Fernando Vivas

El domingo pasado, cuando a la crisis de los relojes se sumó la denuncia de que se había perdido un cuaderno de incidencias con el registro de visitas a la casa de la presidenta, los gobernadores regionales se pusieron a chatear. Algunos conversaron por teléfono sobre la idea de sacar un comunicado, ni muy duro que los acusen de desestabilizadores, ni muy concesivo que sus bases los tilden de ‘dinistas’. Entre los dúos que charlaron estuvieron el gobernador de Cusco, Werner Salcedo, presidente de la ANGR, con César Acuña de La Libertad. Una fuente que conoció la conversación, me dijo que no hablaron desde orillas opuestas, sino que coincidieron en ser firmes pero prudentes.

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