En el termómetro de la relación entre el gobierno del presidente Martín Vizcarra y el nuevo Congreso de la República, la temperatura ha ido aumentando de grado poco a poco. Lo que inició como dolores de cabeza y malestares entre poderes se convirtió el último martes en fiebre alta compartida, con un remedio aún por descubrirse.
El retiro parcial de fondos de las AFP, la controversia sobre la obligatoriedad de la declaración jurada de intereses para los parlamentarios, la suspensión de cobro de peajes, la formalización del taxi colectivo (salvo en Lima y Callao), la reforma del sistema de pensiones público y privado y el deshacinamiento de los penales del país han sido los escalones que condujeron al momentáneo techo confrontacional entre el Ejecutivo y el Legislativo, en los poco más de dos meses de gestión que tiene este último. Y todo ello en medio de la urgencia que acarrea el hacer frente ante la pandemia del coronavirus (COVID-19) en el Perú.
Pero el hito más reciente se da a bordo de las diferencias en torno a las razones de la presentación del Gabinete de Vicente Zeballos ante el pleno del Congreso y del anunciado pedido de facultades legislativas a fin de que el Ejecutivo pueda concretar sus intenciones de deshacinar los penales como medida preventiva ante el coronavirus.
Se trata de hechos que se han ido sumando y que generaron que el último martes estalle la tensión política con altisonantes declaraciones y señalamientos acusatorios tanto del presidente Martín Vizcarra como del titular del Parlamento, Manuel Merino de Lama.
Un escenario que los politólogos Arturo Maldonado y Juan de la Puente, así como el analista político José Carlos Requena, consultados por El Comercio, evalúan a continuación.
1. ¿Cómo explicar el choque Congreso-Ejecutivo durante la pandemia y hasta dónde puede llegar?
Arturo Maldonado:
“El origen del conflicto está en estos proyectos controversiales que el Congreso ha aprobado y por los que el presidente Vizcarra ha levantado la voz. Esto ha disparado una ojeriza que ya tenía este Congreso. Que el presidente les haya llamado la voz respecto de proyectos populistas ha encendido esa ojeriza que ellos tenían de antemano.
Siempre puede haber un punto en el que pueden estar en desacuerdo el Ejecutivo y el Congreso, y que puede levantar los ánimos. Después del voto de confianza, puede haber interpelaciones a algunos ministros, son procedimientos que tiene el Congreso. Pueden hincar al Ejecutivo para que pise el palito del enfrentamiento y pueda alzar la voz. Puede haber circunstancias renovadas del enfrentamiento”.
Juan de la Puente:
“Entre el Ejecutivo y Legislativo hay diferencias que parecen normales, incluso en estas circunstancias especiales. Lo que no es normal, es que esas diferencias no se traten, que empiecen a hablarse a través de los medios. Eso lo interpreto como un abandono de las formas. Eso se ha desbordado y ha impedido que las diferencias se traten. Se cuestiona la falta de mecanismos para que esta deliberación sea eficaz.
Tienen que bajar el temperamento y tramitar las diferencias sin levantarse las maneras disruptivas desde ninguno de los dos poderes”.
José Carlos Requena:
“En el caso de los penales, es cierto que el Congreso ha tenido un comportamiento censurable. Pero antes, el Ejecutivo no se animó a legislar. El ejecutivo claramente no tiene control y el Congreso se convierte en el principal frente del problema y quiere empezar a confrontarlo. Empieza a abrirse un espacio de confrontación. Diría que el Congreso se ha comportado con mucha irresponsabilidad en general. [El choque] fue propiciado por el Congreso pero respondido por Ejecutivo. Parece que estuvieran peleando por quien grita más fuerte. No creo que sea el momento de una confrontación así.
No me extrañaría que haya más frentes [de confrontación] propiciados o reales. Es lamentable estar en este tipo de líos en una situación como la que estamos enfrentando. Sí es posible por la irresponsabilidad con la que se han manejado los actores políticos y el desprestigio que ha alcanzado el diálogo. Se quiere conversar con alguien, pero se ve como prebenda”.
2. ¿El Congreso queda bien ante la población con normas como el retiro de fondos de las AFP, la suspensión del cobro de peajes y la formalización de colectiveros?
Arturo Maldonado:
“Esas medidas le caen bien a la población. Pero esta no va a retribuir en gran medida al Congreso. Los que se están atribuyendo el éxito son muchos grupos a la vez. Por un lado Daniel Urresti (Podemos Perú), por otro el presidente del Congreso, diversos voceros de distintas bancadas que están tratando de atribuirse el logro de resultados. Eso en relación a las AFP. En el caso de los colectiveros, es un grupo de la población reducido. Teniendo un presidente que alza la voz y que la población lo aprueba en gran medida, el Congreso no va a poder cosechar mucho con estas acciones”.
