La interpelación al ministro de Educación, Martín Benavides Abanto en el Congreso causó gran expectativa debido a que en la previa varias bancadas -incluida desde la fuerza mayoritaria de Acción Popular- se hablaba de un posible escenario de censura. Sin embargo, la sesión se mostró deslucida con un inicio accidentado y con congresistas que no estaban presentes al momento de ser llamados para su intervención.
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Esto fue lo que pasó el jueves 13 de agosto, en la primera sesión interpelatoria del periodo 2020-2021. El ministro Martín Benavides asistió al pleno para responder un pliego de 33 preguntas, todas ellas referidas a su gestión como jefe de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), antes de asumir como titular del Minedu. En específico, estaban referidas al proceso de licenciamiento de dos universidades privadas.
Como lo informó El Comercio eran cuestionamientos que el ministro ya había respondido ante la Comisión de Educación del Congreso y sobre lo cual además existe una investigación en curso.
Como es usual ya en esta etapa virtual del Parlamento, la sesión empezó con retraso. El relator demoró unos 27 minutos pasando lista, mientras que los congresistas terminaban de conectarse a la plataforma de Microsoft Teams.
En tanto, Daniel Urresti (Lima), vocero de Podemos Perú, anunciaba que su bancada no participaría a lo largo de la sesión, debido a una decisión de su bancada. La estrategia política de Podemos es no involucrarse en temas educativos -retiraron a sus miembros de la Comisión de Educación- a fin de evitar ser cuestionados por conflictos de intereses: el líder de Podemos, José Luna Gálvez, es dueño de universidades no licenciadas.
Tras pasar lista, el presidente Manuel Merino (Acción Popular, Tumbes) no dio inicio a la intervención del ministro Benavides para que responda el pliego interpelatorio. Le brindó la palabra a su colega bancada, Walter Rivera (Lima), quien informó sobre un oficio que había recibido por parte de Francisco Sagasti (Partido Morado, Lima).
En su oficio, Sagasti mostraba su rechazo por ser mencionado en algunas de las preguntas del pliego interpelatorio por la participación que había tenido en un comité de Sunedu, antes de ser elegido congresista. Este debate tomó unos 18 minutos, entre que Rivera pedía que se retiren siete preguntas del pliego, y Merino confirmaba con Oficialía Mayor que no existía precedentes en el reglamento para proceder con dicha solicitud.
Otros congresistas alertaron sobre el mal precedente que se podía constituir si se aceptaba el pedido del acciopopulista Rivera.
“Además del tema reglamentario, esto da paso a un mal precedente, porque se podría interpretar que algunos votaron [a favor de la moción] sin leer el pliego interpelatorio. ¿Acaso nuestros colegas votan sin leer?”, cuestionó Diethell Columbus (Fuerza Popular, Lima).
Al final, no se aceptó el pedido de Rivera, y se procedió a dar la palabra al ministro Benavides.
Desaparecidos
La sesión interpelatoria duró exactamente 6 horas con 41 minutos, sin tomar en cuenta los tiempos destinados para tomar lista y lo que se demoraron en resolver el pedido del legislador Walter Rivera. De dicho tiempo, el ministro Martín Benavides usó 1 hora y 42 minutos para responder las preguntas del pliego, y 43 minutos al final de la sesión para replicar las intervenciones de los parlamentarios.
Este Diario monitoreó -de manera sistematizada- la intervención de los legisladores y detectó que solo 50 de los 130 parlamentarios tomaron la palabra en el debate. Es decir, apenas el 38% estuvo interesado en la sesión interpelatoria.
Varios de los congresistas llamados para su intervención no respondían. Esto se dio incluso con los voceros parlamentarios. “No sé qué habrá pasado con mis compañeros anteriores. Quizás el frío de Lima los ha dejado afónicos y no pueden hablar”, ironizó al respecto el fujimorista Diethell Columbus.
Este Diario detectó que 13 parlamentarios no respondieron cuando los llamaron para su intervención, cinco de ellos fueron convocados en más de una oportunidad. Algunos aparecieron luego para regularizar su participación.
Intereses particulares
Las bancadas parlamentarias no mostraron un interés en bloque en contra del ministro de Educación, sino que se mostraron diversos intereses particulares de congresistas que presentaron reclamos por universidades no licenciadas en sus respectivas regiones.
También participaron la mayoría de miembros de la Comisión de Educación, incluido el presidente Luis Dioses (Somos Perú, Piura).
Pero, por ejemplo, en Somos Perú no tomó la palabra el vocero Rennan Espinoza (Somos Perú, Lima). En su reemplazo habló Jorge Pérez (Lambayeque), cuyo asesor principal Ranjiro Nakano le declara la guerra a la Sunedu en sus redes sociales.
En Alianza para el Progreso, su vocera alterna Carmen Omonte (Lima) declaró que no apoyarán una censura, pero en la interna esto fue materia de debate. Semanas atrás, Fernando Meléndez (Loreto), el vocero titular, inició una campaña pública a favor de una universidad no licenciada en Iquitos, y otros varios legisladores de dicha bancada tienen reclamos similares.
Fuentes de la bancada indicaron que el secretario general Luis Valdez (La Libertad) recomendó a los congresistas no tomar la palabra debido a que el mensaje del partido es a favor de la reforma universitaria, pero siete legisladores omitieron el pedido.
Frepap fue la bancada más crítica, desde el discurso de su vocera María Teresa Céspedes (Lima), aunque aclaró que estaban a favor de la reforma universitaria. “Ningún funcionario es indispensable”, refirió en alusión al ministro Benavides.
Si bien no se logró consenso para una censura, fuentes legislativas informaron que José Vega (Lima), vocero de Unión por el Perú, anunció que buscaría las firmas necesarias para impulsar una moción para sacar a Benavides del Minedu.
Desde la bancada upepista se pronunciaron los discursos más duros contra el ministro. Especialmente con el legislador Rubén Ramos (Puno), quien ya había mostrado un mensaje duro desde la sesión investidura del primer ministro Walter Martos, el pasado martes 11, donde tildó de “corrupto” al ministro Martín Benavides.
Uno de los congresistas más críticos y con más participación en la sesión fue Marcos Pichilingue (Fuerza Popular, Callao). En la Comisión de Educación, la bancada Podemos Perú le ha cedido su asiento para que pueda participar con voto en dicho grupo. Según su hoja de vida presentada ante el Jurado Nacional de Elecciones, Pichilingue cursó estudios en Telesup, universidad de los Luna, líderes de Podemos.
Ningún legislador de Podemos tomó la palabra en el debate, con el fin de evitar que se señale el conflicto de interés por los negocios universitarios de su líder. Sin embargo, fuentes legislativas informaron que, en diversos momentos, el legislador José Luna coordinó con los legisladores con José Vega (UPP) y Guillermo Aliaga (Somos Perú).