Hay nueve bancadas en el Congreso, pero son 17 facciones con distintas agendas, lo que convierte en impredecible a este Parlamento. El nuevo primer ministro Walter Martos tendrá que lidiar con esta situación. (Foto: Presidencia)
Hay nueve bancadas en el Congreso, pero son 17 facciones con distintas agendas, lo que convierte en impredecible a este Parlamento. El nuevo primer ministro Walter Martos tendrá que lidiar con esta situación. (Foto: Presidencia)
/ Juan Pablo Azabache Manayay

En las últimas elecciones, nueve partidos obtuvieron una bancada para el . Pero tras casi cinco meses de gestión, este Diario identificó que la fragmentación parlamentaria llega hasta 17 facciones, lo cual representa un terreno complicado para el nuevo primer ministro, , con miras al pedido de voto de confianza, que solicitará este martes 11.

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Si bien la mayoría de bancadas ha saludado el nombramiento de Martos y dejó entrever que le otorgaría el voto de investidura, el Ejecutivo aún tiene más de diez meses de gobierno por delante. El panorama no luce nada tranquilo para Palacio de Gobierno, pues, , el ministro de Educación, , debe responder un pliego interpelatorio ante el pleno, y algunas de estas facciones ya hablan de vacancia presidencial o de censurar ministros.

Facciones

Cuando hablamos de facciones, nos referimos a un grupo de dos o más personas unidas por intereses comunes dentro de una agrupación. Las bancadas con más facciones son Acción Popular y Unión por el Perú, y son las que más votaciones fraccionadas registran. En el caso de la lampa, son tres corrientes marcadas, dos de ellas reflejan sus tendencias partidarias: Alfredo Barnechea y Raúl Diez Canseco, del ala conservadora, versus Yonhy Lescano y Mesías Guevara, del ala izquierdista. Mientras, la facción radical está formada por legisladores con perfil propio.

Unión por el Perú tiene una alianza política con Antauro Humala. En un inicio, era una bancada con seis upepistas y siete ‘antauristas’. Pero el bloque de Antauro, denominado Frente Patriótico y encabezado por Edgar Alarcón, acaba de quedar con cinco miembros tras la separación de Posemoscrowte Chagua y Roberto Chavarría que, si bien se mantienen en la bancada, ahora tienen agenda propia.

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Daniel Urresti aseguró a este Diario que él lidera la bancada de Podemos Perú sin facciones. Puso como ejemplo su anuncio de que ellos se abstendrán en todo lo referido a educación, por el conflicto de intereses del líder del partido, José Luna Gálvez, dueño de una universidad no licenciada. Sin embargo, el pasado 3 de julio, la bancada tuvo una votación dividida en el otorgamiento de facultades a la Comisión de Educación para investigar a la Sunedu. Solo Robinson Gupioc y Urresti cumplieron lo anunciado; el resto votó a favor.

En Fuerza Popular, se ha formado un ala personalista integrada por Martha Chávez y Carlos Mesía, quienes en la investidura de Pedro Cateriano optaron por no seguir la línea institucionalista de la bancada.

“No me importa ni quiero ser parte de la ‘gentita’, de los políticamente correctos. No le pongo corazoncitos a nadie para estar bien”, tuiteó Mesía tras la votación.

Solo tres de las nueve bancadas –APP, Frepap y SP– son una facción en bloque.

(Elaboración: El Comercio)
(Elaboración: El Comercio)

Intereses transversales

Tampoco se puede dejar de lado las facciones que se forman según agendas de interés. Existen las minibancadas inherentes a la representación parlamentaria, como las regionales. Es común que los congresistas de una misma región, sin importar la bancada, se unan para un reclamo al Gobierno. En los últimos días, se vieron constantes pedidos para que se intervinieran a los gobiernos regionales ante sus falencias en la lucha contra el COVID-19. Esto ha llevado a la presidencia a tener plenos descentralizados: el primero fue en Trujillo.

Entre las minibancadas sectoriales, está la de educación, con legisladores críticos a la Sunedu. Alianza para el Progreso ha intentado señalar que su bancada no está en contra de la reforma universitaria, al recordar que las universidades vinculadas a los Acuña se encuentran licenciadas. Sin embargo, su vocero, Fernando Meléndez, ha abogado por una universidad privada de Iquitos que no logró licenciarse.

