Después de dos jornadas de debate, el Gabinete de Ministros que preside Guido Bellido obtuvo el viernes la confianza del Parlamento: 73 congresistas otorgaron su voto a favor (entre ellos la bancada de Acción Popular), mientras que 50 se opusieron. El Consejo de Ministros requería de una mayoría simple —la mitad más uno de los legisladores presentes en el pleno— para lograr la investidura.
Analistas políticos y politólogos comentaron a El Comercio que el gobierno estaría siendo fortalecido con esta aprobación, pero puntualizaron que los pasivos y debilidades vistas hasta ahora no han desaparecido.
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1. ¿En qué circunstancias se dio la investidura?
El Gabinete Bellido obtuvo la confianza en medio de una situación política polarizada. En circunstancias diferentes, le hubiese sido más complicado alcanzarla, comentaron los analistas.
El politólogo Omar Awapara, director académico de Ciencias Políticas en la UPC, comentó que este primer Consejo de Ministros, en otro contexto, habría tenido más complicaciones para lograr la confianza. “Ha sido significativo porque se presentó como un Gabinete de choque, que había todo un plan para cerrar el Congreso. Además, un Gabinete algo improvisado, con figuras cuestionadas. En circunstancias normales, le hubiese costado más llegar a la investidura. Siendo el primero, contaba con esa ventaja por dos factores: el temor a la bala de plata y como un procedimiento protocolar”, dijo.
En tanto, Martín Soto Florián, profesor de la Facultad de Derecho de la PUCP, agregó que la investidura se produce en circunstancias de “elevada polarización y desencuentro, con reducidos espacios para la negociación y el consenso”. “Son precisamente en estos escenarios en los que los extremos se acrecientan y ocupan cada vez un espacio más y más protagónico”, indicó.
La politóloga Gabriela Vega coincidió en que la polarización es una situación que se mantendrá, “pero acompañada por un reajuste de los actores políticos, que tienen menos de un mes en sus cargos y la gran mayoría los ejerce por primera vez”. Además, opinó: “Ejecutivo y Legislativo con liderazgos cuestionados, sin cohesión partidaria, ni recursos para establecer estrategias complejas de mediano plazo. La incertidumbre y la precariedad son nuestra insignia política”.
Maritza Paredes, profesora de la PUCP, agregó que el voto de confianza no ha sido sorpresivo, pues ya se veía un juego político entre el Congreso y el Ejecutivo. “El Congreso y varias fuerzas lo entendieron así: no dar el voto de confianza le daba posibilidades al Ejecutivo de disolverlo. Este voto de confianza no se da necesariamente alrededor de los grandes problemas que tienen que resolverse, sino en un contexto de prevenciones y miradas de pasos siguientes. Hay un cuestionamiento al premier y varios ministros, pero creo que no es necesariamente el detalle del discurso lo que ha pesado, sino los movimientos de las fichas políticas hacia el futuro”, afirmó.
Respecto a los cuestionamientos, remarcó que “este Gabinete responde a una competencia interna, una discusión interna del mismo partido de gobierno donde hay discusiones entre el líder del partido y el presidente Pedro Castillo. Por eso también vemos composiciones muy diversas. [...] Mi impresión es que el Gabinete está cuestionado: hay un partido de gobierno dividido y el Gabinete se ve fracturado por ciertas posiciones”.
En tanto, el analista político Enrique Castillo comentó que la exposición del Gabinete ha sido hecha especialmente para evitar darle a los opositores una justificación para negar la confianza. “Ha sido un mensaje dirigido a los congresistas de regiones. De hecho, ha sido un mensaje para dividir a Lima del resto del Perú, eso es notorio en la votación. Hubo congresistas de regiones que en el caso de APP votaron a favor y dos de Lima que votaron en contra. Lo que no sabemos es si la ruta marcada es la que van a seguir o si el mensaje ha sido solo para esta ocasión”, cuestionó.
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2. ¿El gobierno se fortalece o debilita con el voto de investidura?
Martín Soto mencionó que una primera consecuencia del voto de confianza será el fortalecimiento de Bellido. “Si bien es posible refrescar el Gabinete, especialmente en aquellas carteras que aparecen expuestas, cualquier cambio difícilmente alcanzará al PCM. La razón más atendible es que ello implica que el gobierno vuelva a pasar por el trance del que acaba de salir”, detalló.