Juan de la Puente:
“Si uno absolutiza las decisiones de un poder para, sobre esa base, cargar contra él, significa que ya no tiene un mecanismo para tramitar las diferencias. Uno puede tener una opinión sobre lo que hacen o no el Congreso y el Ejecutivo. Lo que no pueden hacer los dos poderes del Estado es evitar pasar estas diferencias sobre una montaña de infectados y más de tres mil muertos por la pandemia”.
José Carlos Requena:
“El Congreso, desde un primer momento, anduvo más con una agenda electoral pensando en qué ganar o qué sacar de este poder. Algunas de las leyes tenían cuestionamientos abiertos del Ejecutivo, como el de los peajes, otras un cuestionamiento verbal pero no formal, como la de las AFP, y empiezan a crearse los momentos de confrontación. Lo sensato hubiera sido llegar a un acuerdo en el que, mientras dure la pandemia, se apoye al Ejecutivo. Si ello quitaba el control político que debe hacer el Parlamento, la crítica pudo haberse manejado de otra manera y no con la estridencia que se ha impregnado”.
3. ¿Se puede hablar de una confrontación expresa como con el anterior Congreso o de una medición de fuerzas y cálculo político de cara al 2021?
Arturo Maldonado:
“La confrontación ha nacido muy pronto. Si bien es cierto, puede tener altibajos, sí vamos a observar más episodios en el futuro y a medida que se acerque la elección general del 2021. En una encuesta de 50+1 hemos preguntado a los congresistas qué quieren hacer después y la mayoría quiere seguir en política”.
Juan de la Puente:
“Estamos frente a una equivocada priorización de estrategias. Es decir, creer que en este momento se puede construir una relación sobre la base de los errores del otro poder. Eso es malo. No le pido al Ejecutivo o Legislativo que piensen distinto e ignoren las diferencias. Lo que deben hacer es tratar las diferencias y lo que se ha hecho en todos estos días es evitar tratar las diferencias. Estamos en un momento en el que pedimos una deliberación eficaz. Hay una falta de previsión respecto de las urgencias del país”.
José Carlos Requena:
“El Ejecutivo lo que busca es desviar la atención. Claramente hay cosas que el Ejecutivo todavía debe mejorar. El Congreso ha legislado de manera irresponsable en muchos momentos. Como que el Ejecutivo estuviera queriendo desviar la atención para reducir también la tensión que empieza a sentirse. Al mensaje de optimismo del presidente Vizcarra, le queda muy bien un Congreso que puede estar actuando con cierta irresponsabilidad y al que se puede golpear sin muchos problemas”.
4. Si estamos nuevamente en un juego de roles ante la ciudadanía, ¿quién va ganando y quién va perdiendo con su accionar, el Ejecutivo o el Congreso?
Arturo Maldonado:
“En estos momentos el presidente tiene 80% de aprobación y el Congreso no está en esos niveles. Que confronten a la persona que cae bien, queda mal. El Congreso es el que sale perdiendo en este enfrentamiento. No sé si Vizcarra está tan cómodo con este enfrentamiento. Pero es lo que le toca y si les es útil, lo va a hacer. Porque pragmático es. Si le es útil, le rinde capital político que puede usar para otras cosas, va a seguir enfrentándolo y seguir en esta confrontación utilitaria con el Congreso”.
Juan de la Puente:
“Este es no es un momento similar al período anterior, porque la base de la confrontación era la supremacía y obstrucción de un poder frente al otro, la ausencia o resistencia a las reformas. Estaba en discusión el ejercicio del Gobierno y del Poder. Este es otro momento. Aquí lo que necesitamos es una lucha eficaz contra la pandemia. Una lucha entre poderes para ver qué programa político se impone es un error. Porque no hay dos programas políticos, solo uno, que es luchar contra la pandemia. Los poderes no se están diferenciando en función de los temas de fondo, sino de las formas. Eso debe ser corregido”.
José Carlos Requena:
“El Ejecutivo tiene mucho más capital, por lo menos en términos de soporte. Las encuestas son uno de los frentes. Pero qué tanto poder de acción tiene, ello es donde el Ejecutivo empieza a verse aislado. Quizá gana en las tribunas, pero no necesariamente en el marcador si lo que hay que confrontar es la pandemia, no solo por la emergencia sanitaria, sino por el frente económico”.