La entrevista con Roque Benavides, presidente ejecutivo de Minas Buenaventura, se realizó el viernes por la mañana. Horas antes sucedieron dos hechos sobre los cuales opinó: por un lado, su nombre figura en una lista de personajes ‘investigados’ por la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin); por otro, el Congreso empezó a reunir firmas para censurar al ministro de Energía y Minas, Carlos Palacios, lo cual sumaría otro ingrediente a la crisis que atraviesa el sector.
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—¿Por qué cree que lo investigan los servicios de inteligencia?
La verdad es que no le encuentro ningún sentido porque, como sabe la gente que me conoce, yo opino como peruano y en la forma más constructiva posible. Si el servicio de inteligencia no tiene otra cosa que hacer que revisar las redes sociales... Yo no tengo ningún deseo en que al Gobierno de mi país le vaya mal.
—¿Se ha reunido con algunos grupos pro vacancia, ha aportado fondos para marchas de protesta?
No tengo ningún encuentro con nadie, más allá de la opinión que doy a los medios de comunicación cuando me la piden. Eso es lo único que hago. Yo no puedo sentirme amenazado, yo la verdad es que estoy tranquilo con mi conciencia.
—Hablemos de una efeméride: hace 10 años el principal conflicto social era el relacionado al proyecto Conga. Usted dijo en una declaración pública: “A la empresa privada no le pueden poner de ‘punching bag’”. Ahora tenemos el problema extendido de Las Bambas.
Como hubiese dicho Haya de la Torre, el espacio tiempo histórico del que estamos hablando hace diez años ha cambiado sustancialmente. En el 2012 estaba de gobernador regional Gregorio Santos, un hombre que simplemente no dialogaba y que, como quedó demostrado por la justicia peruana, había delinquido. Es un hombre que solo decía: “agro sí, mina no”; ese concepto ha quedado descartado totalmente. Son los liderazgos los que hicieron daño en Conga, más que la gente.
—¿Lo que sucede en el Ministerio de Energía y Minas es solo un problema de liderazgo?
Mi formación es de ingeniero y yo hablo en cifras. Haber tenido en nueve meses cuatro ministros para una industria que es de largo plazo por definición es increíble. No puede haber ningún tipo de liderazgo. El Ministerio de Energía y Minas había comenzado desde hace algunos años a ser uno de los mejor manejados, porque había funcionarios de carrera con los cuales se podía dialogar. Las políticas seguramente venían de los ministros o, quién sabe, del presidente de la República, pero se había creado un servicio civil bastante sólido, y lo están destruyendo. ¿Qué cosa es la institucionalidad? Que los funcionarios continúen trabajando en favor del sector y que haya cierta continuidad, porque el conocimiento se va adquiriendo producto de ese trabajo de mucho tiempo. Yo no sé si falta liderazgo, pero en todo caso lo que ha faltado en este gobierno es que haya continuidad.
—¿Cómo se transa con un gobierno hostil o, por lo menos, incapaz de apagar un conflicto social prolongado?
Nosotros tenemos que tratar con el gobierno de turno, eso es lo que le corresponde al sector privado. Eso no significa que uno sea servil, todo lo contrario, simplemente uno respeta la autoridad. El gobierno de Humala no fue fácil y creo que el presidente nunca entendió que el sector privado podía trabajar junto con el sector público, él creía que el sector público era el que tenía que hacer todo, y eso no ayuda. Yo nunca hablé con él, con las justas lo saludé un par de veces. En este gobierno, con todos los cambios que han habido y con ese discurso poco amigable, todo es muy difícil.
—¿Cómo califica la gestión del ministro Palacios? Su viceministro Jorge Chávez renunció diciendo que “se coloca a personas cuyo único logro es pertenecer a Perú Libre”.
Es evidente que el Ministerio de Energía y Minas está asignado a Perú Libre. Tanto el Ministerio de Energía Minas como el Ministerio de Salud están asignados al partido, no estoy diciendo ninguna novedad.
