Vladimir Cerrón en el Congreso. (FOTO: ALESSANDRO CURRARINO / EL COMERCIO)
Vladimir Cerrón en el Congreso. (FOTO: ALESSANDRO CURRARINO / EL COMERCIO)
/ ALESSANDRO CURRARINO
Héctor Villalobos

El siempre dinámico líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, ha estado muy activo esta semana. Las celebraciones por el decimoquinto aniversario de Perú Libre, partido que fundó, han servido de pretexto para verlo y oírlo hasta por gusto. El hemiciclo Raúl Porras Barrenechea, antiguo escenario de los grandes debates y disertaciones de los senadores, esta vez fue utilizado como auditorio personal por el sentenciado líder del partido que llevó a Pedro Castillo a la presidencia. En su discurso, este despotricó contra diversas instituciones del Estado, incluido el propio Congreso que lo albergaba.

Rodeado por representantes de su agrupación, Vladimir Cerrón proclamó una arenga en contra de la fiscalía y los medios de comunicación y acusó al Legislativo de haber dirigido un “golpe militar parlamentario” en contra de su antiguo protegido, hoy preso en el penal de Barbadillo. Lo que olvidó o no quiso mencionar es que su propio hermano Waldemar, a quien ha puesto como vicepresidente del Congreso, y sus incondicionales escuderos Américo Gonza y María Agüero también votaron a favor de la vacancia de Castillo el 7 de diciembre del 2022. Bajo esa lógica cerronista, Waldemar y Gonza serían también golpistas.

En su discurso atacó a la fiscalía que investiga el Caso Los Dinámicos del Centro y que ha llevado a prisión a su operador Arturo Cárdenas ‘Pinturita’ y otros integrantes de su partido. De acuerdo a su versión, este proceso no es más que un intento por “desestructurar” a la dirigencia de su organización.

No es la primera vez que la sede de un poder del Estado es utilizada como plataforma de ataques contra otras instituciones. Castillo convirtió en una práctica común el uso del patio o los salones de Palacio de Gobierno como escenario de arremetidas en contra de las entidades que integran el sistema de justicia, en especial la Fiscalía de la Nación que lo investigaba. Lo de Cerrón en el Congreso parece ser la confirmación de una práctica extendida en el partido del lápiz.

Desde que Waldemar es vicepresidente de la Mesa Directiva, el Legislativo se ha convertido en una sucursal de Perú Libre. Todo esto con el beneplácito de la administración del Congreso y la Oficialía Mayor. El culto al líder llegó a alucinantes niveles de personalismo hace unos días, cuando la sala Francisco Javier de Luna Pizarro fue utilizada para una exposición fotográfica en la que vimos todos los rostros del fundador: Vladimir de chiquito con su peinado raya al costado, Vladimir victorioso ondeando una bandera, Vladimir con su bata de médico, Vladimir arengando a las masas y hasta Vladimir en una caricatura lisonjera. El multiverso Cerrón en su máxima expresión.

Los vacíos legales que hay en el reglamento del Congreso permiten que la sede parlamentaria sea utilizada para este tipo de actividades, en las que no solo se ensalza a figuras mesiánicas sino también se descargan agravios contra otras instituciones del Estado o se intenta reescribir la historia de manera antojadiza. No hay solución a la vista porque no hay voluntad política para hacer los cambios reglamentarios que se requieren.