Keiko Fujimori está en un apuro. Ha repetido muchas veces que no será candidata presidencial en las elecciones que Fuerza Popular quisiera ver adelantadas. La última vez lo dijo a la salida de su reunión con Dina Boluarte el 15 de enero. Muchos lo tomaron como una promesa de retiro paulatino de la política. Pero ella no ha prometido tal cosa. “Si hay un adelanto de elecciones, no voy a ser candidata presidencial”, es lo que sostuvo. No descartó serlo más adelante, incluyendo el mismísimo 2026.
Keiko tenía que dejar claro que no piensa dejar la política. De ahí que lanzó una provocación a sus pares de derecha: “Hemos visto una extraña coincidencia entre la extrema derecha y la extrema izquierda que han boicoteado [el adelanto de elecciones]”. La izquierda es indiferente a lo que ella diga, pero el aludido extremo de derecha sí le ha respondido. Al día siguiente, Rafael López Aliaga, alcalde de Lima y líder de Renovación Popular, pechado por la prensa a propósito de lo dicho por Keiko, rechazó ser de derecha porque cree que “el Estado debe regular la economía”.
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Somos más
“Somos de centro”, me dice Fabiola Morales, secretaria general de Renovación Popular, y me asegura que en eso comulga con López Aliaga. En la TV había dicho, según ella misma se cita: “si me apuran, quizá estamos más a la izquierda”. Ahora, ya no quiere que la apuren y prefiere quedarse en el mero centro. Le repregunto, ¿pero son de centro derecha o de centro izquierda?. Me replica con otra pregunta: “¿Por qué vamos a definirnos de centro izquierda o centro derecha? Un partido debe conocerse por sus principios. Creemos en que el Estado debe tener un papel regulador en la economía y cumplir un rol subsidiario; eso es la economía social de mercado para nosotros. Somos pro vida y pro familia. Somos social cristianos y creemos en la opción preferencial por los más débiles”.
Esa última definición me recuerda a la ‘opción preferencial por los pobres’ de la teología de la liberación, le digo a Fabiola. “Ellos hicieron una interpretación marxista del evangelio, materialista. Nosotros hacemos una lectura auténtica. Si Cristo nació pobre y vivió pobre, los socialcristianos creemos que el Estado debe regular la economía pensando en los más débiles”. Miren cómo saltamos con garrocha del evangelio a la economía. A quienes sentencian que las ideologías han muerto, hay que decirles que viven, crepitan y se funden en el sancochado de la derecha peruana (PPK acuñó esa autodefinición en el 2011).
En el pasado milenio era más fácil definirse de izquierda o derecha. La religión no había influido la política con su nuevo set de polaridades en torno a las libertades sexuales y reproductivas. Para Fabiola y Renovación, por ejemplo, y para buena parte de Fuerza Popular y algunos de Avanza País; ser provida antiaborto, pro familia anti matrimonio igualitario y abogar por la intromisión paternal en los contenidos de la educación, son temas de agenda tan o más acuciantes que la economía.
"A quienes sentencian que las ideologías han muerto, hay que decirles que viven, crepitan y se funden en el sancochado de la derecha peruana"
Pero la economía, en buen ahora, sigue pesando y Fabiola le lanza encima al fujimorismo el peso del liberalismo ortodoxo, el que santifica la libertad salvaje de los mercados. O sea, ¿ellos no son de centro?, le pregunto. “No lo demuestran con su obra en los 90. La Constitución de 1993 consagra la economía social de mercado, pero no se ha cumplido”. La secretaria general de Renovación, va más allá y me cuenta que López Aliaga le dijo a Boluarte y a Alberto Otárola, que él creía en que hay que crear nuevos organismos reguladores, por ejemplo, uno para el mercado de la leche, donde se ha detectado un casi monopsonio de Gloria, que impone un bajo precio de compra de leche fresca a los ganaderos. No solo la izquierda, la derecha también va al campo y vela por la ecología y los nutrientes.
