La convocatoria realizada por el presidente Martín Vizcarra para las elecciones generales del 2021 marca el punto de partida de cara al día del sufragio, establecido para el domingo 11 de abril. La pandemia del coronavirus (COVID-19), sin embargo, configura un contexto muy particular, por lo que se prevén distintas medidas planteadas, por un lado, desde el Ejecutivo y ya en plena discusión, por otro, en el Congreso de la República.
El miércoles, el primer ministro Vicente Zeballos manifestó en RPP que si bien se espera que el impacto de la pandemia se vaya menguando, en un escenario contrario deben tomarse contingencias referidas al distanciamiento, la ampliación de los horarios de votación e incluso la posibilidad de que el sufragio se realice no solo en un día, sino en dos.
Aunque los tiempos han cambiado, la historia republicana da cuenta de que en el convulso siglo XIX y a inicios del siglo XX los procesos electorales tomaban más tiempo. “…La votación duraba seis días, pero se sufragaba entre la una y las cuatro de la tarde. Votaban solamente los ciudadanos varones mayores de 21 años que supieran leer y escribir, o los casados así fueran menores de esa edad pero inscritos en el llamado Registro Cívico de su localidad”, se señala, por ejemplo, en “Las elecciones de hace un siglo: La Junta Electoral Nacional de 1896-1912”, un documento de trabajo de la historiadora Roisida Aguilar Gil publicado por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
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Hoy, el estándar a nivel internacional es que sea un solo día de sufragio. ¿Pero es factible que la votación se prolongue por dos días?
Ventajas y desventajas
Percy Medina, jefe de IDEA Internacional en el Perú, sostiene que se deben estudiar todos los mecanismos que permitan que la elección del 2021 no se convierta en una oportunidad de contagio masivo, y recordó que, de lo que se trata, es de aplicar medidas en conjunto. Sin embargo, considera que realizar la votación en dos días es “la más difícil” de las modificaciones porque tiene implicancias y requiere evaluaciones adicionales.
“Se trata de ajustes en cuanto a los mecanismos, procedimientos. Hay que decidir, por ejemplo, si las ánforas del día anterior se escrutan ese mismo día o el domingo con las demás ánforas. Si se escrutan el domingo, hay que definir cómo se tiene una cadena de custodia de esas ánforas que no genere problemas. Si se escrutan el sábado, hay que definir si los resultados de las ánforas escrutadas con anticipación pueden influir en el resultado del domingo y si eso puede generar un problema político. Ahí ya empezamos a entrar en tema que son de naturaleza política y no técnica”, advierte.
A juicio del experto en derecho electoral, José Tello, la medida definitivamente implicaría mayor logística y más recursos económicos. Pone por delante, sin embargo, el bien superior, que es la vida humana, ante lo que significa el coronavirus.
“Se puede trabajar en dos días y la ONPE puede diseñar el mecanismo. Los apellidos de la A a la H, por ejemplo, el primer día y de la K en adelante al segundo. Entonces, se tienen actas diferenciadas. (...) Es cuestión de diseñar el mejor mecanismo, pero sí se puede llevar a cabo en dos días”, indica.
Una posición discrepante tuvo Jorge Jáuregui, también especialista en derecho electoral, quien cree que, finalmente, debe haber una correlación entre las medidas sanitarias en base a la proyección de impacto del coronavirus hacia abril del 2021 y la logística que se tenga a la mano.
“Hay que atender el tema de la cultura política. En la medida en que menos se desalinee de los parámetros convencionales, mejor. No encuentro razonable ir a dos días cuando en mesas de sufragio de 200 personas en 12 horas, tranquilamente pueden votar todos. Salvo que el Ministerio de Salud evalúe que eso no es posible”, refiere.
Desde el pleno del JNE, uno de los miembros, Jorge Rodríguez Vélez, aseveró el jueves en RPP: “Hay muchos temas, entre ellos ese, que se han evaluado por el sistema electoral, pero es una decisión que tendrá que tomar en su conjunto el pleno o con el sistema electoral. Lo que sí puedo decir es que estamos abiertos a evaluar situaciones límites que permitan cualquier cambio sin afectar evidentemente a las organizaciones políticas, actores políticos y sobre todo a la ciudadanía en el riesgo de su vida o su salud”
Para el politólogo Fernando Tuesta, si bien se trata de una medida posible en aras de atender la seguridad sanitaria, hay pros y contras. Una ventaja es que la división en dos días reduce el riesgo de contagio, considerando que son aproximadamente 25 millones de votantes concentrados en 5.000 locales de votación a nivel nacional bajo el horario habitual de 8 a.m. a 4 p.m. En esa línea, señaló que se podría plantear alguna división proporcional entre varones y mujeres, por representar la mitad del electorado.