El desafío, anotó, es ver la forma en que se llevarán adelante las negociaciones y acuerdos. “Más allá de la pandemia, será la capacidad para conducir el diálogo político y fijar una agenda de prioridades concretas la que marque el derrotero de la gestión actual, en el mediano plazo. Desde la mirada de los modales democráticos, y más allá del calor del debate, no perdamos de vista que en nuestra historia reciente hemos tenido discursos de investidura que no gozaron de la confianza del Congreso o que motivaron hasta tres votaciones en fechas diferentes (por no alcanzar los votos), con el consiguiente desgaste que ellos supuso para el régimen de turno. Este no ha sido el caso”, agregó.
Omar Awapara coincidió en que Bellido saldría fortalecido y legitimado en el Congreso. La situación ahora se enfocará en las debilidades de otros ministros. “Se le complica pedir la cabeza de Bellido. El tema es interno también. Se argumentaba que Bellido es una pieza de Perú Libre, de Vladimir Cerrón, y puede terminar también fortaleciendo esa facción o ala del gobierno. Si son ciertos esos rumores, le quita peso a una moderación o incorporación de otras personas como Francisco Eguiguren”, expresó.
Además, mencionó que la votación refleja un equilibrio que variará en función de los intereses que surjan. “Hay dos claros bandos y esos son los estables. Pero hay comodines que están dispuestos a jugar hacia el centro y la conclusión es esa: han creado una especie de equilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo dando cierta legitimidad a cada uno. Pero se anticipa que es más difícil pensar en medidas drásticas. Las siguientes indicaciones de cómo se alinean será el control político a nivel individual y la delegación de facultades”, agregó.
Maritza Paredes hizo hincapié en que Bellido no obtuvo una cifra abrumadora a su favor. “No creo que esta votación nos diga [algo], no me confiaría de estos números a largo plazo y de su sostenibilidad. [...] Castillo llega a la competencia política no solo abriendo una arena política de discusión, sino abriendo una arena simbólica”, señaló.
Añadió que en el gobierno hay debilidades que no han desaparecido. “La primera es que es un Gabinete fragmentado [donde] no necesariamente hay un afinidad y el partido está dividido en discusiones. Las debilidades se van a expresar en la medida de que aquellos sectores en los que han puesto personas con menor capacidad no sepan responder a los desafíos”, dijo Paredes.
Sobre la situación de los conflictos sociales advirtió: “No habrá una segunda tregua [en el corredor minero] y no es un conflicto sencillo. La decepción podría ser muy grande”.
A su turno, la politóloga Gabriela Vega señaló que el gobierno del presidente Pedro Castillo “no queda más débil de lo que ya se encontraba” y que superada esta primera situación, “les tocará enfrentar las que vienen”, tales como eventuales interpelaciones.
“El Congreso buscará enfrentar individualidades, en tanto que ir contra el primer ministro o el Gabinete en su conjunto los pondría en una situación de mayor vulnerabilidad. Ambos poderes dependen no solo de su propio poder, sino de cuánto acumule o consiga su oponente. Mucho dependerá de quiénes se asuman como oposición y cuál sea la meta que se fijen. Además de, por supuesto, lo que el propio presidente propicie con sus acciones”, detalló.
Asimismo, comentó que “en muchos casos son más producto del cálculo sobre el costo de negarla que del genuino respaldo o vocación de colaboración. Nada garantiza que en una futura votación vayan a repetirse”.
Enrique Castillo consideró que, por el contrario, haber obtenido 73 votos en el Congreso no es un logro menor, considerando el rechazo que generaban los miembros del Gabinete. “Es bastante más de lo que se hubiesen imaginado hace 15 días o una semana. Uno hubiese pensado que la diferencia iba a ser más ajustada. No es poca cosa. Con esto se consolida la posición del Gabinete y sobre todo de Bellido. Si se pensaba en un cambio de ministros, eso por el momento queda descartado”, aseveró.
Sin embargo, recordó que el gobierno mantiene sus debilidades. “Sigue siendo un Gabinete con personas cuestionadas, débil en la ejecución. Es verdad que es poco tiempo, pero no ha dado señales de tomar decisiones urgentes. Sigue siendo un gobierno de Perú Libre con una iniciativa fuerte de Vladimir Cerrón y debilidad de Pedro Castillo. Lo que ha cambiado es la legitimidad que ahora tiene”, expresó.
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3. ¿Qué rumbo debe tener el Gobierno frente a las críticas que no ha podido disipar, incluso pese al voto de confianza?
Omar Awapara comentó que el gobierno “va a tener que reaccionar”, pero duda que el ministro de Trabajo, Iber Maraví, tenga el apoyo que tuvo Bellido. “Sería fácil interpelarlo y habrá quizás una recomposición en función a eso, en las expectativas de cómo reaccionará el Congreso y cómo se realinean las fuerzas en el oficialismo. Se alguna manera, con esto gana el ala cerronista. Varias figuras cuestionadas, como Maraví, no son de Perú Libre, y podría darle un empuje a Cerrón y no giros como la designación de Óscar Maúrtua”, opinó.
