Que nadie dude de la suerte acciopopulista. Su símbolo debió ser una estrella como la del Apra y no una lampa simplona. Miren su ‘timeline’ lechero: se fundaron en 1956 y ya eran gobierno en 1963. A Fernando Belaunde le faltaba poco para acabar cuando cayó víctima del golpe de Velasco en 1968. Se dio el lujo de no participar en la Asamblea Constituyente de 1978 y, a pesar de ese desdén, ganó en 1980. Todo lo horrible de esa década de los 80 está asociado, en nuestra memoria histórica, a Alan García, olvidando que AP lleva su parte.
Nuevamente, AP se dio el lujo de desdeñar la convocatoria constituyente de 1993 y, ¡vaya que son lecheros!, le tocó a su cuadro Valentín Paniagua, el menos votado de tres acciopopulistas en el Congreso, suceder constitucionalmente a Fujimori y presidir el gobierno de transición entre el 2000 y el 2001. Si se suma el breve pero legal gobierno de Manuel Merino en el 2020, AP es el único partido vigente con 4 gobiernos a cuestas (entre el s.XIX y el s.XX, el extinto Partido Civil tuvo más de una media docena de gobiernos, si se cuentan breves y confusos interregnos).
Súmenle a la fortuna de AP que en los últimos quinquenios ha tenido candidatos de sorpresivo caudal electoral, como Alfredo Barnechea y Yonhy Lescano, con los que cómodamente saltó la valla. A nivel municipal, dieron en el clavo con Jorge Muñoz, que ganó Lima y tuvo un extraordinario arrastre nacional. Son tan pero tan lecheros, que luego de que Merino presidió el Congreso y la república en el 2020, ¡zas!, volvieron a presidir el Congreso con María del Carmen Alva en el 2021.
Los líderes históricos del acciopopulismo, como Belaunde, Paniagua y Javier Alva Orlandini murieron en paz, sin tribulaciones judicializadas. Hasta Manuel Merino pasea por el país sin la angustia de sus predecesores (el Congreso votó en contra de una acusación constitucional por los muertos en las protestas de noviembre del 2020). Mientras el Apra adquiere un porte trágico con el suicidio de Alan García y Fuerza Popular presenta nuevos capítulos del melodrama de los Fujimori; AP nos lanza la farsa taquillera de los ‘Niños’. Además de lecheros son tan pero tan frescos, que se dieron el lujo de meter bancadas enteras sin aliados ni invitados, para no regalar ninguna curul a los extraños, para no quitar espacio a algún niño.
Su estructura microcéfala (en realidad varias pequeñas cabezas y bases amplias a nivel nacional), su cómoda definición centrista y el arrastre de los poderes municipales a la hora de las elecciones internas (los alcaldes del partido son los que deciden las listas al Congreso por Lima); han creado una ‘coalición de independientes’ (según el concepto de Mauricio Zavaleta) muy funcional al Perú informal que busca estar representado. Pero con los ‘Niños’, AP se pasó de la raya.
Factor EDAM
Le comenté a Víctor Andrés García Belaunde esta idea del partido lechero y él, acciopopulista de toda la vida, sobrino de Belaunde e historiador aficionado, la asumió de buena gana ¿Se les podría acabar la suerte, Vitocho? “La suerte va y viene, pero no se nos va a acabar”, me responde con cacha. No deja de tener razón, si vemos que justo cuando los ‘Niños’ provocaron la implosión de la bancada, el JNE oficializó al secretario general Edmundo del Águila Morote EDAM. ¿Por qué esto es otra prueba de que son lecheros? Porque la facción que reclamaba la secretaría y prácticamente la había tomado, era la de Julio Chávez, ex alcalde de San Martín de Porres, alineado con los ‘Niños’. Su proceso por regularizar su elección fue tan confuso que incurrió en contradicciones que provocaron que el JNE lo anulara y, sin esperárselo, EDAM fue oficializado.
