El tan esperado encuentro entre Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y Keiko Fujimori se dio finalmente ayer, lo que representó un primer acercamiento entre el ahora presidente de la República y la lideresa del partido Fuerza Popular, que tiene mayoría en el Congreso. Un diálogo que esperó por seis meses -la última vez que se vieron fue en el segundo debate electoral- y que en medio tuvo a una aparente tregua hasta llegar a una fuerte confrontación de poderes por la censura a Jaime Saavedra, ex ministro de Educación.
Ese fue el escenario previo para el encuentro, que en esta época navideña tuvo la mediación del cardenal Juan Luis Cipriani. Pero el ansiado diálogo no solo ha tenido esperanzadores comentarios positivos, sino también cuestionamientos desde algunos sectores políticos. Al respecto, analistas políticos comentaron las sumas que puede dejar la reunión para ambos líderes, pero también las restas posiblemente a conllevar.
—La gobernabilidad de PPK—
Para el politólogo Arturo Maldonado, la reunión entre Keiko Fujimori y PPK permite al mandatario ganar tiempo para gobernar tranquilo sin una oposición beligerante, que precisamente ha entrado en receso en el Congreso. “Es un período de tregua”, consideró en diálogo con El Comercio acotando que la oposición tendrá “un perfil más bajo” en el Parlamento en el corto plazo.
En esa misma línea se expresó Luis Benavente, especialista en comunicación política, quien señaló que el gobierno de Kuczynski puede beneficiarse con una reducción del enfrentamiento dando paso a más comodidad para gobernar.
Por su parte, el analista político y especialista en temas de gobernabilidad Luis Nunes consideró que el mandatario tiene claro que hasta el último día de su mandato se encontrará en “una convivencia forzosa” de poderes con el fujimorismo.
Sin embargo, en cuanto a las restas que podrían darse, Maldonado consideró que Kuczynski puede haber dado una imagen de debilidad para un sector de la población. Según dijo, incluso esto se ve al aceptar la intermediación de Cipriani, “una persona que para muchos tiene un sesgo a favor del fujimorismo”.
“El diálogo fuera de Palacio dice ‘tengo mi mano extendida, he cumplido una petición que me han hecho de ceder y ahora queremos encaminarnos hacia lo que viene y no hacia atrás’”, refirió Nunes respecto a que la reunión no haya sido en Palacio de Gobierno.
—La imagen de Fujimori—
En el caso de Keiko Fujimori, Nunes y Benavente coincidieron en señalar que el diálogo con PPK puede ayudar a la ex candidata presidencial a refrescar su imagen, llevándola a un sentido de mayor colaboración y menos obstrucción.
“Ese enfrentamiento, esa falta de aceptación de la derrota electoral estaba desgastando al partido, a Keiko y a los congresistas. Nadine Heredia, que era el personaje de la política más rechazado, ha pasado a un segundo plano y ahora algunos congresistas de Fuerza Popular están ganando mucho rechazo”, opinó Benavente. “Pero también pone sobre ella el foco ciudadano, la gente estará atenta a sus próximos comportamientos y declaraciones”, dijo a su turno Nunes.
Por el contrario, Maldonado dijo creer que la reunión refuerza la imagen de mujer poderosa que tiene Keiko Fujimori y no es suficiente para que se aleje de ella la idea de “rencorosa” que algunos pueden tener. “Recién ahora acepta reunirse, darle la mano y ese apretón de manos ha simbolizado que él gano, y que ella perdió pero sigue siendo igual de poderosa […] El auspiciador tampoco ayuda a su imagen, es como haber jugado en la cancha con el árbitro a tu favor”, manifestó aludiendo al cardenal Cipriani.
Pese a todo, Benavente resaltó que más vale tarde que nunca, pues si Fujimori no aceptaba reunirse con PPK ahora podría pasar más tiempo “y ser peor”.
“Si nos cerramos todos, el país no avanza. Sé que hay un antifujimorismo muy fuerte que puede ser entendible, pero hay que entender que el fujimorismo representa una mayoría muy importante en el país que no se puede negar, y que tiene un poder tremendo que es el Congreso. Hay que dialogar con ellos, no queda otra”, sentenció finalmente.
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