En menos de diez días, al menos tres congresistas —Isabel Cortez (Cambio Democrático – Juntos por el Perú), Flor Pablo (No Agrupado) y Pasión Dávila (Bloque Magisterial de Concertación Nacional), respectivamente— se han visto cuestionados por promocionar agrupaciones políticas en plena semana de representación, presuntamente utilizando recursos del Congreso de la República para sus fines proselitistas.
Los casos fueron dados a conocer por el dominical “Panorama”. El primero de ellos, implica directamente a la legisladora Cortez, vinculada al ‘Partido Obrero del Perú’. La legisladora fue captada en enero pasado promoviendo la agrupación e, incluso, su asesor principal, Luis Zea, fue quien separó en diciembre la denominación del nuevo partido ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Por este caso, la Comisión de Ética aprobó iniciar una investigación.
A ello se suma ahora el caso de la congresista Flor Pablo y del legislador Pasión Dávila, respectivamente. Según el dominical, Pablo Medina viajó a Ayacucho en marzo, durante la semana de representación, y habría promovido la organización política ‘Lo Justo’. Además, Dávila Atanacio habría hecho lo propio en abril en Puno, con la agrupación ‘Todo con el Pueblo’, en donde también participó su colega Alfredo Pariona (No Agrupado). Todo ello, presuntamente utilizando los recursos del Estado.
A su juicio de la congresista Flor Pablo, no faltó al reglamento pues la reunión fue en la noche y después de realizar sus actividades “fiscalización” en la región. “No fui a hacer campaña de recolección de firmas, a formar comités (…) No creo que acá hay un error porque todo el día he trabajado y sigo haciendo mis actividades políticas”, acotó.
Mientras Pasión Dávila negó que esto haya sido en la semana de representación, y que el evento ocurrió un día sábado después de realizar una actividad. “No fue en la semana de representación, yo viajé a Puno el día 13 de abril, fue un día sábado (…) En la tarde, a partir del mediodía, sí obviamente participamos en ese evento que habían organizado los autoconvocados que simpatizan con Pedro Castillo y asistí en la tarde”, recalcó.
Una denuncia ante Ética
El parlamentario Alejandro Muñante (Renovación Popular) presentó una denuncia ante la Comisión de Ética Parlamentaria en contra de los dos últimos legisladores, los cuales deberán responder ahora ante el citado grupo de trabajo.
Para Muñante, se habría infringido el Código de Ética Parlamentaria, por lo que corresponde que el grupo de trabajo —que dirige Diego Bazán (Avanza País)— emita una sanción. En diálogo con El Comercio, indicó que, al realizar estas acciones, aprovechando los recursos del Congreso, se “está sacando la vuelta a la norma y cometiendo una práctica antiética, por lo menos”.
Mencionó que las actividades partidarias “no están proscritas”, siempre que sean fuera del horario laboral y con el propio peculio de cada parlamentario. Sin embargo, Muñante remarcó que ello es diferente cuando se trata de una semana de representación en donde no solo se ha recibido el pasaje por parte del Congreso, sino que, además, un bono de S/2.800.
“Están justamente aprovechando este limbo para fomentar su propia agenda, cuando debería ser todo lo contrario. Ahí sí creo que se está faltando a la ética”, dijo Muñante a El Comercio.
Además, en su denuncia postuló que “no entra en debate o discusión si el proselitismo político realizado” por los parlamentarios fue después de su jornada laboral o en la noche, sino que “la conducta antiética radica en que aprovechando su cargo pidió un pasaje aéreo al congreso para ir a promover su partido político en Ayacucho en plena semana de representación”.
El parlamentario Esdras Medina (No Agrupado), integrante de la Comisión de Ética Parlamentaria, indicó que al igual que en el caso de la congresista Cortez, los nuevos casos también tendrían que ser abordados por el grupo de trabajo.
“No podemos medir a una congresista con una determinada medida y a otros con otra, en este caso, va a tener que pasar a Ética y luego pasa a investigación y allí se podrá determinar hasta qué grado de responsabilidad tiene cada uno”, subrayó en comunicación con El Comercio.
Mencionó que, si bien durante estos días se encuentran en semana de representación, en la siguiente sesión ordinaria prevista para el próximo lunes 27 de mayo tendría que darse cuenta y seguir el procedimiento.
Lo que recibe un congresista, y lo que puede o no hacer
En diálogo con El Comercio, el constitucionalista Alejandro Rospigliosi y el exoficial mayor del Congreso José Cevasco explicaron que, a fin de poder realizar sus actividades por semana de representación, todos los congresistas de la República reciben mensualmente un bono de S/2.800.
