Periodistas en los exteriores de la Corte de San José, en California. (Foto: Liliana Michelena)
Periodistas en los exteriores de la Corte de San José, en California. (Foto: Liliana Michelena)
Liliana Michelena

Liliana Michelena, periodista peruana desde San José (California)

ya se encuentra bajo la custodia del gobierno de los Estados Unidos para ser extraditado al Perú. Así lo confirmó el Servicio de Alguaciles, tras horas de confusión sobre el paradero del expresidente la mañana del viernes en California.

En una concesión de carácter geográfico, el juez federal Thomas Hixson había ordenado su entrega para el viernes a las 9 a.m. en la Corte de San José, al extremo sur de la Bahía de San Francisco, más cerca del domicilio del Toledo en Menlo Park. Casi una hora después del tiempo pactado, una veintena de periodistas seguían vigilando todas las puertas del recinto, sin indicios del extraditable, ni de su esposa, ni del vehículo en que habían salido del domicilio de Sharon Road.

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Toledo ya se encontraba al interior. Seguridad del edificio confirmó que había llegado solo un poquito después de la hora.

Por la tarde, fue trasladado a la Correccional Maguire, en el condado de San Mateo, la misma prisión que ocupara a finales del 2019 e inicios del 2020, bajo los rigores del confinamiento solitario. El 20 de marzo del 2020, Toledo salió de Maguire demacrado, con la mirada turbada y la piel clara de quien no había visto el sol en mucho tiempo. El viernes, en un día cálido en la bahía, se le vio por última vez en un video aficionado, bastante más entero, cargando sus propios bultos en la maletera, camino a Barbadillo.

Fin de una era

El arresto de Toledo, quien ahora espera su vuelo de retorno, marca el final de su relación con el área de la Bahía de San Francisco, adonde llegó en 1966 con media beca, directo de Chimbote, y donde ha vivido casi la mitad de su vida. A nivel personal, muy probablemente resulte en una nueva separación con Eliane Karp, quien enfrenta junto a su esposo el proceso por el caso Ecoteva, que haría peligrar su libertad si decidiera acompañarlo en su repatriación.

Para el gobierno de los Estados Unidos, su detención marca el final de un esfuerzo de años por parte del equipo de fiscales, que vieron el proceso saltar de uno a otro fuero judicial, en un intento del expresidente de encontrar una respuesta que le sirviera. Los argumentos de la defensa nunca cambiaron: solo hay investigación y no un documento acusatorio como lo pide el tratado de extradición. La respuesta, siempre la misma: con el folio peruano y la causa probable era suficiente.

El proceso pareció extenderse para siempre. Casi cuatro años después, Toledo está a solo días de anotarse una nueva dirección: la cárcel de los presidentes.

No contaban con su astucia

  • Todos los periodistas que esperaban afuera de la corte cayeron en la cuenta al mismo tiempo: Alejandro Toledo cambió de carro en el camino.
  • Mientras todos esperaban una camioneta negra, otro vehículo se escurrió por el parqueo minutos después de las 9 a.m. El momento más esperado por las cámaras quedó así sin registro.

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