“El problema sería el siguiente. Una vez que termine la jornada electoral del sábado, qué pasa con los votos, ¿se dejan en el ánfora?, ¿quién los va a guardar, acaso van a dormir ahí los personeros para ver que no pase nada? Es un tema también de seguridad. Podría lacrarse, pero es todo un procedimiento”, apunta Tuesta. Advierte, además, que si bien en pleno proceso está prohibida la difusión de encuestas, podrían aparecer resultados de algunas en redes sociales generando confusión o alguna inclinación.
El cambio a dos días de sufragio, vale apuntar, implicaría también alguna nueva normativa desde el Ejecutivo —que ya hizo la convocatoria a través de un decreto supremo estableciendo la fecha del 11 de abril— o un proyecto de ley que se apruebe en el Congreso y modifique la Ley Orgánica de Elecciones (JNE). Tuesta resalta que, en todo caso, se trata de un acuerdo político que debe contar con la opinión de la ONPE.
Alternativa
Por ahora, un predictamen de la Comisión de Constitución, que preside Omar Chehade (APP), plantea normas transitorias en la legislación electoral para las elecciones generales del 2021, en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid-19. Una de esas disposiciones plantea que “todos los actos referentes a la instalación de la Mesa, votación y escrutinio se realizan el mismo día. Debe instalarse la Mesa antes de las ocho (08:00) de la mañana y efectuarse la votación hasta las dieciocho (18:00) horas”.
Tuesta, quien presidió la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, se expresa a favor de que si las elecciones se dan en un solo día, se contemplen al menos diez horas para la votación. Una opción en ese sentido, dijo, sería hacer horarios por grupos de edad.
Tello, por su parte, resalta también que un horario extendido también es una alternativa como medida sanitaria.
“Considero más conveniente extender la jornada a 12 horas, de 8 a.m. a 8 p.m. De modo que pueda organizarse el ingreso de los electores a los centros de votación en grupos pequeños y en orden alfabético. La ONPE ya cuenta con esa información y puede organizar a los electores de esa manera para evitar aglomeración de personas”, propone a su turno Jáuregui. Según plantea, los ciudadanos sufragarían por horas y una fuerte campaña de información ayudaría a que no lo hagan a última hora.
¿Y el voto electrónico?
Por un lado está el voto electrónico no presencial. Para Percy Medina, sería una buena idea para las elecciones internas de los partidos, porque mejoraría su estándar y significaría un avance. “Sin embargo, todavía no está desarrollado al punto que pueda usarse en elecciones generales por diversas razones. Entre otras, los mecanismos de verificación que se hayan aplicado, requiere tecnología, acceso a Internet masivo. No creo que sea una buena idea para elecciones generales”, explica.
Tuesta coincide en que actualmente es un mecanismo no factible, pero que podría probarse en las elecciones internas de las organizaciones políticas.
Jáuregui opina que sería viable en caso la ONPE cuente con auditorías del sistema a aplicar realizadas por entidades reconocidas internacionalmente, y tras una gran campaña de información. “Hay un mito urbano de que puede ser atacado. Eso no es consistente, porque hacemos una serie de operaciones incluso con cuentas bancarias, matrículas, pagos a través de Internet”, agrega.
Por otro lado está el voto electrónico presencial. En las elecciones generales del 2016 se aplicó en 19 distritos del país y en los comicios parlamentarios realizados en enero de este año, en 39. “Nunca hubo problema y además agiliza la votación. Eso se debe mantener. Si no aumentar, por lo menos mantener”, acota Tuesta Soldevilla.
La directora de Fiscalización del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jéssica Clavijo, manifestó a inicios de este mes en la Comisión de Constitución del Congreso que la posibilidad del voto electrónico no presencial se descartó tras coordinaciones técnicas junto a la ONPE y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec).
“En el país hay cerca de 700 distritos que no tienen una adecuada conectividad a Internet. En ese sentido, llevar adelante una elección con voto electrónico no presencial, a nivel nacional, no podría asegurar que haya las condiciones para que todos los peruanos puedan emitir su voto de manera adecuada y conforme a las garantías que queremos dar”, explicó la funcionaria. Por el contrario, dijo que es más factible aplicar dicho mecanismo en las elecciones internas de los partidos.