Podemos Perú tiene una situación similar, pues los Luna son dueños de una universidad no licenciada. Por estrategia política, la bancada retiró a sus miembros de la Comisión de Educación y anunció que votarían en abstención en todos los temas relacionados al sector. Esto último, como mostramos líneas arriba, no siempre se cumple. Además, PP acaba de ceder uno de los asientos que dejó en Educación al fujimorista Marcos Pichilingue, quien, según su hoja de vida, cursó estudios en la universidad de los Luna.

En Acción Popular, los legisladores Walter Rivera y Ricardo Burga fueron los principales impulsores de la moción de interpelación contra el ministro de Educación. Burga incluso habló sobre la posibilidad de censurarlo. Fuentes de la bancada relacionan el interés de ambos a su vinculación con Raúl Diez Canseco, dueño de una universidad licenciada. Sin embargo, este último emitió un comunicado en el que señaló que no tiene nada en contra de la reforma, y descartó injerencias en la bancada.

Los antisistema

Otra minibancada cuajada es la que promueve el cambio de la Constitución. El legislador Lenin Checco (Apurímac), vocero del Frente Amplio, indicó que suman 25 los miembros: 8 de su bancada, 13 de Unión por el Perú, y algunos de Podemos Perú y Acción Popular (Orlando Arapa, Kenyon Durand, Wilmer Bajonero de la facción radical, y Rosario Paredes, con licencia de la bancada, de la facción izquierdista). El interés común de este bloque es cambiar el capítulo económico.

También se puede señalar una macrobancada si se revisan las leyes de corte económico, cuestionadas por falta de rigor técnico. Acá incluso se han sumado miembros del Partido Morado, una bancada donde suele primar el criterio técnico, pero que se ha topado con votaciones fraccionadas en temas como el retiro de los fondos de las AFP y la formalización de los taxis colectivos.

Frepap es otra bancada que ha buscado guardar un orden técnico, pero en votaciones de carácter económico su bloque se inclina por opciones populistas.

En este período, el interés por legislar sin rigor técnico y con base en intereses particulares es algo que se incrementará por dos factores: la campaña electoral y un último año sin posibilidad de disolución.

“El poder de negociación cambió desde el 28 de julio, porque ya no se puede disolver el Congreso. La investidura fue la primera vez que hicieron uso de ese poder. Antes del 28 de julio, las bancadas no votaban en contra o en abstención”, explicó una fuente vinculada a la Mesa Directiva. Aún quedan más de diez meses para ver hasta dónde es capaz de llegar este Congreso con ese nuevo poder.

Los gestos políticos

Un factor adicional por tomar en cuenta en este Parlamento son los gestos políticos. El mínimo acto de confrontación es un impulso para competir. Pasó cuando la Asociación de AFP sacó un comunicado “alertando” sobre el retiro del 25% de los fondos de sus asociadas. Tras ese pronunciamiento, la representación no paró hasta aprobar la norma.

En la relación con el Ejecutivo, esto también cuenta. En el último debate de la madrugada del 4 de agosto, un legislador nos mostró un chat de WhatsApp donde le pedía una reunión a la secretaria del entonces primer ministro Pedro Cateriano, y no obtuvo respuesta.

Luego de negada la investidura, Cateriano comenzó a revelar detalles de sus reuniones con congresistas. En respuesta, legisladores de APP nos contaron que, cuando se reunieron en la PCM, Cateriano tuvo gestos “descorteses”. “Primero nos increpó, porque no habíamos apoyado su pedido para que su presentación se realizara antes del 28 de julio; luego amenazó con botarnos de la PCM”, refirió la fuente que participó en esa reunión. Según relata este congresista, uno de sus colegas reclamó por la promesa de las tablets, y se refirió a esta como una “mentira” del presidente Martín Vizcarra. Ante ello, Cateriano dijo que no permitiría insulto hacia el mandatario en la PCM y que prefería dar por culminada la reunión. Al final, los ánimos se calmaron y la cita terminó.

Algo similar sucedió con Acción Popular. Cateriano optó por invitar a la dirigencia partidaria sin tomar en cuenta a la bancada. Luego, se daría cuenta de su error y convocó a cuatro congresistas en la víspera del mensaje presidencial del 28 de julio. Los acciopopulistas que asistieron se quejaron de que los hicieron esperar por una hora, y que en medio de la reunión Cateriano se paró y salió a atender una entrevista, según narra una fuente. Tres de ellos se abstuvieron y uno votó en contra en la investidura.

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