Martin Hidalgo Bustamante lleva una década cubriendo el Congreso de la República. Desde que ingresó a El Comercio, en el 2015, ha publicado alrededor de un millar de notas sobre el Legislativo. Este martes 16 de marzo, el jefe de la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio y autor del newsletter sobre el Parlamento ‘Pasos perdidos’ presenta su libro Congresopedia (Planeta, 2021), una guía que busca explicar exhaustivamente cómo funciona el Poder Legislativo, tanto en la teoría como en la práctica (esta última, dicho sea de paso, un tanto cuestionable).
—¿Cómo surge Congresopedia?
Congresopedia es el libro que yo hubiera querido leer cuando empecé a cubrir el Congreso. Yo siempre quise encontrar toda esta información unificada sobre cómo se elige al Congreso, cómo funciona, cómo se legisla y cómo se hace el control político. Me puse a buscar y no existía. Había varias tesis académicas sobre puntos específicos, por ejemplo, acusaciones constitucionales, inmunidad parlamentaria, vacancia. Pero no había algo unificado que explique todo el tema legislativo. Congresopedia, al final, tiene una guía con todos los detalles respecto a las votaciones, las firmas que se necesitan para la interpelación, para la censura, etc. Porque, además, el reglamento del Congreso lo que te da es un porcentaje, yo lo he aterrizado a números concretos. Entonces, es un libro de consulta con mucha data y con una guía para no tener que recurrir a reglamento o a internet para conocer algún procedimiento parlamentario.
—¿Podrías adelantarnos un problema que identifiques en el funcionamiento parlamentario?
Tenemos un gran problema, y lo vemos en este periodo, que es que se legisla mal. Se tiene esta idea de que, entre más proyectos de ley presenta un congresista, más productivo es. Entonces, hemos intentado descifrar por qué pasa esto. Yo pongo el flujograma de lo que está en el reglamento, es decir, de cómo debería ser el proceso para la aprobación de un proyecto de ley. Luego, analizamos el flujograma real de todas las instancias que se han creado a la hora de aprobar un proyecto de ley en los últimos 20 años. Hay un cuadro que muestra cómo hay varios pasos que se han ido creando. Es una especie de multiverso que se ha creado en el Congreso a la hora de aprobar proyectos de ley, con varias vías para tratar de darle la vuelta cuando te lo rechazan, etc. Eso te crea una serie de irregularidades y te muestra, además, cómo es que hay un trabajo poco prolijo a la hora de elaborar la ley. Y eso pasa, muchas veces, por el ánimo que tienen de aprobar sí o sí un tema. Además, porque no conocen muy bien el reglamento, o lo conocen y no les interesa respetarlo.
—¿Cuál es una práctica cuestionable que se haya repetido en los últimos periodos parlamentarios?
Algo que he encontrado que me parece mal es que no respetan los plazos. Por ejemplo, para la elaboración de un dictamen, en el reglamento se habla de 30 días, o 60 si es que pasa a dos comisiones. Pero no se respeta. Tú puedes haber presentado un proyecto en el 2016 y, de pronto, se te ocurrió aprobarlo en el 2019 y recién entonces elaboras el dictamen. Y no hay ningún tipo de control sobre eso. Siempre se busca hacer interpretaciones para decir que no se están incumpliendo los plazos. Lo mismo con las comisiones. Tú creas una comisión en el pleno y te dan 180 días para entregar tu informe final. De pronto, los congresistas han interpretado que el plazo empieza a correr desde que se instala la comisión, no desde que se crea en el pleno. Ha habido casos en los cuales se crea una comisión en agosto de 2016 y recién se instala en junio de 2017. Entonces, hay una especie de falta de respeto al reglamento del Congreso que se ha ido normalizando.
—¿Has identificado cuándo es que comienza esta práctica de interpretar las normas parlamentarias de manera poco ortodoxa?
Hemos analizado los últimos 20 años y, digamos, ha ido en crecida. Creo que tiene que ver, también, con el tipo de representación parlamentaria y la calidad del congresista, que ha ido variando. Tú revisas el perfil de los congresistas que había en los 2000 o en los 90 y ves lo de ahora y son distintos. Los debates constitucionales de esa época eran verdaderos debates constitucionales entre congresistas que dominaban el tema. En los debates de los últimos años ves a congresistas llevando todo a lo político con poco rigor técnico, con pocos estudios de antecedentes, con pocos estudios de casuística, simplemente queriendo aprobar lo que ellos creen que está bien. Esto nos lleva a concluir la importancia de la carrera parlamentaria. El Congreso no puede ser el punto de partida de una carrera política, tiene que ser un punto de llegada. Todo el mundo quiere iniciar su carrera política por el Congreso porque te da visibilidad y después se postula a un gobierno local o regional. Pasa porque el Congreso es un gran centro de exposición mediática.