En cuanto al voto electrónico no presencial, Clavijo subrayó que es poco probable que se amplíen las mesas de votación con ese sistema, pues “conlleva a interactuar con proveedores y en las condiciones actuales no sabemos si estos van a poder facilitar las condiciones técnicas informáticas para que esto se lleve adelante”.
Más previsiones
Los expertos consultados coinciden en la importancia de que las mesas de sufragio se instalen en lugares abiertos y ventilados, en que la ONPE y el Ministerio de Salud establezcan protocolos sanitarios y de distanciamiento, que los espacios para votar estén desinfectados o que los mismos votantes se desinfecten las manos antes de ingresar a la cámara secreta.
“En un local de votación se puede más o menos administrar el espacio, pero en la calle no. La gente no guarda su distancia. Y si es que se va haciendo pasar a la gente tomándole la temperatura, eso va a demorar, con lo cual la gente en la calle va a molestarse o algunos no irían a votar, con lo que el ausentismo puede crecer”, advierte también Tuesta.
Acotan, asimismo, que un trabajo coordinado con las autoridades locales también es clave, considerando que es común que en los alrededores de los centros de votación es común la presencia de vendedores ambulantes y aglomeraciones.
“Habrá que prever que los electores no entreguen su DNI a los miembros de mesa, sino solo las muestren. Que los materiales electorales no estén tampoco circulando, sino que puedan ser tomados por los electores sin riesgo de contaminación”, sugiere Medina.
Jáuregui apunta que se debería de aplicar un sistema de escrutinio automatizado para que los miembros de mesa no redacten a mano las actas electorales, sino lo hagan a través de un formato virtual en presencia de personeros de los partidos.
Tello destaca algunas de las propuestas del predictamen de la Comisión de Constitución. Por ejemplo, que en un mismo local funcionen el menor número posible de mesas de sufragio y se garanticen todas las medidas de control y seguridad sanitarias; o que las personas en grupos de riesgo para Covid-19, identificadas por la autoridad nacional sanitaria, estén exentas del pago de la multa por no votar o por no acudir en caso sea miembro de mesa.
Plazo
Sea cual fuere las determinaciones que se tomen, lo cierto es que la Ley N° 31010, publicada en marzo pasado, estableció que el Congreso de la República tiene seis meses de plazo para aprobar normas con rango de ley y normas reglamentarias relacionadas al proceso electoral del 2021. Dicho período vence el 28 de setiembre.
Así, los expertos consultados coinciden en que el Parlamento debería emitir dichas normativas lo más pronto posible para no afectar la labor de los entes electorales ni interrumpir el cronograma electoral que apruebe el JNE.
Tello resalta que, con la convocatoria para las elecciones realizada por el presidente Vizcarra, entre los pendientes están que los organismos electorales reciban presupuesto, se diseñe el cronograma electoral y el JNE publique el reglamento de los comicios. “¿Pero qué se va a reglamentar y si las leyes están cambiando hasta el 28 de setiembre? ¿Qué cronograma se va a sacar? ¿Qué seguridad jurídica tienen los partidos que van a intervenir en las elecciones?”, se pregunta. Por ello, advierte que un conflicto entre el Ejecutivo y el Congreso puede perjudicar la labor de la ONPE, el JNE y Reniec.
Jáuregui considera que lo ideal es que ya convocados los comicios, no debería haber cambios en la legislación, porque se necesitan reglas claras “más aún cuando las bancadas que están representadas en el Parlamento podrían ser también competidoras en el proceso electoral”.
Por su parte, Tuesta recuerda que el Congreso debe ser consciente de que sus medidas de cara a las elecciones del 2021 son de emergencia, pues los entes electorales deben tomar prontas decisiones. “Ya se convocaron las elecciones. La ONPE y el JNE tienen que tener un plan, las elecciones tienen un cronograma. A partir de eso, saben cuánto gastarán”, sentencia.
“Hay que avanzar tan pronto como se pueda, porque un proceso electoral supone una preparación de varios meses en cuanto al diseño de procedimientos, materiales. También en cuanto a los mecanismos de contratación, porque se requiere hacer licitaciones, identificar proveedores, una serie de cosas. Mientras más pronto esté claro el escenario en el que nos vamos a mover, mejor”, concluye, finalmente, Medina.
En las próximas elecciones generales, los peruanos elegiremos al presidente de la República, congresistas y representantes en el Parlamento Andino. Son 24 los partidos políticos con inscripción vigente, 9 de los cuales tienen representación en el actual Poder Legislativo.
Aunque con un camino previo convulsionado hacia el año de bicentenario, la carrera electoral ha comenzado.