Así como es testarudo es transparente: el almirante Jorge Montoya dice lo que piensa y hace lo que quiere. Pero, ojo a esto último: promueve votaciones internas. Toda decisión crucial en la bancada de Renovación Popular (RP) ha sido votada, desde su debut parlamentario en el 2021 cuando se lanzó en lista sectaria a la presidencia del Congreso. La secuela de eso fueron tres fugas hacia Avanza País (Norma Yarrow, Diego Bazán y Jéssica Córdova). Uno sabe a qué atenerse con él, lo que se puede decir de pocos políticos. Algunos prefieren no enfrentarlo directamente sino apoyados en el partido. Cinco congresistas (Alejandro Muñante, Miguel Ciccia, Milagros Jáuregui, Noelia Herrera y Jorge Zevallos Aponte), han sido acusados por Montoya y su colega de armas José Cueto, de complotar a sus espaldas con el líder de Renovación Popular, Rafael López Aliaga (RLA). Así provocaron primero su quiebre al partido y luego a la bancada.
Montoya no está solo. Ha formado una nueva bancada, Honor y Democracia, junto a su colega de armas, el almirante José Cueto, el pastor Javier Padilla, Gladys Echaíz (la ex fiscal de la nación que no es militante de RP pues migró desde APP) y Héctor Acuña (otro oriundo de APP que estaba no agrupado hasta la semana pasada). “Pronto serán más” me dice Montoya cuando lo llamo. ¿Por qué el nombre? “El honor es lo más importante y todo lo hacemos en democracia”, me dice con esa mística de disciplina militar en modo oficial en retiro, que también distingue al gral. (r) Roberto Chiabra, una suerte de invitado con franquicia propia en APP. Por eso, se ha especulado que Montoya y Cueto se sumen al proyecto partidario de Chiabra, Paz y Unidad. Ellos dicen no haber pensado en tal cosa.
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En la versión que me hizo Montoya de lo que motivó su salida, destaca un pedido de López Aliaga para que convoque una reunión de bancada. Este la convocó en el Congreso, pero RLA le pidió que lo hiciera en el partido. Montoya accedió a ese ajuste pero poco antes de la fecha se suspendió la reunión. Lo siguiente fue la revuelta dentro de la bancada y el detonante de la renuncia: los 5 liderados por Muñante, presentaron al oficial mayor del Congreso, Giovanni Forno, un documento con el cambio estatutario en el que el presidente del partido “preside y conduce el plenario de la bancada, así como elabora y modifica su reglamento interno”. Montoya le ha llamado a esto ‘una monarquía’.
¿Pero fuera de ese afán de controlar la bancada con voz y voto, había alguna discrepancia profunda con RLA? “No, para nada” me responde Montoya. ¿Es esto un conflicto entre católicos y evangélicos? “Nooo” me dice y tiene razón porque Padilla, que está de su lado, es evangélico y los 5 que han quedado en la bancada están mezclados. ¿No hicieron caso a algún pedido legislativo de RLA? “No, incluso hablamos con el primer ministro por el tema de los fondos municipales [se refiere a la autorización para ampliar el límite de emisión de bonos]. Más bien, Rafael usa a otra bancada cuando necesita algo”. Esa alusión que no precisa, apunta a Avanza País, donde Yarrow mantiene su gran amistad con RLA.
Según mis fuentes de RP, vuelven a la bancada los que se fueron por discrepancias con Montoya. Diego Bazán ya lo hizo. Yarrow ya dejó la vocería de Avanza en manos de Adriana Tudela. Le pedí su versión y, a través de un asesor, me dijo que se quedará en Avanza mientras dure esta legislatura. Jéssica Córdova estaría en un trance similar. También volvería Esdras Medinas, que no solo se fue peleado con Montoya sino con todos e intentó una insólita candidatura a la mesa directiva aliado con Perú Libre, siendo él un evangélico bastante conservador. Un dato revelador: Bazán, Yarrow, Córdova y Medina ya habrían sido agregados al chat de la bancada. Resumen preliminar: aquí no hay un conflicto de línea política o ideológica sino de personalidades y gestos que chocan y a la vez se atraen.
