Ollanta Humala
Ollanta Humala
Diana Seminario

Dice el dicho que “la coima no deja huella”, pero vaya que los Humala-Heredia andan dejando rastros de sus irregularidades, y eso quedó demostrado la semana pasada cuando el portal brasileño Estadao publicó correos electrónicos, órdenes de pago, estados de cuenta y otros documentos extraídos de la copia espejo del software My Web Day B. Todas estas pruebas dadas por confirman la entrega de tres millones de dólares para la campaña presidencial del 2011 y el pago de hasta US$1’399.896,38 cuando Humala era presidente.

Deben ser pocas las veces –o únicas– que un pago irregular queda evidenciado de esta forma. En su intento de defenderse, el ex presidente Humala, en entrevista en Canal N, sostuvo que los correos los envía Odebrecht desde su casa; es decir, como si se los inventara, con el único afán de hundirlo. Lo que no dice el comandante es que si el ex CEO de la constructora inventara sus delaciones, se arriesga a perder los beneficios de los que goza, como la prisión domiciliaria.

Esta noticia –que más de un comentarista y/o activista político quisiera que pasara desapercibida– es muy grave y marca un penoso antecedente. Ya lo dijo el penalista Luis Lamas Puccio, estas evidencias podrían abrir una nueva línea de trabajo para la fiscalía, porque al presunto delito de lavado de activos, por el que ya se investiga a Humala Tasso, se sumaría el de presunta corrupción. “Podríamos hablar de cohecho activo o pasivo, tráfico de influencias; porque nadie va a entregar dinero a un presidente a cambio de nada, ¿verdad?”, dijo Lamas a este Diario.

¿Nos hemos preguntado por qué recién todo se va desenredando en el Caso Lava Jato? Lo escribió Fernando Rospigliosi en su columna semanal: “Lo que algunos se encargan cuidadosamente de solapar es que esta valiosa evidencia llegará dentro de poco oficialmente al Perú y será posible incorporarla al proceso, gracias al acuerdo preliminar suscrito por la fiscalía con Odebrecht, la fiscalía del Caso Lava Jato por fin unificada por Gonzalo Chávarry. Si eso no hubiera ocurrido –fusión y acuerdo–, de seguro el Caso Lava Jato, el más grande en la historia reciente del país, seguiría entrampado como sucedió en el curso de los últimos meses y años”.

La crítica más recurrente en los últimos días es que este gobierno quiere acabar con la corrupción, pero el fiscal Chávarry es un obstáculo. Sin embargo los hechos son irrefutables: se viene avanzando en apenas dos meses, lo que no se ha visto en casi dos años.

Desde aquí no queremos ni destruir ni defender al fiscal de la Nación, solo podemos exponer los hechos, y la semana pasada hemos sido testigos de algo sin precedentes: la coima sí deja huella y las evidencias están más cerca de lo que podemos imaginar.

Si quienes se dicen los abanderados de la lucha contra la corrupción quisieran dar en serio esta batalla, estarían celebrando el acuerdo de la fiscalía con la constructora brasileña y la unificación del Caso Lava Jato. Chávarry deberá dar las explicaciones que tenga que dar y someterse a los procesos en el Parlamento, entre tanto, sigamos con atención los pasos de la Fiscalía de la Nación y sus nuevos hallazgos.