“Torre Tagle reaccionó ante México como si se tratara del asilo de un enemigo. Ese sí fue el caso del ex vicepresidente correista Jorge Glas en Ecuador, que provocó que el presidente Daniel Noboa asaltara la embajada mexicana”.
“Con una presidenta cada vez más débil y precarizada, el Congreso pierde frenos. Solo se los pueden poner los sectores e intereses que representan algunos congresistas y bancadas, o el autocontrol ideológico/programático de unos pocos derechistas e izquierdistas”.
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1. No son los mexicanos, somos nosotros
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La decisión mexicana de exigir visa a los peruanos –tras algunos años de libre tránsito entre dos miembros de la Alianza del Pacífico- generó una réplica caliente de Torre Tagle: ahora, nosotros les exigiremos visa. El canciller Javier González-Olaechea anunció la aplicación del principio marginal de reciprocidad (no existe ni con EE.UU. ni con Canadá, por ejemplo) y deslizó que se enmarcaba en medio de nuestras ‘tensiones’. La protesta airada de los gremios turísticos que, según cifras que ellos mismos difundieron ubican a México en el # 9 del origen de nuestros visitantes, lo volvió a la realidad. Corrección diplomática: se dio un paso atrás en la decisión que, más que aplicación de la reciprocidad, pareció una retaliación.
La embajada mexicana dijo, el lunes pasado, algo creíble por encima de las provocaciones del saliente AMLO (las elecciones presidenciales son en junio): que la decisión es migratoria y no diplomática. Días atrás, la revista Americas Quarterly (“Peru’s brewing migration storm”, 1/4/24) anticipó que México buscaba restringir la migración ilegal peruana que lo toma por última parada antes de intentar llegar a EE.UU. Es presumible que la administración Biden haya presionado a los mexicanos para que tomen medidas de este calibre. Torre Tagle reaccionó como si se tratara del asilo de un enemigo. Ese fue el caso del ex vicepresidente correista Jorge Glas en Ecuador que provocó en el presidente Daniel Noboa un arrebato contra el derecho internacional, asaltando la embajada mexicana para detenerlo. AMLO termina su mandato como un gran provocador que ha hecho pisar palitos a varios de sus pares.
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2. Maldito tic tac
La Comisión de Fiscalización es la única instancia del Congreso donde el escándalo de los relojes se mantiene vivo. Para las otras instancias, incluidas la mesa directiva y la junta de portavoces, se apuesta por voltear la página. Wilfredo Oscorima, el gobernador de Ayacucho sindicado por Boluarte como quien le ‘prestó’ tres relojes, compareció ante la comisión pero guardó silencio. Tras el pronunciamiento de Boluarte en el que confesó los ‘préstamos’ de Oscorima, este, a través de su abogado Humberto Abanto, se allanó a la versión presidencial. Incluso le hizo un ajuste para que sea más digerible: admitió que un Rolex sí lo compró con la intención de regalárselo por su cumpleaños, pero ella no aceptó el obsequio y se lo quedó prestado.
Por lo tanto, el silencio de Oscorima en esa instancia política, transmitida en vivo por la prensa, permite intuir que la suya no será una lealtad de acero. A Boluarte se le abren muchos frentes y no tiene el carisma ni el ascendiente caudillista que genere fidelidades a prueba de balas. La desconfianza está instalada en su entorno y llegó al extremo de validar, con sutiles insinuaciones en su último discurso, el rumor de que el ex primer ministro Alberto Otárola pudiera haber ayudado a echar fuego al destape de los Rolex.
3. Congreso de plácemes
Con una presidenta cada vez más débil y precarizada, el Congreso pierde frenos. Solo se los pueden poner los sectores e intereses que representan algunos congresistas y bancadas, o el autocontrol ideológico/programático de unos pocos derechistas e izquierdistas. Ese grupo puede ser mínimo, como los 5 congresistas que votaron contra el 7mo retiro de fondos de las AFP. O puede aspirar a una mayoría si encuentra grupos y gremios que advierten de los efectos secundarios de sus leyes, como en un reciente predictamen aprobado en la Comisión de Pueblos Indígenas que busca derogar la ley forestal no hace mucho promulgada. O se delata en respuestas de congresistas cuando los periodistas les preguntamos por la cuestionable derogatoria del DL 1607 que facilitaba el combate contra la minería ilegal: ‘las leyes son perfectibles’, ‘todo puede ser revisado’, ‘vamos a evaluar’.
En conferencia de prensa del primer ministro Gustavo Adrianzén el miércoles, el flamante ministro de Educación, Morgan Quero (ex jefe del gabinete de asesores del despacho presidencial) dijo que el Congreso aprobó por insistencia una norma que observó el Ejecutivo, pues permite el reenganche de profesores retirados sin que sean evaluados. Quero agradeció al Congreso por haber, al menos, recogido una observación palaciega para facilitar la capacitación de los maestros beneficiados. Esas fricciones cariñosas, esa convivencia avergonzada de sí misma, marca la homologación –que no es lo mismo que equilibrio- de los poderes Ejecutivo y Legislativo en el Perú.