Luis Roel Alva (Lima) fue uno de los primeros congresistas de Acción Popular en salir a desvirtuar el planteamiento de vacancia presidencial que deslizó su colega de bancada, Orlando Arapa (Puno). El nieto de Javier Alva Orlandini desarrolla su crítica hacia las facciones de izquierdistas y radicales, y pide la intervención del Comité Político, ante el limbo en el que se encuentra el partido de la lampa por tener un presidente con mandato vencido.
— En la votación de investidura del primer ministro Walter Martos, Acción Popular no logró un voto unánime. ¿Por qué le está costando a la bancada tomar posturas colegiadas?
En el caso del voto de confianza, es un tema de conciencia. Y como Acción Popular es un partido democrático, entiende que no solo debe practicar la democracia afuera de la bancada, sino también en la interna. En la primera votación de confianza, en el caso de Pedro Cateriano, se permitió, en aras de esa democracia interna, que cada uno votara de acuerdo a su conciencia y razonabilidad, por eso hubo un grupo que votó a favor, otro en abstención y otro en contra. El martes, la gran mayoría votó a favor porque el premier Walter Martos vino con un discurso más conciso, y directo para afrontar los grandes retos que tenemos con esta crisis. Este Gabinete Ministerial demostró tener mayor reacción que el anterior.
— En sus intervenciones, los congresistas realizaron diversas preguntas, usted realizó algunas consultas también. Sin embargo, el primer ministro cerró su discurso sin responder ninguna. ¿No les llamó la atención que no respondiera?
Creo que fue una respuesta concisa en cuanto iba a acercar cada sector al Congreso. Es decir, ha tenido el gesto político de decir que los ministerios se van a acercar a los congresistas para trabajar conjuntamente y absolver las dudas, y comprometerse en un trabajo conjunto. Esto en aras de que ambos poderes, en esta situación de crisis, puedan llevar soluciones al país. Es un mensaje potente.
— ¿Suficiente para otorgarle el voto de confianza?
Creo que sí. No solo el mensaje de cierre, sino también el de inicio y los gestos políticos. El premier Martos, ni bien fue juramentado, vino al Congreso a tener una reunión con el presidente Manuel Merino de Lama y tuvo un mensaje conciliador y en aras de lograr también un trabajo conjunto, prometió respeto y metas concretas en este último tramo del Gobierno.
— Me gustaría regresar a Acción Popular. Si bien me dice que se trató de un voto de conciencia, su bancada es la que más votaciones fragmentadas registra. ¿Eso cómo lo explica?
Acción Popular tiene prácticas democráticas, tanto en el partido como dentro de la bancada. Hay posiciones diferentes sobre varios temas, tanto en proyectos de ley como en estas situaciones del voto de confianza, que se respetan y se debaten. Claro, hay posiciones que están fuera de nuestra doctrina, valores y principios partidarios. Pero ya no corresponde a la bancada sino al Comité Político a hacer un llamado fuerte a estos correligionarios que se van por la libre y no siguen los principios, valores, y nuestra postura partidaria.
— ¿Considera que estas posturas están afectando a la bancada?
Sí, porque nos muestra frente a la prensa, a la sociedad, que estamos fragmentados cuando de verdad estamos ejerciendo la democracia interna. Hay congresistas que se alejan de nuestros principios y valores y debe haber el llamado de atención para que se reconduzcan a la postura de Acción Popular, a nuestra doctrina.
— ¿No ha sido firme el Comité Político en ese sentido?
Lo he advertido en varios momentos. Creo que tiene que hacer un llamado fuerte al orden a la bancada para evitar las desviaciones ideológicas contrarias a la protección de los derechos humanos, a la democracia. No somos de izquierda, ni de derecha, somos de centro.
— Desde fuera se observa una dispersión de liderazgos. ¿Cómo se refleja eso en la bancada?
No tenemos hoy dirigencias con mandato vigente. No tenemos secretario general, y tenemos un presidente [Mesías Guevara] con mandato vencido. Eso genera que lo único que tenemos es un Comité Político que solo puede exhortar. No hay tribunales de disciplina, que existiesen si tendríamos secretario general y presidente. Tenemos que solucionar, con elecciones internas, nuestros problemas dirigenciales.
