. Entonces, ¿qué es lo que quieren? La experiencia la tendrán conforme pasan los meses; en cualquier trabajo es así.
—Mientras usted preside el Congreso, los líderes de AP de la generación anterior a la suya discrepan cada vez más entre sí. ¿Cuál de estas facciones siente usted que la representa mejor?
El único líder es Fernando Belaunde Terry. Pero yo tengo la suerte de haber trabajado con todos, con Mesías Guevara, Yonhy Lescano, Víctor Andrés García Belaunde, Leonardo Inga, Manuel Merino. Siempre hubo diálogo. Los cinco eran líderes en sus respectivas regiones y es normal que haya distintos pareceres, pero siempre se llegaba a consensos y una agenda común.
–“Los trapitos sucios se lavan en casa”–
—Un mes atrás se publicó en la web del Congreso una cronología que decía, entre otras cosas, que Manuel Merino renunció a la presidencia “presionado por turbas azuzadas por algunos medios”.
Nos sorprendió a todos. Se pidió un informe y producto de eso se dejaron sin efecto los cargos del jefe de Comunicaciones y el jefe de la Oficina de Tecnologías de la Información y Comunicación. Ya no están en esos cargos.
—Según Merino, la denuncia constitucional en su contra por la muerte de dos manifestantes es un “atentado contra la democracia”. ¿Concuerda usted con esa opinión?
Esa acusación, esa denuncia es definitivamente exagerada. No estoy de acuerdo. Seguirá el procedimiento que deba seguir, pero hay un tema político allí.
—¿Ha leído el libro de Merino, “El verdadero golpe”?
Justo lo tengo desde hace unos días. Voy a empezarlo.
—En la presentación de su libro, él comentó: “Yo desde Palacio de Gobierno llamaba: ‘No acepten eso, no pueden permitir eso. Regalen la presidencia, pero no el Congreso’”. ¿Siente lo mismo, que se regaló el Congreso?
Fue una situación muy atípica, porque asumió la presidencia del Congreso uno de los partidos que menos votos tuvo [Partido Morado]. Evidentemente, fue por la coyuntura.
—¿Ya hay una decisión sobre el pago de pensiones solicitadas por Manuel Merino y Francisco Sagasti?
No, está ahora en la asesoría jurídica, en el área de Recursos Humanos.
—¿Pero qué piensa usted? Otros líderes de AP, como Guevara y Lescano, han criticado con dureza el pedido de Merino.
Los trapitos sucios se lavan en casa. Se lo he dicho a mis correligionarios. Nadie está de acuerdo cuando salen a dar ese tipo de declaraciones. Sobre el pedido de Merino, como presidenta del Congreso no puedo responderlo, esperaré las opiniones de especialistas y constitucionalistas.
TE PUEDE INTERESAR
- “Ahora se ha ideologizado la lucha contra las drogas”: entrevista a Rubén Vargas, ex ministro del Interior
- “Por cuidar un sombrero, Castillo puede perder el cuello”: entrevista al expresidente Ollanta Humala
- Vladimir Cerrón y PL: un conflictivo escenario que incluye amenazas y abre la puerta a sanciones
- Presencia de ministro del Interior es insostenible, advierten desde Transparencia y Proética