Este debate ha sido el primero en varios rubros: primero en medio de un desastre, primero en hacerse virtual, primero en el que todos los contendientes están tan lejos del favorito don ninguno. Se evaluó hacerlo presencial, pero, la mezcla de primera vuelta electoral con segunda ola de pandemia, hizo sonar las alarmas sanitarias. Mejor era no exponer a los candidatos más de lo que ya arriesgan en sus giras inopinadas y sus encuentros de puñitos. La virtualidad, además, plantea varias ventajas para ellos.
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