La otra cara
Por supuesto, busqué a los 5 que quedan en la bancada de RP. Conversé con el congresista Muñante y, además, me envió una línea de tiempo con su interpretación de los hechos. Allí se confirma que el origen del lío no es programático sino de personalidades. Pero hay una historia previa al relato de Montoya: un año atrás, en abril del 2023, un congreso partidario aprobó un cambio estatutario que destacaba el papel de RLA sobre la bancada. Según me cuenta Muñante, RLA decidió no reclamar a Montoya ni dar batalla en la bancada para operativizar ese ajuste, porque esta estaba concentrada en la pelea contra Castillo. Luego, con la sucesión de Dina, se concentraron en que la izquierda no tomara la mesa directiva. Además, RLA se desentendió de su papel en la bancada cuando se hizo alcalde. Hasta que 5 de ellos se decidieron a pelear la vocería de tres años consecutivos de Montoya haciendo explícita, en carta al oficial mayor, la preeminencia de RLA.
¿Pero en cada ocasión que se postuló a portavoz lo votaron, ¿no?, le digo al congresista. “Debo reconocer que siempre hubo votaciones” me dice Muñante. ¿Y a usted lo apoyaron para ser vicepresidente (lo fue en el periodo 2022-2023)? “Nooo, hubo votación, gané 5 contra 4. Montoya y Cueto votaron en contra”. Otro tema que ha sido motivo de resquemores internos ha sido la presencia de Gustavo Pacheco, parlamentario andino por RP. Muñante me dijo que nadie se oponía a que participe en las reuniones, pero promover que votara, como según él hizo Montoya, era demasiado pues no es miembro del Congreso. Pacheco fue el primer secretario general de RP, recomendado por Luis Castañeda (RP se fundó sobre las bases de Solidaridad Nacional, donde RLA fue secretario general). Luego, Pacheco se distanció de RLA, fue reemplazado por Fabiola Morales en la secretaría general y ahora ha renunciado junto a Montoya, Cueto y Padilla.
Con el cambio estatutario, RLA tendrá voz y voto en la bancada. Es usual y deseable desde cualquier estándar democrático que los líderes partidarios se involucren en la labor de sus bancadas; pero no es común que voten. Keiko Fujimori, por ejemplo, preside reuniones de su bancada, pero no vota. Montoya invocó esa referencia cuando conversamos, rechazando la pretensión de RLA de votar en la bancada. Cuando le hice la misma referencia Muñante, me replicó: “Pero, ¿cuál es el problema, acaso su voto va a ser contado por el oficial mayor en el pleno?, es solo dentro de la bancada”.
La salida de Montoya y compañía ya parece estar sellada. Conversé con Fabiola Morales, la segunda del partido y actual regidora de la MML. Ella estuvo fuera del país cuando pasó el lío y no pudo mediar en él; pero hablamos del futuro de RP y de una alianza de derecha y centro derecha: “Esa es la idea de Rafael y se ha reunido más de una vez con Carlos Añaños, también con Carlos Neuhaus, con la idea de apoyar a alguien que pueda representar a esa derecha que no es la de intereses empresariales egoístas, que no es la derecha comercial que quiere monopolios”. Si RLA ya dijo, tras la parafernalia de candidatura que le armó el loretano Jorge Mera en su visita a Iquitos, que no descarta la posibilidad de lanzarse nuevamente, la secretaria general tampoco puede descartarlo. Fabiola solo me aclara que lo del ‘lanzamiento’ loretano no ha sido idea del partido ni de RLA, sino de Mera.
El saldo negativo de este lío para RP ha sido de 4 quiebres sin retorno inmediato, aunque con posibilidad de confluir en el futuro en la alianza perseguida por RLA. El saldo positivo sería la vuelta de los que no se llevaban con Montoya. En estas movidas no solo se juegan las pertenencias a las bancadas, sino las afiliaciones partidarias para ser candidatos en las próximas elecciones. Se movió el avispero ahora que la candidatura presidencial de RLA y su búsqueda de aliados, está sobre la mesa.