— ¿Y quien debería ser el próximo presidente del partido?
Es cierto que tenemos varias tendencias, eso es bueno y saludable, siempre que se respeten los parámetros de la ideología de que Acción Popular es un partido de centro. Necesitamos un presidente que empuje el coche en estas elecciones generales 2021, sin importar quien vaya manejando, es decir, quien lidere la plancha presidencial. Porque en la última elección [presidencial del 2016], tuvimos dirigentes que por razones ideológicas decidieron no brindar un apoyo al candidato presidencial, y eso no debe volver a pasar. Se debe apoyar al candidato presidencial, ese debe ser el compromiso del nuevo presidente de Acción Popular. No se debe boicotear al candidato presidencial.
— ¿Cómo se boicoteó al candidato en el 2016?
Porque no hubo un apoyo del presidente del partido [Mesías Guevara] a Alfredo Barnechea.
— ¿Quién podría tomar las riendas para, como usted dice, empujar el coche de Acción Popular en las elecciones 2021?
Creo que hay varios candidatos a la plancha presidencial, pero no tenemos candidatos a la presidencia del partido. Esperamos que, con la normativa aprobada en el Congreso, que implica la renovación de dirigencias, aparezcan candidatos que cumplan con mantener la ideología de Acción Popular, nuestros principios y valores.
— ¿Usted no ve a nadie con ese perfil por ahora?
Hasta ahora no hay ninguno que se haya lanzado. No podría adelantarme si es que no hay nadie dispuesto a aceptar ese reto. Uno emite una opinión siempre y cuando esa persona dé el paso adelante. Hasta ahora no hay un candidato que quiera postular. No quisiera comprometer a nadie.
— Pero sí hay candidatos presidenciales. En ese escenario, ¿quién considera debería ser la figura presidenciable de Acción Popular?
Acción Popular tiene dos buenos precandidatos, que son Raúl Diez Canseco, quien ya anunció su postulación hacer un par de semanas. Y Alfredo Barnechea que, sin hacer campaña, siempre está en las encuestas. Lo importante es que el candidato genere consenso, tanto dentro como fuera del partido, y tenga una lealtad probada a los principios e ideología del partido, y sin acusación alguna de corrupción, o actuación antiética. Esta debe ser una constante, no solo en nuestros candidatos a la plancha presidencial, sino también al Congreso.
— ¿Y no considera al excongresista Yohny Lescano, quien también ha anunciado su precandidatura?
Bueno, si el excongresista Lescano ha lanzado su precandidatura, bienvenido, somos un partido democrático. Quien quiera optar a ser parte de la plancha presidencial tendrá que ganarse el voto de los militantes. Nosotros realizaremos una elección “un militante, un voto”.
— ¿Usted a quién ve con mejor perfil de candidato presidencial?
Creo que Raúl Diez Canseco encarna lo que es la ideología de Acción Popular, y además de Fernando Belaunde Terry. Y creo que Alfredo Barnechea, en el poco tiempo que tiene en nuestro partido, también ha logrado compatibilizar con nuestros valores y principios.
— No se inclina por uno.
Hoy por hoy, Raúl es el único que ha lanzado su precandidatura y Alfredo sale en las encuestas. Quisiera saber también si Alfredo se lanza, para elegir entre uno y otro.
— ¿Usted cómo se ubica dentro de las tendencias partidarias de Acción Popular?
Yo he nacido en Acción Popular. Mis dos abuelos son fundadores de Acción Popular, Javier Alva Orlandini y Luis Roel Saco. Mis padres se conocieron en la campaña de Fernando Belaunde, en los ochenta. Literalmente nací en las entrañas del partido, soy de centro. Si me preguntas de qué tendencia soy, te digo que soy ‘Alvista’. Eso me obliga a ser un militante que cree que no hay posturas extremas en la política, que se puede adoptar por una postura de centro, en defensa de los derechos humanos.
— Pero la realidad de la bancada es otra. ¿Considera que se se han desviado?
