“El primer día ha sido encontrarse con su realidad: que ahora está en una celda”, cuenta el presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Julio César Magán, cuando le preguntamos cómo vio a Martín Belaunde Lossio, después de haberlo visitado ayer por la tarde en el penal de máxima seguridad Piedras Gordas I, en Ancón.
Está solo y en un espacio de dos y medio metros cuadrados. No comparte la prisión con nadie. César Álvarez –su amigo, según la última declaración de la ex autoridad regional de Áncash– está “totalmente lejos”.
El ala del penal en la que se encuentra es un asunto confidencial, por razones de seguridad, así como la distancia en metros a la que está de los otros procesados por el Caso ‘La Centralita’. Lo que sí es un hecho,dice Magán, es que no existe posibilidad de comunicación. “No hay forma de que se crucen”.
“Tiene una cama, sus cosas de dormir, un baño para él. Es una persona a la que le estamos brindando toda la seguridad, como a cualquier otro interno del sistema penitenciario, pero por sus características está en este ambiente”, señala Magán a la salida del penal.
El abogado de Belaunde Lossio, José Urquizo, confirmó a El Comercio que hasta ahora no ha podido hablar con él. Lo único que han hecho es enviarle ropa limpia y útiles de aseo.
La salud del nuevo interno de Piedras Gordas I es buena, según informes de los médicos y enfermeros del penal. “Está estable, está bien, no tiene ninguna dolencia, ni fractura”, agrega el jefe máximo del INPE. Tomó su primer desayuno y su primer almuerzo en el penal con normalidad. Mañana podrá hablar con su defensa.
DEFINIRÁN SU RÉGIMEN
La próxima semana, una junta de profesionales del INPE clasificará en qué etapa del régimen especial será ubicado.
Es decir, hasta el momento, el ex jefe de campaña del Partido Nacionalista no sabe cuántas horas puede salir al patio para dejar los pocos metros cuadrados de celda. Para no aburrirse, señala Magán, ha solicitado algunas lecturas.
Desde mañana, Belaunde Lossio deberá enviar una relación de personas que desea que lo visiten. Solo familiares directos podrán hacerlo. En el penal saben que tiene hijos y que uno de ellos, acompañado por su abogado, fue ayer para llevarle también ropa limpia.
Lee la nota completa en la edición impresa de El Comercio.