Maritza Paredes afirmó: “El conflicto con el Congreso es estructural, no sabemos cuál va a ser su destino, pero va a continuar. Lo que el Ejecutivo puede haber aprendido es que la aprobación pública es importante y tiene dos elementos: buena comunicación y efectividad en algunos temas prioritarios. Castillo tiene que resolver el conflicto interno y en el gabinete corregir espacios”.
Al respecto, Martín Soto dijo que luego de la investidura la relación entre el Ejecutivo y el Parlamento tendrá como cuestiones inmediatas el uso de las herramientas de control político, “así como el sustento y alcance del pedido de facultades delegadas. Junto a ello, se acerca la selección de los magistrados del Tribunal Constitucional y también la del titular de la Defensoría del Pueblo”.
Gabriela Vega indicó que el gobierno de Castillo “no queda más débil de lo que ya se encontraba. Sorteada esta primera ronda con relativo éxito y casi sin pérdidas, les tocará enfrentar las que vienen”.
“Algunos ministros no están en riesgo, mientras que otros claramente lo están, no solo por el rechazo de las fuerzas en el Congreso, sino por la ciudadanía. El presidente y el primer ministro deberán evaluar, dentro la seguridad que probablemente les dé no ser enfrentados directamente como Gabinete, qué es lo que están dispuestos a defender, a qué renunciar y también qué errores deberán asumir y enmendar. Aún no quedan claras cuáles son sus prioridades”, manifestó.
Finalmente, Enrique Castillo coincidió en que probablemente se empiecen a presentar mociones de interpelación contra algunos ministros cuestionados. “Lo que será difícil es conseguir votos para la censura. Lo que puede debilitarlo es la constatación de que la gestión del gobierno se convierta en desastrosa. Luego, que aparezcan decisiones del gobierno distintas a las planteadas, que vuelva a parecer el fantasma del referéndum o el indulto a Antauro Humala, o decisiones tributarias distintas a las planteadas”, detalló.
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4. ¿La votación obtenida en el Congreso marca algún camino respecto a la relación que tendrá con el Ejecutivo?
Maritza Paredes consideró que el panorama todavía es incierto. “No creo que esta votación, que no es abrumadora, defina que en otros ejercicios donde el gobierno necesite el apoyo del Congreso, va a obtenerlo. Va a depender de la coyuntura, de cómo se reorganizan. No diría que la votación marca alguna tendencia. Creo que tenemos que estar preparados para nuevos conflictos y propuestas del Congreso para debilitar al Ejecutivo”, anotó.
Gabriela Vega coincidió en que la incertidumbre aún no se disipa. “Los actores no son predecibles y todo sucede con el hermetismo que ha caracterizado estos últimos meses. Exceptuando a unas pocas bancadas, la mayoría no ha terminado de definir si se consideran antagónicas al gobierno o evaluarán pragmáticamente cada elemento en disputa. Me inclino a pensar que la mayoría apostará por lo último respecto a temas que no sean especialmente polémicos y que representen una agenda popular que les resulte beneficiosa ante la ciudadanía”, comentó.
Además, Omar Awapara argumentó que en la relación de ambos poderes del Estado los votos “son conseguibles”. El tema “será ver a cambio de qué consiguen el voto de ciertas bancadas, a qué compromisos se llegan en busca de esos votos. Queda claro que hay un grupo de 43 votos de una derecha que va a ser inflexible, pero hay otro grupo fuerte de votos, sobre todo con representación regional, que está a la mano, siempre y cuando se toquen las cuerdas correctas”.
Martín Soto comentó que más allá de los problemas del diseño constitucional, que permite escalamientos veloces de las dificultades políticas, el gobierno y el Congreso pueden ahora “poner a la gente en el centro de su preocupación y desde ese eje enfocarse en diálogo y acuerdos. Es aconsejable además que la alta política exprese su aprecio por los modales democráticos, actuando con respeto y empatía. Los poderes del Estado deben colaborar, no vivir en tensión y enfrentamiento permanente”.
Finalmente, Enrique Castillo señaló que la próxima prueba será la votación para el otorgamiento de facultades al Ejecutivo. “Si las otorga, sobre todo en el tema tributario, significará que el Congreso está dispuesto a confiar en el gobierno. Si se las niega, veremos que la tensión continúa. En segundo lugar, si el Congreso se divide entre congresistas limeños y regionales, será beneficioso para el gobierno”, remarcó.