Además, también cuentan con 48 pasajes de avión anuales, cada uno de los cuales bien pueden utilizar durante la semana de representación como en cualquier otro momento a lo largo de las legislaturas que tiene cada año, lo cual no viene de ahora, sino que está contenido en el Acuerdo N° 059-2012-2013/MESA-CR.
“Disponer que la Administración del Congreso realice las acciones pertinentes para otorgar a los Congresistas de la República, para el mejor desempeño de la función congresal, 48 pasajes anuales vía aérea, a cualquier lugar del país y en cualquier línea aérea, tengan o no convenio con el Congreso”, se indica en el mencionado acuerdo.
Rospigliosi apuntó que, además del bono y los pasajes de avión, el Congreso podría adicionar otro monto si es que se llevará a cabo alguna audiencia o reunión justificada por el parlamentario. En cada viaje por semana de representación, cada congresista bien podría disponer, además, de uno o hasta dos asesores, cuyos viajes y viáticos son cubiertos por parte del Parlamento Nacional.
“La semana de representación es importante porque los congresistas tienen tres funciones: fiscalizar, legislar y representar. (…) Se desvirtúa cuando [los congresistas] no viajan a sus regiones, cuando viajan con una segunda opción, juntar firmas para su partido político personal”, cuestionó Rospigliosi.
Por su parte, Cevasco explicó que “la semana de representación es para dar cuenta ante los votantes del trabajo parlamentario que el congresista ha dado durante el mes y también para recibir demandas ciudadanas a efectos de que los parlamentarios puedan procesarlas”.
“No me parece bien que, en paralelo, se usen los recursos públicos para hacer proselitismo para la creación de nuevos partidos políticos”, remarcó. Así, agregó, que estos eventos estén fuera del horario de trabajo del Congreso.
Por su parte, Martín Cabrera, abogado consultor en asuntos públicos y temas parlamentarios, remarcó que al referirse en el artículo 18 del Reglamento del Congreso que la función del legislador es a tiempo completo, este se refiere a una jornada completa. Esta —mencionó— es fácilmente delimitable durante un día de actividades normal, en una semana ordinaria, pero no durante la semana de representación, en donde es el mismo legislador quien establece la jornada.
“Es bien difícil que, durante la semana de representación, pueda disociar la jornada parlamentaria con el descanso laboral o con la finalización de su jornada. ¿Por qué? Porque la naturaleza lo obliga al congresista a desarrollar actividades durante toda una semana, particularmente, las que están relacionadas a la atención de los ciudadanos”, remarcó.
Por ello, indicó que “por lo menos es un acto inmoral o reñido con el deber de idoneidad que un congresista debería ostentar”, pero que el Congreso tendría que hacer un desarrollo de lo que significa la función exclusiva durante la semana de representación.
“Porque lo que establece el Código de Ética en términos muy generales son conductas o situaciones ideales que no se pueden vulnerar. En la medida que no se establezca qué cosa es y qué cosa no, no se va a poder establecer un tipo de infracción. Hace rato el Congreso debe actualizar sus normas reglamentarias”, puntualizó Cabrera, quien indicó que por ello tendría que analizarse caso por caso.
“¿Qué cosas debería hacer un congresista, en términos muy generales, más allá de la semana de representación? Es transparentar su actuación. Lo que supone no solamente la publicación de las reuniones a las que asiste durante toda la jornada laboral y durante todo el día sino también transparentar sus pedidos de información, los documentos a través de los cuales traslada información a los distintos sectores y hasta incluso las reuniones que llevan a cabo dentro como fuera del Parlamento de lunes a domingo, días naturales y feriados”, subrayó.
El congresista es un actor político por naturaleza y tiene que hacer política. Y las regulaciones que hubiera para prevenir el abuso de los fondos en las semanas de representación o en otras, deberían de considerar esa condición. Aunque debiera ser así, la situación es que las disposiciones que tenemos son distintas y exigen mayor diligencia con la utilización de los recursos de representación porque son para eso, para la semana de representación e, incluso, hay informes que deberían hacer en relación con las actividades de esa semana. Esos informes son poco rigurosos y los protocolos para hacer son muy flexibles, deberían de ser un poco más exigente. Tal como están las disposiciones actuales, sí habría una infracción de esos principios. Pero por eso es importante repensar la función de representación y la condición política de esos actores.