—¿Debe continuar Palacios en el cargo??
La verdad es que no tengo una opinión al respecto porque no lo he conocido. Lo que sí necesitamos es convocar al mejor talento.
—El presidente de la Confiep, Óscar Caipo, quien suele ser muy cauto en sus declaraciones públicas, consideró necesario que haya un cambio en el Gabinete. ¿Coincide con él? ¿Aún tiene arreglo esto?
Cada vez le va a ser más difícil al presidente de la República convocar al mejor talento. Y yo me temo que ya ha llegado al límite y que si no hace una cirugía mayor, no hay forma de progresar.
—¿Cuál es su postura respecto a los planes de vacancia presidencial o un eventual adelanto de elecciones generales?
Bueno, mi opinión es que queremos estabilidad política, estabilidad económica y que queremos eficiencia en el Gobierno. Eso es lo que queremos.
—Tampoco el Congreso está siendo eficiente.
Bueno, el Congreso nunca ha sido la institución que va a tener la mayor aceptación del mundo, pero el Congreso no es el que gobierna. Yo creo que han cometido algunos errores, pero también creo que están avanzando. No debe ser fácil coordinar con 130 personas que se sienten todopoderosas.
—Hablemos del sector minero y de hidrocarburos. Este aporta más del 14% al PBI. ¿En la actualidad estamos como en piloto automático? ¿Cuáles son las perspectivas para el corto o mediano plazo?
El listado de proyectos que tiene el Ministerio de Energía y Minas representa US$57 mil millones, la mayoría de ellos de cobre. El Perú debe ser el país que tiene más proyectos de cobre en el mundo, y sería realmente una pena perder esa oportunidad.
—Durante este gobierno, ¿cuál ha sido el momento más complicado? Hay quienes dicen que lo peor se empezó a vivir cuando Mirtha Vásquez anunció el probable cierre de cuatro minas en Ayacucho.
Que la señora Vásquez, conociendo la legislación, dijera la barbaridad que dijo en Ayacucho demuestra su irresponsabilidad. En Las Bambas, cuando fue el señor Vizcarra como ministro de Transportes y le dijo a la comunidad que iban a asfaltar la carretera, regresó a Lima y no hicieron nada. Eso demuestra su irresponsabilidad; o como la del señor Bellido, que porque hablaba quechua o aimara ya creía que había solucionado el problema. Y luego, la pasividad del Gobierno en solucionar el problema de Cuajone es realmente lamentable.
—Raúl Molina, ex viceministro de Gobernanza Territorial, cuestionaba que el Ejecutivo dejara a la empresa privada sola frente a las negociaciones durante lo conflictos sociales.
Hay un centralismo contra lo cual muchos reaccionamos y especialmente la gente de las zonas altoandinas, porque allí se ve reflejada la ausencia del Estado. Fíjate qué interesante lo que sucede en todos los conflictos: lo primero que piden es que vaya el presidente de la República o el presidente del Consejo de Ministros. No piden que vaya el gobernador regional, no piden que vaya el alcalde provincial. ¿Qué pasó ahí? Hay un centralismo mental también. Lo que está faltando es una institucionalidad a nivel nacional, la presencia del Estado y que haya servicio civil en los ministerios, que sean eficientes.
—El Ministerio de Economía calcula que la inversión privada crecerá 0% este año. ¿Hay tiempo para revertirlo?
El Perú debería de estar creciendo por encima del 5%. Tenemos que crecer mucho más rápido, tenemos que generar los recursos para poder tener más infraestructura, para tener mejores escuelas, mejor salud. Tenemos que poner en valor todos nuestros recursos en turismo, en agroindustria, en minería, en manufactura industrial, que es tan importante. La industria minera también reactiva a la industria manufacturera, toda la metalmecánica se reactiva en la época de construcción de los proyectos. Si a mí me pregunta cómo se puede reactivar la economía, yo digo que hay que poner en valor los proyectos mineros y de todos los otros sectores.
