Sus aportes al nacionalismo, en la campaña del 2006, fueron de S/.265.000 según la ONPE, a los que podríamos sumar los US$30.000 que su empresa, Soluciones Capilares, entregó a Nadine Heredia por una consultoría y hasta los varios depósitos de US$51.840 que la empresa Todo Graph, que fue suya, hizo a la primera dama; Antalsis, la firma española de la que él fungió como representante, hizo obras por más de S/.150 millones durante este gobierno; su cabeza ha sido tasada por Cateriano en US$200.000, que hoy se discute si deben ir a parar a la policía boliviana y a la buena gente del Beni que lo ampayó en un mercado o se quedan acá nomás, porque en el Perú del non sancto Martín, es más fácil generar una partida presupuestal para meter uña que para pagar una recompensa.
Pero toda esta contabilidad que podemos cuadrar pujando un poquito –la sospecha es que no puso de la suya sino de la de Caracas y que cobró una tajada de lo licitado a Antalsis– no sirve para entender qué pasa hoy por esa cabezota que, para la tranquilidad del poder, vale más de los 200 mil ofertados.
EL REFLUJO
¡Ay, Martín! Acabas de regresar del peor viaje de tu vida y ya mismo te vas a la porra. Todos te negarán. Nadie, en el fondo de su pecho, te creerá: si echas a Nadine y Ollanta, se pensará que pides socorro al próximo presidente (a) del Perú; si los absuelves de complicidad en tus pecados, se dirá –tontos no somos– que con tu rostro demudado les pides, les suplicas, que hagan lo imposible porque los procuradores no procuren, los fiscales te acusen mal y los jueces no te sentencien nunca.
Seguro que tienes en el esófago, Martín, el reflujo amarguísimo de todo lo que se dice que te engulliste ilícitamente. Cuando el par de médicos legistas subió al avión que te trajo de la frontera, te habrán encontrado un cuadro de estrés y depresión del que el lector o yo difícilmente sobreviviríamos. Pero alguien como tú sí tiene que sobrevivir, porque el show del poder y la corrupción no puede terminar así nomás y eres un angurriento comunicador y showman; tan aplicado y a la vez tan patético, que una noche le dices a Milagros Leiva que te secuestraron en pijama y te tiraste del auto, para risa del Perú; y otro día le cuentas a “Hildebrandt en sus 13” que pagabas el teléfono con el que Nadine hablaba con el venezolano Julio López Enríquez (el que la contrató para escribir artículos inéditos), para que a tus captores les des rabia y pena con ese dato inútil si no incluye audios, y te manden, ellos también, a la mismísima porra.
Cuando te vi expectorado de Bolivia por el propio Evo; de pronto sentí que eras un chivo expiatorio de todo el chavismo que hasta te puede hacer pagar por el célebre escándalo de la maleta del 2007, cuando el empresario Antonini Wilson dejó abandonada en Argentina, en plena campaña de Cristina, una maleta con cientos de miles de dólares sin declarar que venían, supuestamente, de Caracas. En la que te has metido, Martín.
CHIVO DEL CHAVISMO
Quienes lo conocen y lo han investigado, me advierten que lo suyo no es fruto del cálculo sino del caos, de la informalidad y de la criollada. Que hay más angurria que inteligencia en este hombre que siempre se fuga por la tangente y acaba por empeorar su situación.
Busqué a Marisol Pérez Tello, la presidenta de la comisión que lo investiga, para que me cuente de lo sustancial y de lo singular en MBL. Marisol no puede decir todo lo que sabe porque la reserva se lo impide, pero la llevo a un terreno genérico e hipotético: “Lo importante es que había vínculo con el poder, si no sería un simple caso con corrupción. Y ese poder nace en el 2006”. Pero fue derrotado esa vez, replico, y Marisol completa su análisis. “Él decide entrar a usar el arma de la comunicación política [funda el diario “La Primera”] porque nota que ese fue el problema de la campaña del 2006. Esto ha sido dicho por varios presidentes regionales como César Álvarez”.
Siguiendo a Marisol, el perfil de MBL es una ecografía de nuestras entrañas inflamadas: el trinomio poder, corrupción y manipulación de la opinión pública hizo de las suyas. Y hago la salvedad de que en el periódico hay mucho profesional de bien, como también lo hay en el gobierno. “Los amigos, los primos, los malos aparecen cuando surge el poder”, dice Marisol, no como conclusión anticipada de este caso, sino como teoría general de la corrupción. “Y el arte del buen político es saber distinguir lo uno de lo otro”, subraya. “Y el arte del buen corrupto es saber confundirlo”, complemento. Sonreímos. Pregunta final a Marisol: ¿Qué has encontrado de singular en este caso?. “Que hay gerentas mujeres, la mamá, la esposa, la abuelita; y hasta han usado a personas que tenían enfermedades terminales”. Vaya que son retorcidos los senderos de la corrupción.
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