(Foto: Andina/ El Comercio)
(Foto: Andina/ El Comercio)
Diana Seminario

será desde el 1 de enero del 2019 el alcalde de Lima. Más allá de las virtudes y fortalezas de quien gobernará la capital en los próximos cuatro años, hay que destacar que el saliente alcalde de Miraflores ha sido elegido como representante del partido Acción Popular. Ayer la lampa volvió a brillar en Lima y en algunos distritos y provincias.

Para quienes creemos en la importancia de fortalecer los partidos políticos y en la necesidad de que emerjan nuevos liderazgos ajenos a la corrupción y al descrédito, la elección de Muñoz Wells es una buena noticia.

Hasta 1989, la elección en Lima y en provincias las definían los partidos políticos nacionales. Por ejemplo, en 1963 en las primeras elecciones municipales en nuestro país, Luis Bedoya Reyes ganó en Lima representando a la coalición Acción Popular-Democracia Cristiana y fue reelegido en 1966. En 1980 AP ganó la alcaldía limeña, le siguió la Izquierda Unida y el Apra. En las elecciones de 1989 el ‘outsider’ Ricardo Belmont fue alcalde de Lima, siendo el preludio de lo que sería el triunfo de Alberto Fujimori en 1990. Fue precisamente este último quien aniquiló los partidos políticos y dio pie a la proliferación de movimientos regionales y vecinales.

“Nos da mucho gusto haber puesto a Acción Popular en este plano, y es un trabajo de mucha gente”, fueron las primeras declaraciones del electo alcalde Jorge Muñoz tras conocerse los primeros resultados de la encuesta a boca de urna de Ipsos que le dio a Muñoz el 34,8% de los votos y a Daniel Urresti el 19,7.

Este resultado es importante también porque el porcentaje de indecisos que era bastante alto migró hacia Muñoz. Y para quienes creían que la absolución de Urresti lo pondría en la alcaldía, se equivocaron.

Pero como Lima no es el Perú, preocupa algunos resultados en regiones, sobre todo en Puno donde del Movimiento de Integración Regional Mi Casita habría obtenido el 48,1% de los votos y sería el virtual gobernador, pues con ese resultado gana en primera vuelta.

El año pasado Aduviri fue condenado por el llamado ‘aimarazo’. En julio del 2011 encabezó las violentas protestas contra las concesiones mineras en ese región. Entonces bloquearon la vía Puno Desaguadero, quemaron y saquearon locales públicos de la prefectura regional, Sunat, contraloría y Aduanas, generando millonarias pérdidas económicas, además de la desaparición de importantes documentos.

Sin embargo, la semana pasada la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema declaró nula, por mayoría y con voto discordante, la sentencia contra Aduviri.

Este es el Perú, señores, y este nuestro electorado. Mientras en Lima un partido nacional se fortalece con un nuevo liderazgo, en provincias la realidad es diametralmente opuesta, por lo que resulta urgente que las instituciones democráticas se fortalezcan en el país para evitar que en regiones tan importantes como Puno se elijan candidatos violentistas que promueven la pobreza al oponerse a la inversión privada. Ya pasó en Cajamarca y no hemos aprendido la lección. El centralismo sigue ahondando las brechas.

En Lima ganó la lampa, y en el Perú hay mucho por hacer.