Creo que la gran mayoría de colegas congresistas mantenemos la ideología de Acción Popular. Vemos a otros que por ahí no siguen esa doctrina, pero como ya comenté, está el Comité Político para llamarlos al orden.
— En el ámbito legislativo, usted impulsó esta norma que otorgó seis meses adicionales de plazo para introducir cambios electorales. El proceso electoral fue convocado en julio y a la fecha no tenemos las reglas definidas porque el Congreso ha demorado con las normas que debía aprobar. ¿Haber extendido ese periodo no terminó complicando el proceso electoral?
Yo mencioné que se nos venía una situación desconocida, que era la pandemia y que no sabíamos cómo podría afectar el proceso electoral. Se suspendieron primero las PASO [Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias] porque iba a aumentar los contagios, porque tenemos más de 20 partidos que tendrían que haber hecho este tipo de elecciones. Luego aprobamos paridad y alternancia para todos los altos cargos. Podemos aprobar todavía los impedimentos para sentenciados. Además de la norma de democracia interna, excepcional, para esta pandemia. Tú fuiste uno de los mayores críticos en ese momento, pero creo que esta ley ha permitido lograr grandes cambios, y hemos podido darle una salida democrática a las elecciones internas de los partidos.
— A lo que voy es que se pudo aprobar todo ese paquete antes de julio.
Era difícil para casos como impedimentos (para postular), que necesitabas dos legislaturas por tratarse de una reforma constitucional.
— Claro, pero democracia interna recién lo han definido la semana pasada, en agosto.
Pero imagínate, cuántos debates se han dado.
— Se pudo tramitar más rápido...
Son sesiones que parecen maratónicas, dos días a la semana, donde muchos congresistas sacrificamos otras comisiones para estar en ella. No es que seamos tres o cuatro partidos los que debatimos, somos nueve bancadas y cada una tiene una realidad diferente en sus respectivos partidos.
— ¿Cuál es su balance en el panorama general de las leyes aprobadas en el Congreso? Existe una fuerte crítica por la falta rigor técnico, sobre todo en los proyectos de materia económica.
Hemos tenido momentos en donde hemos dado respuesta a la ciudadanía en cuanto a necesidades. Hemos respondido a la agenda que teníamos prevista antes del 26 de enero, que fueron las elecciones, y que lamentablemente por la pandemia se tuvo que cambiar. Antes de las elecciones, la agenda era la reforma política y la reforma de justicia. Hoy tenemos economía, trabajo, salud, se ha ampliado la agenda parlamentaria por el COVID-19. Hay tensión entre la necesidad y la responsabilidad fiscal, eso siempre se va a dar cuando hay una necesidad de la ciudad por subsistir.
— ¿Y qué criterio va a primar?
Esa ley que tanto criticaron de las AFPs, permitía a la ciudadanía sacar hasta 3 UITs [Unidad Impositiva Tributaria]. Para muchas personas, esa fue una posibilidad de subsistir.
— ¿Eso justifica que ahora quieran habilitar el retiro del 100% de los fondos de las AFPs?
Es un tema que aún no lo hemos debatido, ni en bancada, ni yo personalmente. No puedes tomar una decisión si hay una variedad de propuestas. Las tres comisiones que ven el tema deberían coordinar y elaborar una sola propuesta.
— Esa es parte de la crítica. Cada grupo quiere aprobar su propia fórmula.
Deberían hacer una sesión conjunta y emitir un solo dictamen. Si no vamos a estar opinando sobre textos que no sabemos cuál primará en el pleno. Además, tenemos la comisión especial sobre el sistema de pensiones que la preside la congresista [Carmen] Omonte. Creo que hay una falta de orden, debemos buscar cómo ordenarnos. Tenemos que ver también si la comisión que menciono tiene algo que decir al respecto.
— ¿A qué atribuiría esta falta de orden? ¿Inexperiencia parlamentaria? ¿Exceso de protagonismo?
Es un tema de coordinación. Estamos en un contexto de pandemia donde no nos permite estar a todos en el Palacio Legislativo. Sesionamos virtualmente, y eso nos imposibilita coordinaciones presenciales.
