El investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) Martín Tanaka analiza esta campaña, en la que está latente la posibilidad de que algunos candidatos queden fuera por entregar dádivas.
—¿Esto contribuye al clima democrático?
No, me parece que es una locura lo que estamos viviendo. Es una elección totalmente atípica.
—Y esto es consecuencia de la reforma electoral, que el Congreso acabó distorsionando.
Sí. Estamos viviendo las consecuencias del famoso artículo 42 de la ley de partidos. Y una vez que se aprueba –y no debió haberse aprobado– el JNE elige una interpretación que lleva a decisiones injustas y desproporcionadas. Si fue un error excluir a Guzmán y a Acuña de la competencia, no creo que la solución sea excluir a tres, cuatro, cinco, seis o siete. No, la solución es: ¡Dejémoslo ahí, por favor! No sigamos con el camino de las exclusiones.
—¿Cuál era el sentido de esta modificación?
Es fruto de la improvisación, de tomar decisiones sin estudiarlas bien, de tomar decisiones a última hora. Claro, en teoría es una buena idea prohibir a los candidatos que regalen cosas. Pero cuando uno se pone a pensar cuáles son las costumbres políticas en el Perú, cuando uno considera la debilidad de los partidos y las dificultades que va a tener el órgano electoral para hacer cumplir la ley, uno dice: es una mala idea. Si los candidatos cometen infracciones en campaña, deben tener sanciones, pero la sanción no debe ser la exclusión.
—¿Cree que hay una especie de fraude?
Yo tiendo a pensar que el desmadre en el que estamos es más fruto de la incompetencia, de la improvisación, de criterios equivocados, antes que de un fraude.
—Son palabras mayores.
Cuando uno habla de fraude, uno piensa que hay un poder organizado que toma acciones para llevar el resultado en una dirección predefinida. Eso es fraude. Y, pese a todo, yo no veo evidencia suficiente para decir esto. Para decirlo, hay que tener evidencia muy seria, muy sólida. Yo creo que esto es fruto de la incompetencia y de la improvisación, y los responsables son el Congreso y el JNE, pero no creo que haya suficiente evidencia para hablar de fraude.
—¿No crees que el fujimorismo tenga la capacidad de incidir en los órganos electorales?
Gustavo Gorriti habla de fraude, de la influencia del Apra y también de algún magistrado cercano a la red montesinista. Pero, la verdad, no creo que las cosas funcionen así, no creo que esas redes hayan sobrevivido intactas estos años, y que tengan el poder que se les adjudica.
—En esta campaña hemos tenido hasta cuatro candidatos que han venido de abajo y pasado los 10 puntos.
Eso también es atípico. Al comienzo de esta campaña, veíamos que estaban Keiko Fujimori, Kuczynski, García y Toledo. Decíamos: hay espacio para un quinto, que debía venir de la izquierda. Pero en un momento queda claro que Keiko estaba primera, Kuczynski segundo, y la pregunta era: ¿Quién es el tercero? Y Toledo y García van para abajo, se acercan al 5% y ahí se encuentran con los ‘pitufos’. Y eso es algo tremendamente atípico en la medida que los chiquitos resultan teniendo opciones que al principio parecían que no iban a tener.
—En noviembre lo entrevisté y decía que ya era muy tarde para Mendoza. Sin embargo, ahora tiene opciones. Así es.
Esta campaña ha sido rarísima, han pasado cosas totalmente inesperadas. Uno podría haber previsto razonablemente que Acuña tenía posibilidades, pero las demás apariciones fueron sorprendentes. La trepada de Mendoza es consecuencia de la subida y caída de Guzmán, dos cosas que eran imprevisibles. Mendoza ha tenido una suerte muy grande por esa combinación de factores, y eso le permite estar peleando el tercer lugar.
—¿No cree que esto nos muestra que hay una nueva manera de hacer política?
Lo primero es que [Barnechea y Mendoza] han tenido una suerte increíble. En circunstancias normales, ninguna de estas dos candidaturas habría despegado. Esto no debería haber ocurrido. Ellos se benefician de la subida y desaparición de Guzmán.