—¿Qué tan grave es que el Perú haya sido suspendido temporalmente de la Iniciativa Internacional para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI)?
Es una suspensión por la incapacidad del Gobierno para cumplir los requisitos. EITI lo que hace es certificar a los países y a las empresas que están cumpliendo los requisitos y los estándares más altos de la industria. Lo que ha pasado es que, por tanto cambio de ministros, ni siquiera han podido llenar los formularios. Lo que nos están diciendo con eso es: oigan, señores, no sean tan incompetentes. Pero eso se puede revertir, hay que ponernos a trabajar, hay que ser eficientes.
—Es curioso que, en plena crisis del sector, Buenaventura anunciara el inicio del proyecto San Gabriel.
Hay que entender que la industria minera es de muy largo plazo. El proyecto San Gabriel lo comenzamos hace siete años y entonces hemos ido avanzando y hemos ido consiguiendo los permisos. Esto es a 4.700 metros de altura en el límite entre Moquegua y Puno, donde el diablo perdió el poncho. Necesitamos construir los campamentos, la planta de procesamiento. Y si le agregamos la tramitología, toma mucho más tiempo.
—Volviendo a la efeméride inicial: ¿Conga sería posible en estos tiempos?
Está en concesiones de Minera Yanacocha, donde nosotros ya no participamos. Es un yacimiento principalmente de cobre y algo de oro; si el precio del cobre ha subido, hoy el proyecto Conga debe ser mucho más rentable o mucho menos riesgoso de desarrollar que en el 2012. Si el Gobierno fuera proactivo, le diría a Newmont: Señores, ¿por qué no hacen esta inversión? Pero en aquel entonces el señor Gregorio Santos no era solamente ideologizado, sino que además era muy malcriado. Las únicas dos veces que lo he visto me dejó con la mano estirada. Pero para mí es como una condecoración.
“EL PERÚ TIENE QUE INTEGRARSE”
—En el 2020 no se llegó a concretar su postulación a la presidencia y todo quedó en rumores o deseos. ¿Piensa postular?
No tengo ninguna idea de postular a ninguna candidatura.
—¿Sigue afiliado al Apra o se desligó luego de que perdió la inscripción?
El Apra perdió su inscripción y, por lo tanto, no hay afiliados. Yo no me he vuelto a inscribir. Tengo una relación familiar, amical y de admiración por Haya de la Torre, a quien conocí entrañablemente, y lo único que puedo decir es que creo que la alternativa de la socialdemocracia o la centroizquierda, o como que se quiera llamar, está vigente.
—¿Qué es exactamente la Alianza Democrática, el movimiento que usted ha fundado?
No es un partido, es un foro que abre el terreno político para contribuir con ideas, para convocar gente, para analizar problemas. Lo hicimos junto con el doctor César Candela, que fue viceministro en la época de Alan García. Y la verdad es que ante la inacción, ante la falta de ideas, a mí me pareció una buena alternativa. Tenemos foros donde discutimos algunos temas y hacemos propuestas; que nos escuchen o no ya es otro tema. No es una plataforma que pretenda cerrar el paso a nadie. Últimamente se han integrado algunos sindicalistas, gente a la que nosotros queremos escuchar. El Perú es un crisol de experiencias, un crisol de profesiones, un crisol de gentes. Y nosotros creemos que tiene que integrarse muchísimo más.
—¿Es posible que algún día la Alianza Democrática se convierta en partido político y usted postule?
Resulta que en el Perú quien da la cara y da una entrevista tiene que tener interés en tener una chamba, ¿no? Bueno, a mí no me falta trabajo, estoy en Buenaventura, estoy en el Colegio de Ingenieros. De repente me meto en demasiadas cosas y por eso creen que yo tengo interés de usar eso como trampolín a la política. Yo no estoy utilizando mi posición, porque estaría muy mal.
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