“Es una suerte que tengamos ahora un dirigente reconocido y podamos cortar las ramas podridas, es una oportunidad que se nos abre. No hay mal que por bien no venga”, sigue Víctor Andrés. ¿Aunque pierdan la bancada en el intento?. “Aunque se pierda la bancada, claro”. Otro veterano dirigente, Alberto Velarde, me dijo algo similar: “El partido no debiera tener bancada, ya eso no importa”. En realidad, García Belaúnde y Velarde se están proyectando al momento en que EDAM tenga que decirnos la verdad: con suerte acciopopulista podrá expulsar a los ‘Niños’ del partido, pero no podrá sacarlos de la bancada. Ese es otro cantar.
He revisado el estatuto del partido (el que está colgado en la página del JNE, que es el firme, no las distintas versiones que esgrimen las facciones) y el reglamento interno de la bancada (una versión de noviembre del 2021 entregada por el entonces portavoz Elvis Vergara al oficial mayor del Congreso) y queda clara cuál debiera ser la ruta para que EDAM pueda agitar con éxito su bandera ‘anti niños’. Hasta ahora, ha prometido más de lo que puede cumplir. Por ejemplo, promover la ‘suspensión’ de estos mientras se les procesa, es algo fuera del estatuto; es un simple gesto político con las tribunas airadas contra sus congresistas. Sin embargo, el plenario realizado el sábado 19 ya ‘suspendió’, hasta que acaben sus procesos, a los ‘Niños’ originalmente denunciados y sobre los que la fiscalía ha hecho importantes avances de investigación: Darwin Espinoza, Raúl Doroteo, Elvis Vergara, Jorge Luis Flores Ancachi, Ilich López y Juan Carlos Mori.
Lo que sí está, en el Art. 31, es que la sanción por “actos de traición al partido se sancionan con la expulsión mediante proceso sumarísimo”. Pero, ¿han cometido los ‘Niños’ traición a AP?. Según el inciso 2 del Art. 27, constituyen actos de traición “sostener públicamente posiciones manifiestamente contrarias a los principios ideológicos del partido”. En la declaración de principios de AP consignada como preámbulo del estatuto, encontramos este principio: “Afirmamos que el ejercicio de la función pública tiene como único fin el servicio de los intereses colectivos, dentro de la más absoluta honestidad, asegurando a los que la desempeñan, una decorosa retribución”. Podría argüirse que en su conducta pública, en sus votos, y en sus declaraciones minimizando o apañando la corrupción del castillismo; traicionaron ese principio.
Hasta ahí, una probable ruta para la expulsión tras proceso sumario; siempre y cuando concluya con éxito la instalación del tribunal de disciplina (recién elegido en el plenario del sábado). También está por verse si el periodo de EDAM concluye indefectiblemente a fines de octubre como está estipulado desde que se trabó la elección o, mediante un argumento algo sinuoso, puede ser postergado 6 meses más. Sino alcanza a empujar el proceso de limpieza, lo haría su sucesor. Quien quiera que sea, tendrá que recoger el clamor ‘anti Niños’ de las bases.
La expulsión del partido no implica, automáticamente, la expulsión de la bancada. Actualmente, los 7 que han quedado en ella son de la facción de los ‘Niños’. Los que renunciaron (a la bancada más no al partido) son los que hubieran podido separarlas si hacían mayoría. Por lo tanto, los 7 harán oídos sordos de lo que diga la dirigencia. En el reglamento de la bancada sí están definidos los motivos de ‘separación definitiva del grupo parlamentario’(así llaman a la expulsión), y los ‘Niños’ han hecho sobrado mérito para encajar en alguno de ellos; pero no hay un artículo que diga que la expulsión del partido acarrea la separación de la bancada sin que haya un debido proceso en la bancada con votación por mayoría.
El Congreso tampoco puede acatar una decisión del partido y dar por no agrupados a los expulsados. Los ‘Niños’ mantendrán el control de la bancada hasta que un nuevo golpe de suerte, con desinfectante y lejía, permita al partido profundizar su limpieza. Y como los acciopopulistas son tan pero tan lecheros, de repente salen bien parados en las próximas elecciones.