El Congreso aprobó la paridad y la alternancia pero no eliminó el voto preferencial. (Ilustración: El Comercio)
El Congreso aprobó la paridad y la alternancia pero no eliminó el voto preferencial. (Ilustración: El Comercio)
Jonathan Castro

Por Alejandro Boyco y Jonathan Castro

El domingo 29 de noviembre, los partidos políticos llevaron a cabo el primer proceso de elecciones internas organizado por la ONPE. y el fueron las únicas organizaciones que definieron el orden de la lista final en base a los resultados de las internas, y con el voto universal de sus afiliados.

En el Partido Popular Cristiano, fueron los delegados los que eligieron el orden de los candidatos. En el resto de partidos se presentaron listas de precandidatos cerradas y bloqueadas, con orden preestablecido.

La lista congresal de Acción Popular y el Apra deberán ordenarse respetando el orden de los más votados, así como por primera vez los criterios de la paridad y alternancia. Los resultados arrojan que las mujeres quedarían relegadas a una participación menor y en los últimos lugares si no se aplicaran estas normas.

Baja participación femenina

Al analizar las listas de precandidatos en estos dos partidos, se observa que menos del 40% de los inscritos fueron mujeres. A nivel nacional, en Acción Popular hubo 95 mujeres (33,6%) y 188 hombres (66,4%); y en el Apra, 75 mujeres (39,2%) y 116 hombres (60,8%).

Si solo se observan los postulantes por la capital, se aprecia que Acción Popular tuvo 23 mujeres (28,8%) y 57 hombres (71,2%); mientras que en el Apra fueron 15 mujeres (31,9%) y 32 hombres (68,1%). El punto de partida implicaba una gran diferencia.

La politóloga Adriana Urrutia, presidenta de la Asociación Civil Transparencia, atribuye la baja participación femenina al machismo institucionalizado en los partidos políticos y en la sociedad. “Hay, dentro de los partidos, mujeres y mujeres jóvenes que quieren participar y candidatear, pero se encuentran con acoso político, algún maltrato, o mayores dificultades, porque requieren recursos con los cuales ellas no necesariamente disponen”, comenta.

Urrutia considera que no se ha visto voluntad política dentro de los partidos para detener el acoso, una práctica común y legitimada en la política. “Este hostigamiento viene desde sus propios pares, y viene porque esta institución que es el machismo los legitima a disminuirlas”, señala.

Resultados de las votaciones

En los resultados de las votaciones internas se aprecian grandes diferencias según el sexo de los precandidatos. A nivel nacional, el promedio de votos obtenido por los hombres de Acción Popular es un 35% mayor al de las mujeres.

Esta diferencia en el Apra es incluso mayor, pues, en promedio, los hombres consiguieron 2,5 veces más votos que las mujeres.

Un ejemplo para ver la preferencia que han tenido las bases por los candidatos masculinos son los candidatos por Lima del Apra. El promedio de votos de los precandidatos hombres es de 128 votos; mientras que las mujeres obtuvieron menos de 58.

Sin embargo, la persona más votada en esta circunscripción es con 769 votos. Para Urrutia, quien también dirige la carrera de Ciencia Política en la Universidad Ruiz de Montoya, esto es prueba de la desventaja a la que se enfrentan la mayoría de mujeres.

“Carla García sale con esa votación porque es la hija de un líder histórico del Partido Aprista. Los recursos con los que las mujeres cuentan no son necesariamente asociados al género, sino a otros elementos que importan al momento de votar para los militantes. Si las mujeres no cuentan con esos recursos que potencian sus candidaturas, pues evidentemente van a ser relegadas mucho después de sus compañeros hombres”, señala.

Si no hubiera paridad ni cuotas, y únicamente se consideran los votos obtenidos en las internas, las listas finales del Partido Aprista tendrían el doble de hombres que de mujeres, y las de Acción Popular casi el triple a nivel nacional.

Al ordenar los resultados del Partido Aprista en Lima, se observa que Carla García es la única mujer dentro de los 18 más votados. La siguiente mujer, Rocío Rincón, alcanza los 63 votos y el puesto 19. Sin contar a García, el promedio de votos a las mujeres no superaría los 32 votos, cuatro veces menos que sus pares hombres.

La alternancia permite que las mujeres no terminen en los últimos puestos en cada lista. De las 27 circunscripciones, Acción Popular solo tendrá a siete mujeres como cabeza de lista (Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, Ica, Piura, Tumbes y Ucayali); y el Partido Aprista solo a 3 (Lima, Lima Provincias y Tacna).

Medidas insuficientes

Urrutia considera que, al no haberse eliminado el voto preferencial, las mujeres continuarán en desventaja en las elecciones generales. “La no eliminación del voto preferencial condiciona la paridad y la alternancia. Puedes poner un hombre y una mujer, pero la gente no necesariamente va a votar por ellas, por, justamente, el machismo institucionalizado. La gente cree que los hombres están más capacitados para hacer política”, señala.

La paridad y la alternancia, explica la politóloga, busca fortalecer la democracia representativa. “Nunca vamos a fortalecer la democracia si es que no promovemos el espacio público de la mitad de la población. Eso jamás va a ser representativo. Nosotras somos la mitad, y no somos la mitad en el Parlamento. Si quieres que un Parlamento sea representativo, tendría que ser el reflejo de la población”, comenta Urrutia.

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