—La editorial Planeta ha escrito: “¿Te has preguntado por qué cada Congreso parece ser peor que el anterior? Martín Hidalgo ensaya una respuesta en este estupendo libro”. ¿Por dónde va la respuesta?
Creo que tiene que ver mucho con que cada vez hay mayor transparencia o mayor atención sobre lo que hace el Congreso. Hace algunos años, este tema de analizar las dinámicas parlamentarias o la manera de legislar estaba un poco centrado en el ámbito académico o de algunas instituciones que monitoreaban, como Transparencia, como IDEA Internacional. Los medios de comunicación se centraban más en el día a día o solo en los debates importantes. En algún punto, los medios y la ciudadanía en general empezaron a prestarle más atención a la práctica parlamentaria. Dejó de ser un tema de estudio solo del ámbito académico y pasó a ser más mediático. Creo que esto aumentó en la pandemia, cuando mucha gente se empezó a interesar por lo que pasaba en el Congreso, en los plenos. En El Comercio hemos hecho bastantes notas sobre cómo se legisla rápido, sobre cómo no se respeta el tema del análisis costo beneficio, etc.
—Uno de los temas que abordas en el libro es la forma fallida en la que elegimos al Congreso. ¿Nos puedes contar un poco de eso?
Primero, no es difícil ser congresista. Si tienes un poco de inversión y eliges la organización correcta, llegar al Congreso no es tan difícil. Además, estamos subrepresentados, y eso no lo quieren corregir los congresistas porque no les conviene, por ejemplo, tener un Senado que los pueda controlar. Lo otro es que, con el sistema actual, al Congreso lo termina eligiendo muy poca gente. Al haber problemas como la crisis de partidos, en la que tenemos alrededor 20 partidos compitiendo, quienes terminan eligiendo al Congreso son pocos. En el caso de las elecciones congresales del 2020, si tú sacas solo los votos de quienes votaron por los partidos que alcanzaron una curul, estos representan solamente el 40% del electorado. Entonces, tienes un Congreso que es elegido por el 40% del electorado. Por eso no es representativo, por más que los congresistas tienen ese discurso de que representan al pueblo. Una de las conclusiones del libro es que necesitamos la bicameralidad.
—¿Por qué la bicameralidad ayudaría en ese sentido?
Es una de posibles soluciones para tratar de corregir y evitar los excesos, porque tendríamos una doble cámara. Cuando se crea el sistema unicameral, se ponen diversos candados para suplir los controles que tenía el sistema bicameral. Uno de ellos era la segunda votación, que se creó para que los congresistas reflexionen por 7 días y, en el sétimo día, después de una revisión, puedan determinar si la ley fue buena o no. Eso de alguna manera reemplazaba la segunda cámara. Pero, ¿qué es lo que pasa en la práctica? Que los congresistas exoneran los proyectos de segunda votación o nadie los revisa. Supuestamente, además, hay una casilla de opiniones ciudadanas que nadie revisa. Entonces, todos los mecanismos que se establecieron para suplir el sistema de control de la segunda cámara son saltados, ‘bypaseados’. No hay control. Son una especie de 130 todopoderosos que hacen lo que quieren. Necesitamos una segunda cámara que frene todos los embates de esta primera cámara.
—Has dicho que este es un libro para que leas antes de decidir tu voto al Congreso. ¿Por qué crees que nos puede ayudar a elegir mejor saber cómo funciona el Legislativo?
Hay cuestiones clave que debes saber para elegir tu voto al Congreso. Primero, si esa persona tiene algún tipo de experiencia o conocimiento parlamentario. También, ver el tema de la trayectoria, que no haya saltado de un partido a otro. Pero sí creo que, entre más entienda la gente cómo los congresistas se saltan la ley, cómo no respetan la dinámica, más va a reflexionar sobre a quién le da su voto. Te puede ayudar a buscar a una persona con un perfil que consideres no se va a saltar esas normas.
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