Si bien la posición de bancada es a favor de la no reelección, un buen número de fujimoristas se opone. (Foto: Lino Chipana/El Comercio)
Si bien la posición de bancada es a favor de la no reelección, un buen número de fujimoristas se opone. (Foto: Lino Chipana/El Comercio)
Redacción EC

Por Diego Chirinos y Martín Hidalgo

Nueve meses pasaron para que volviera a dividirse.
Esta vez no se trató de una escisión de la bancada, como aquella que hubo luego del debate de la vacancia de diciembre, sino de una división de pareceres.

El miércoles, tras casi 12 horas de debate, 32 fujimoristas le entregaron su confianza al Gabinete Ministerial de César Villanueva, mientras que 11 se la negaron y 13 prefirieron no fijar una postura.

A diferencia del proceso de vacancia, la división no fue sorpresiva. El acuerdo adoptado tras escuchar a Villanueva fue darle libertad de voto a los miembros de la bancada. Sin embargo, la dispersión consensuada representa un síntoma de las asperezas internas que asaltan hoy a la mayoría opositora.

—Factor presidencial—
Tal como lo hizo el voto de confianza, los proyectos de reforma constitucional desnudaron discrepancias en la bancada fujimorista.
Uno de los hechos más elocuentes se dio hace nueve días. La vocera Úrsula Letona aprovechó una reunión de la Junta de Portavoces del Parlamento para increpar al titular del Legislativo, Daniel Salaverry.

Letona cuestionó a su colega de bancada por “ceder” a presiones del Ejecutivo respecto al tiempo de aprobación de las reformas, en perjuicio del cronograma de la Comisión de Constitución.
“No porque el presidente Salaverry diga A o B necesariamente tenemos que estar de acuerdo. En la bancada sabemos vivir en democracia, en discrepancia”, explica la vocera alterna de Fuerza Popular, Karina Beteta sobre la diferencia con Salaverry.

Pero la de Letona no era la primera discrepancia evidenciada desde miembros del grupo hacia el titular del Parlamento.

Si la juramentación de Salaverry desencadenó en la renuncia de Paloma Noceda a la bancada, el discurso de “cambio” desarrollado durante las primeras semanas de gestión no cayó bien en sus predecesores Luz Salgado y Luis Galarreta.

“Remarcan que Salaverry no parece un presidente de Fuerza Popular”, detalla una fuente de la bancada.

—Reforma que divide—
La reforma política representa hoy otro foco de discrepancia para Fuerza Popular.

Si bien la postura oficial de la bancada es apoyar la no reelección congresal, diversos parlamentarios están en contra de esa decisión. Así lo demostraron en la última reunión de la bancada, según pudo conocer El Comercio.

“El fujimorismo está conformado por suborganizaciones. Están de acuerdo cuando los intereses comunes favorecen a todos pero, cuando los distintos intereses se ven confrontados, se acentúan las discrepancias”, advierte Milagros Rejas, investigadora que estudió por años al fujimorismo.

Las fricciones también se desnudan al hablar de la bicameralidad.
Prueba de ello es el malestar revelado ayer por Rolando Reátegui en la Comisión de Constitución.

“Algo ha pasado en la bancada para que simplemente no pase mi proyecto [sobre bicameralidad]. Es importante hacer cosas de interés nacional”, enfatizó Reátegui en alusión a un proyecto de ley mediante el cual propone instaurar el voto voluntario y que la elección congresal no se realice en la primera vuelta.

El informe de viabilidad realizado por la bancada a la iniciativa de Reátegui cuestiona diversos puntos de la propuesta. El documento al que accedió El Comercio señala que “sobre todo para los electores de Fuerza Popular” el retorno a la bicameralidad resulta impopular y que el voto facultativo es “inviable”.

—Fisura sin fractura—
A todo lo antes descrito se suman altercados públicos como el protagonizado por los representantes de la región Junín Federico Pariona e Israel Lazo.

“Y con el 2021 cada vez más cerca, las ansias de protagonismo en las regiones crecerán”, sostiene Rejas.

Aun bajo el actual escenario, un quiebre como el registrado tras el primer proceso de vacancia parece por ahora lejano.

Tras lo sucedido con el bloque de Kenji Fujimori, la bancada naranja diversificó las presidencias de comisiones a favor de algunos congresistas con menor protagonismo.

“Yo descarto cualquier quiebre. Cada quien tiene su propio espacio, solo tiene que saber ganárselo”, afirma Beteta.