—En enero, según Ipsos, el 47% no conocía a Guzmán, pero en febrero solo el 15% no lo conocía. ¿Las redes sociales han pasado a tener mayor incidencia?
Hace algún tiempo, si tú eras un candidato chico y desconocido, te decían: No te bastan las redes sociales para hacerte conocido. La gran lección de estas elecciones es que con Guzmán se ha demostrado que sí se podía, que tú podías ser un perfecto desconocido y, haciendo un muy buen trabajo en redes, podías comenzar a aparecer en el radar nacional, llamar la atención de los medios masivos y pegar el salto del 3% al 18%. Las redes te permiten salir del anonimato y aparecer en el radar nacional. Ese es el poder de las redes que antes no tenían.
—¿Hay alguna otra lección?
El Perú parece mucho más conectado. Un candidato desconocido en pocas semanas puede pasar a ser conocido en todas las regiones del país. Eso les ha pasado a Mendoza, a Barnechea. Uno decía antes: No le va a dar tiempo al candidato para que la gente lo conozca. Ahora no: la gente del interior rápidamente se ha enganchado con candidatos desconocidos.
—¿Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza, que juntos tienen cerca del 24%, representan un voto de izquierda?
No, no creo que sean un voto de izquierda. El voto de izquierda hacía que Verónika Mendoza estuviera en el 3%. Pero hay una masa importante de electores que no quieren saber del candidato de gobierno, ni de García ni de Toledo, porque los identifican con lo que ya se intentó hacer, y quieren algo diferente, quieren un cambio. Esa aspiración de cambio la encarna en un momento Acuña, en un momento Guzmán y ahora Barnechea y Mendoza. No es porque la gente esté ideologizada y quiera un cambio en el modelo económico.
—El antivoto de Fujimori ha ido creciendo. ¿Ha tenido efecto la campaña No a Keiko?
Claro que sí: el antifujimorismo, que parecía dormido, despertó. Y lo que lo hizo despertar, sorprendentemente, fue la exclusión de Guzmán. Creo que a Keiko le hizo mal esa posición tan cómoda que tenía. Ella había iniciado estos gestos de distanciarse del fujimorismo clásico, del albertismo, pero creo que hizo poco y no continuó haciendo cosas así.
—Como las de Harvard.
Aparentemente, ella habría sentido que ya no necesitaba hacer cosas así. Y ahora que el antifujimorismo ha despertado, me imagino que lo debe estar lamentando. Ella tiene que convencer a los no fujimoristas de que es algo muy diferente a lo que era su padre, y le va a ser muy difícil, porque va a ser vista como muy oportunista.
—Hay dos candidatas que son mucho más jóvenes que los demás. ¿Eso les podría servir?
Sí influye. La pelea que va a estar muy disputada es la pelea por el segundo puesto, donde hay una especie de triple empate.
—¿Triple? ¿Ya no cree que Alan García pueda…?
Sí, ya a estas alturas, creo que García debería estar contento con pasar la valla.
—Vemos a Lourdes Flores hablando de la nacionalidad de Kuczynski, Alan García se refiere a la “sangre peruana”.
Son respuestas desesperadas, que más bien afianzan la imagen de que ya están perdidos.
—¿Y en este triple empate, qué puede pasar?
En ese triple empate, Verónika Mendoza tiene un activo: ser mujer y ser joven, considerando que hay una buena cantidad del electorado que está buscando renovación y PPK es visto como alguien muy tradicional. Eso le juega en contra. Pero sospecho que estaremos hasta la madrugada del lunes 11 de abril sin saber quién quedó segundo.
—¿Cree que ella tiene más chances?
Yo veo chances a los tres. No me atrevería a decir que hay un favorito para competir con Keiko en la segunda vuelta.
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Elecciones del absurdo, la columna de Erick Sablich (@esablichc) ► https://t.co/vBUKR7Ug9R pic.twitter.com/NqcjwI0Cpz
— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 26 de marzo de 2016