¿Pero, más allá de los principios, y de la leche y del aborto, porqué la palabra derecha es tan resistida por quienes, en nuestra simple y abusiva tipología, calificamos de derechistas sin dudarlo? Como respuesta preliminar, podría señalarse que, en una crisis política que vuelve a poner en el candelero la preocupación por la desigualdad, la derecha se asocie a esta y se sienta desubicada. Sin embargo, la derecha es popular según las encuestas. Veamos la última al respecto, la última de febrero de CPI. Se pregunta al encuestado por cuál orientación política de candidato votaría y el resultado es este: Por un candidato de extrema izquierda votaría el 2.4%, por una de izquierda moderada el 12.7%, por uno de centro el 27.9%, por uno de derecha moderada el 22.8%, por uno de extrema derecha el 3.3″. El 30.9% no precisa.
Pareciera que estamos ante una izquierda reprobada y una derecha culposa, y ambas ceden espacio a los extremos. Es muy probable que derecha e izquierda subestimen el efecto que el más de 70% de informalidad de los que la mayoría se autoemplea en microempresas familiares o personales; ha tenido en la identificación mayoritaria con valores de la libre competencia y el mercado. Para pensarlo mucho antes de meterse a la fuerza al centro.
Centro.pe
A pesar de cifras y de razones de mercado, la derecha no quiere ser derecha. Keiko no se autodefinió de centro derecha recién en esta coyuntura, para diferenciarse de Renovación y Avanza. Lo hizo en abril del 2019, al lanzar un ideario que empezó a trabajarse en el 2018. Fue obra colectiva del CEN del partido, aunque básicamente se trabajó entre ella, el secretario general Luis Galarreta y el vocero político del partido, Miguel ‘Miki’ Torres. Uno de sus puntos reza que, “con la promulgación de la Constitución de 1993, el fujimorismo se logra consolidar como una derecha moderada o centro derecha, bajo un estricto modelo de economía social de mercado, así como una participación limitada del estado”.
Conversé con Miki Torres y le planteé que hoy, desde la misma derecha, se dice que el fujimorismo encarnó un liberalismo económico a ultranza que difícilmente lo coloca en el centro. “Te doy tres razones contra ese argumento. Establecimos programas sociales que les dimos mucha importancia. Le dimos gran relevancia a la tributación, que se amplió muchísimo gracias a la reforma tributaria que se encarnó en la Sunat. También fundamos organismos reguladores como el Indecopi, y no olvides a la Defensoría del Pueblo”.
Miki tiene listadas buenas razones para contrastar con otras que le menciono: que los programas sociales se ligaron al clientelismo y hubo que esperar la fundación del Ministerio de Inclusión Social para darle otra dimensión, que la regulación fue insuficiente, que la corrupción y la política autoritaria. He ahí las bases históricas inmediatas del debate de la derecha que no se reconoce como derecha. Le hago al vocero la pregunta que me gustaría hacerle a Keiko Fujimori. ¿Por qué Keiko escogió una posición sobre la coyuntura política, como es el adelanto de elecciones, para marcar la diferencia entre centro derecha y derecha extrema?. “No es para reír lo que voy a decir, pero los que estamos al centro no nos aislamos en los extremos, tratamos de ver lo que piensa y quiere el pueblo, no nos cegamos”.
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En mi reciente crónica “Avanza País, que no se te vaya el tren” (25/2/23), cito al congresista Alejandro Cavero, afirmándose de derecha sin ambages, y defendiendo sus creencias liberales en economía y en materia de libertades sexuales; frente a lo que considera una falta de ideología en Fuerza Popular, escondida tras una “doctrina, el fujimorismo, que hay que apellidarse Fujimori para entenderla”. Puyas aparte, he aquí una réplica con un acento distinto al que pretende Renovación Popular cuando le achaca a FP no honrar el rol regulador del Estado en la economía social de mercado.
El liberalismo de un ala de Avanza País, no comulga con la agenda provida y profamilia, que gana por mayoría en la derecha nacional. Keiko ensayó la vía liberal en el 2016, para vencer la campaña furibunda que se le hacía desde la izquierda y el centro. El ala conservadora de su partido achacó la derrota a ese coqueteo liberal (quizá hubiera ganado si persistía en él, nunca lo sabremos), y venció en la redacción del ideario del 2019. Toda esta historia está en los bordes, pero sus protagonistas insisten en que son el hueco del picarón.