— En el tema de control político, desde su bancada se han hablado de escenarios de censura para los ministros de Educación y de Economía. ¿Usted también va en esa línea?
El control político es una atribución constitucional. Están citando a los ministros a las comisiones, en algunos casos han sabido responder a las inquietudes de los congresistas, en otros casos, no y eso ha generado las mociones de interpelación. Queda esperar que venga el ministro de Educación, responda al pliego, y hacer un análisis. Así lo hicimos con Cateriano y Martos. Esperamos el mensaje, hicimos preguntas y esperamos los gestos políticos. En el caso del ministro Benavides, vamos a tener que esperar sus respuestas y en base a ello, tomaremos una decisión.
— ¿Y la vacancia presidencial? Es un tema que salió de su bancada también.
La vacancia no es un tema que se ha tratado en la bancada, nunca se ha tratado. La bancada sacó un comunicado, los voceros han salido a rechazar esa posición personalísima del congresista Arapa. El congresista Arapa debe entender que pertenece a un partido, y ese partido es Acción Popular. Él no ha sido elegido por un partido de Arapa y su pensamiento único, él pertenece a Acción Popular. Si bien tiene discrepancias sobre cómo se está llevando la gestión de gobierno, él debe darse cuenta que somos un partido democrático y de centro. A pesar de que no tenemos mandato imperativo, también es cierto que nos debemos a un colectivo. Si sus opiniones están en las antípodas de la bancada, debería evaluar con quien tiene más coincidencias.
— ¿Con quién cree que tiene más coincidencias el congresista Arapa?
Él debe evaluar con quien tiene más coincidencias. Ya hemos tenido discrepancias sobre el tema de derechos humanos, el tema relacionado a la Constitución, y ahora sobre el tema de la vacancia que no ha sido tratado, ni en el partido, ni en la bancada.
— Usted preside la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, ¿cuántos casos tiene en sus manos a la fecha?
Tengo una gran carga procesal, pero, sobre todo, una responsabilidad ante el Congreso y el país. Tengo a la fecha, 31 denuncias constitucionales calificadas, 51 por calificar, y un total de 82 denuncias ciudadanas. En total, tengo 130 causas en trámite o por calificar. Nosotros sesionamos dos veces por semana, hemos tenido 18 informes de calificación aprobados, ocho de ellos procedentes que correspondían a 22 denuncias, lo cual se realizó en aproximadamente dos meses de trabajo. No es poco, porque hay que tener en cuenta las limitaciones de logística y de personal, propio de trabajar en un contexto de pandemia. Esperamos terminar con los casos emblemáticos y demostrar que este Congreso es diferente al anterior que fue disuelto.
— ¿Cuándo podrían estar los primeros informes con acusaciones?
Si todo va bien, creemos que en setiembre u octubre tendremos casos en el pleno. No solo es una responsabilidad de la subcomisión, sino también de la Comisión Permanente. He remitido varios oficios al presidente del Congreso con los informes calificados por mi gestión, los cuales requieren de una sesión de la Permanente para ser ratificados y me den los plazos de investigación. Luego de ello, los voy a delegar a diferentes miembros de la comisión.
— Si no me equivoco, la Comisión Permanente hasta ahora no ha sesionado.
Exactamente. Tenemos un gran problema en ese extremo y lo he hecho conocer a la Mesa Directiva. Me han dicho que a más tardar la próxima semana estarían sesionando para tener informes ratificados y el plazo de investigación para empezar a derivarlos a los congresistas que serán los responsables de la investigación y del informe final.
— ¿Los está limitando la Permanente?
En cierta manera, sí. Porque no permite que los congresistas miembros de la Subcomisión [de Acusaciones Constitucionales] puedan iniciar la investigación pertinente. Pero creo que se solucionará la próxima semana.
— ¿Cuáles prevé que serán los primeros casos que llegarán al pleno?
Tenemos los casos del exfiscal de la Nación Pedro Chávarry, los exmiembros del CNM [Consejo Nacional de la Magistratura], de fiscales supremos. También casos de excongresistas que ya fueron aprobados. Hay varios casos relevantes, no solo para la ciudadanía, sino para el sistema de justicia.