Este 28 de julio, Pedro Castillo cumplirá un año como presidente de la República y, con ello, se habrá batido un nuevo récord de inestabilidad ministerial: en solo un año, el jefe de Estado nombró a 59 ministros de Estado, siendo el último Willy Huerta, tras la polémica salida de Mariano González del ministerio del Interior. Al menos desde hace dos décadas, ningún otro gobierno había acumulado tantos nombramientos en los primeros 12 meses de gestión.
Después de Castillo, la gestión que más ministros nombró en su primer año fue la de Ollanta Humala, quien designó a 39 de estos funcionarios. Por su parte, Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski tuvieron 27 nombramientos cada uno en los primeros 12 meses. El jefe de Estado que menos ministros colocó fue Alan García (20).
El sector que más cambios de titular tuvo en el primer año de gestión castillista fue Interior. En total, se nombró a 7 ministros en esta cartera. Este es el número máximo de ministros designados en un solo sector por parte de los anteriores gobiernos, aunque se alcanzó luego del primer año de gestión.
El último nombramiento en Interior se dio el pasado martes 20 de julio. En un sorpresivo anuncio en redes sociales, el presidente de la República agradeció a Mariano González –quien tenía solo 15 días en el cargo– por los servicios prestados. Esa misma noche, juramentó en su lugar Willy Huerta Oliva.
La salida de González ha generado polémica, debido a que ocurrió tan solo un día después de que este creara un grupo especial de la policía para apoyar la fiscalía en las indagaciones a las personas del entorno de Castillo que son investigadas por corrupción. El ministro saliente ha señalado que se enteró de su remoción a través de Twitter. En una entrevista con Panamericana Televisión dijo no tener dudas “de que el señor [Castillo] está comprometido con actos de corrupción”.
La politóloga María Claudia Augusto apunta que, si bien a primera vista la alta rotación en el ministerio del Interior “no pareciera algo excepcional” debido a la volatilidad histórica del sector, la salida de Mariano González responde a “un afán de bloquear la justicia”.
“Por un lado, hemos tenido (en Interior) ministros con poca experiencia en el sector, conflictos de interés y con antecedentes que han salido por presión ciudadana o del Congreso. Por otro lado, están los ministros que han salido denunciando malas prácticas del Ejecutivo en el nombramiento de altos mandos de la policía o combatiendo casos anti corrupción que actualmente involucran al círculo de Castillo. Con esto, es probable que sigamos presenciando una alta rotación en el sector sin personas capaces que asuman o con personas con prontuarios que seguirán la línea de sus antecesores”, sostiene.
Luego del Mininter, las siguientes carteras más inestables en lo que va del actual mandato son Energía y Minas y Desarrollo Agrario y Riego. Ambas han tenido 5 ministros hasta el momento.
Pero la inestabilidad no se limita a los ministerios. En un año de gestión, se ha nombrado un total de 77 viceministros. Al igual que en el plano ministerial, el sector con más cambios fue Interior, con 10 nombramientos. Le siguen Energía y Minas y Transportes y Comunicaciones, con 7 cada uno.
Para el politólogo Mauricio Zavaleta, la particular inestabilidad del actual gobierno responde a distintos factores. El primero de ellos tiene que ver con que Pedro Castillo no ejerce liderazgo alguno en Perú Libre, partido que lo llevó al poder. La ausencia de un soporte partidario real dificulta tener cuadros competentes y leales en los ministerios.
“Partidos débiles tenemos y tendremos, pero el nivel de desorganización política de este gobierno es mucho más evidente que la de los otros. Perú Posible, el Partido Nacionalista y Peruanos por el Kambio eran partidos muy débiles, pero eran organizaciones que funcionaban bajo la base de un liderazgo, todos tenían jefe. Por el contrario, Perú Libre no es el partido de Pedro Castillo”, indica.
Otro motivo para entender la volatilidad de los cargos ministeriales, explica el especialista, es el hecho de que Castillo no pensaba que llegaría a ser gobierno. Por ello, carecía de un planeamiento real que involucre el acercamiento con tecnócratas que puedan ocupar los cargos ministeriales.
“La rotación ministerial en este gobierno da cuenta de que es un gobierno absolutamente improvisado y desorganizado. Pedro Castillo no pensaba que iba a ser gobierno. La persona más sorprendida con el triunfo de Castillo fue el mismo Vladimir Cerrón. Él ha admitido que su plan era solo pasar la valla electoral para no perder la inscripción (del partido)”.
En la misma línea, el politólogo apunta que Castillo “es el presidente más alejado de las élites de la historia del Perú”, por lo que carece de redes de contactos que le permitan colocar a personas capacitadas en cargos clave.
“Incluso Juan Velasco era un general del Ejército. Alejandro Toledo era un economista que conocía a tecnócratas y empresarios. Pedro Castillo no conoce a nadie: no conoce a la élite cultural, militar ni económica. Es un aislado. Por ende, no tiene capacidades de armar un equipo profesional y competente”, señala.
Por su parte, la también politóloga María Claudia Augusto considera que la inestabilidad de la actual gestión responde, en parte, a la falta de credenciales de los ministros nombrados.
“Los ministros son cargos políticos, pero claramente se espera que las personas tengan preparación y, de ser posible, tengan experiencia en ese sector. Especialmente en sectores como Economía, Energía y Minas, Justicia o Interior, encargados de políticas públicas clave para el país. El problema en el gobierno de Castillo no ha sido solo la inexperiencia, también alarmante, sino que muchos de los nombrados han contado con antecedentes judiciales”, explica.
El peligro de la volatilidad ministerial
Augusto y Zavaleta coinciden en algo: los altos niveles de rotación en los ministerios son contraproducentes para la marcha del país. Ello, principalmente, porque las políticas públicas requieren de continuidad, algo que se pierde con la inestabilidad en los cargos ministeriales, viceministeriales y de dirección.
“Es muy dañino para la gestión. Las políticas públicas, para llevarse a cabo tienen que ser de mediano a largo plazo. Por lo tanto, los actores que tienen que darle continuidad a esa política tiene que tener, también, continuidad en el cargo. Cuando no hay continuidad en el cargo y la persona que entra crea nuevos procesos o rediseña algo que ya estaba validado, lo que tienes es una deficiencia de políticas públicas”, afirma Zavaleta.
En la misma línea, Augusto explica que la alta rotación ministerial y viceministerial genera incertidumbre entre los funcionarios de los distintos sectores.
“Los encargados de implementar las políticas de Estado son los ministerios. Los ministros llevan la agenda del presidente y los viceministros aterrizan la agenda, dan sustento técnico a las decisiones y las implementan. Cuando hay cambio ministerial, la casa se tambalea y no se sabe si la alta dirección permanece. Finalmente, muchos profesionales de primer nivel van a continuar trabajando, pero sin una dirección clara lo que prima es la incertidumbre”, sostiene.
Inestabilidad, en cifras
- En el gobierno de Pedro Castillo, la duración promedio de un ministro en el cargo es de 91 días (aproximadamente tres meses).
- En Interior, el sector más convulso de la actual gestión, el promedio de duración de los ministros es de 58 días.
- Por otro lado, el promedio de duración de los Presidentes del Consejo de Ministros fue de 64 días.
- En promedio, en el primer año de gobierno castillista hubo una baja ministerial cada 9 días. En el año 2020, el promedio desde el año 1980 era de un ministro removido cada 25 días.