(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
/ Víctor Aguilar Rúa
Ana Bazo Reisman

La conformación del próximo -electo tras los comicios generales del 11 de abril- se acerca mucho más a la paridad por género que en cualquier otro periodo parlamentario peruano. De acuerdo con el escrutinio de la ONPE a más del 70% de las actas contabilizadas, el nuevo Legislativo proyecta tener 51 congresistas mujeres y 79 congresistas hombres. Hasta la fecha, el número más alto de parlamentarias electas había sido de 36, en el 2016.

El resultado actual y esa gran diferencia no llegaron de manera espontánea. Cabe recordar que el 22 de julio del 2020, el Gobierno había promulgado la , que aprobara el Congreso en el marco de la reforma política para establecer la paridad y la alternancia en las listas de candidatos a todos los procesos de elección popular; desde fórmulas presidenciales y postulaciones al Parlamento hasta elecciones regionales y municipales.

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En consecuencia, los partidos políticos presentaron listas parlamentarias con la misma proporción por género, pero -además- en un orden intercalado. Según cifras analizadas por la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio, 126 de los 130 congresistas electos -hombres y mujeres- habían ocupado los primeros diez lugares de sus listas. En los únicos cuatro casos excepcionales con los números entre el 11 y el 15, todos los candidatos elegidos son hombres.

Aquí diez de las 51 virtuales congresistas:

Congresista virtualmente electaOrganización PolíticaDistrito electoralPosición en la listaVotos alcanzados
(hasta esta publicación)
Susel Paredes PiquéPartido MoradoLima159,112
María de los Milagros Jáuregui Martínez de AguayoRenovación PopularLima251,888
Flor Pablo MedinaPartido MoradoLima341,502
Adriana TudelaAvanza PaísLima535,866
Sigrid Bazán NarroJuntos por el PerúLima634,513
Diana Gonzáles DelgadoAvanza PaísArequipa123,728
María Taipe CoronadoPerú LibreApurímac27,931
Digna Calle LobatónPodemos PerúLima241,685
Norma Yarrow LumbrerasRenovación PopularLima439,084
Patricia Juárez GallegosFuerza PopularLima230,348


La politóloga y ex integrante de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, Milagros Campos, resalta que -aun cuando el voto preferencial se mantiene hasta el 2026 y, por ello, no se instalará un Parlamento exactamente paritario- la nueva norma ha permitido un avance nunca antes visto en términos de representación.

La primera conclusión que tengo es que la posición en la lista importa. Antes de la ley de paridad y alternancia, se decía que el voto preferencial ‘ya podía favorecer’ a las mujeres. Pero no había ningún hallazgo real de esa premisa. Ahora, la paridad alternada indiscutiblemente ha permitido una mayor elección de candidatas. Es bastante claro que el voto preferencial no era la alternativa para la participación política de las mujeres, sino fundamentalmente la posición que se les daba en las listas”, señaló Campos a El Comercio.

Como indicamos anteriormente, antes de este cambio a la Ley Orgánica de Elecciones, la cantidad más alta de mujeres electas para el Congreso había sido de 36. Ocurrió en el 2016, cuando aún regía la cuota de género mínima del 30% en las listas y el orden quedaba a discrecionalidad de los partidos. Dicha cuota para las candidaturas parlamentarias estuvo vigente desde el 2000.

Anterior a la cuota, no existían mínimos y, como correlato, la desproporcionalidad era más marcada. Es así que en el Congreso del periodo 1995-2000 solo hubo 14 legisladoras electas.


Durante la vigencia del Parlamento bicameral, la Cámara de Diputados y el Senado tuvieron números totales de participación femenina similares o todavía más bajos. Por ejemplo, en el periodo 1980-1985, solo 13 mujeres fueron elegidas como diputadas (de una cámara de 180), mientras dos accedieron como senadoras (de una cámara de 60). Para el periodo 1985-1990, las diputadas fueron diez y las senadoras, tres. Para 1990, las diputadas fueron 12 y las senadoras, cuatro.

Mayores pruebas para el nuevo Congreso

Volviendo a la proyección del nuevo Congreso, la politóloga María Paula Távara rescata que más mujeres representarán a sus regiones. Es el caso de Apurímac, Cajamarca y Ucayali, que en los comicios extraordinarios del 2020 no había resultado electa ninguna candidata. Además explica que, a la interna de las bancadas, también existirá una mejor proporcionalidad de género para la toma de decisiones.

Estamos viendo cómo crecerá significativamente la representación de las mujeres congresistas de regiones, donde antes ingresaban con mucha eventualidad o simplemente nunca eran elegidas. También me parece trascendental que la mayoría de bancadas vaya a tener a más mujeres participando y que, en algunos casos, se acerquen a la paridad. Eso quiere decir que la ley ha tenido un impacto en la interna de los grupos parlamentarios”, expresó.

Estos logros definitivamente están marcados por la alternancia porque, si solo nos quedábamos con la paridad en las listas, se podía haber seguido colocando a las mujeres en los últimos lugares, como ocurría cuando estaba vigente la cuota del 30%”, añadió Távara.

Para la también politóloga de la PUCP, Belén Elías, esta mayor participación de mujeres en el Congreso seguirá motivando discusiones de fondo y pruebas de real inclusión. Una de ellas, señala, será la de los liderazgos en las comisiones de trabajo.

El hecho de que haya más mujeres congresistas también pone en el observatorio público que más mujeres presidan comisiones y grupos de trabajo parlamentario. Desde siempre se ha instaurado una tendencia de que las mujeres generalmente presidan comisiones socialmente percibidas como femeninas y relacionadas al cuidado, a la familia o a poblaciones vulnerables. Será interesante ver cómo se democratizan los liderazgos a la hora de designar cargos”, expresó Elías.

Por un lado, María Paula Távara resalta que más participación femenina en el Congreso no necesariamente garantiza un impulso a una agenda legislativa enfocada en las mujeres y la reivindicación de sus derechos. Sin embargo, sostiene que sí se desarrollaría una labor con perspectivas en común para temas de obvio consenso.

A pesar de las diferencias ideológicas de las mujeres de diferentes partidos, sí es posible alcanzar acuerdos para problemas transversales que todas las mujeres reconocen. Por ejemplo, los temas de protección a amas de casa, lucha contra la violencia de género o los feminicidios pueden ser transversales a cualquier bancada. Creo que hay un espacio grande para consensuar sobre políticas que van más allá de las ideologías -conservadoras o progresistas- que tienen las nuevas legisladoras”, expresó Távara.

Belén Elías explica, además, que los mandatos de posición en las listas electorales forman parte de una tendencia a nivel macro. Cabe recordar que, en América Latina, países como México, Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Argentina son los más próximos a la paridad en sus respectivos Congresos, con un 48% a 39% de mujeres parlamentarias. En otros países como Chile, Brasil y Colombia se han mantenido las cuotas del 40% al 30% y sin alternancia; lo cual se refleja en Parlamentos de menor representación femenina. La politóloga añade que la tendencia va de la mano con objetivos indirectos de más largo plazo, como la erradicación de actitudes machistas en los espacios de poder.

Las medidas institucionales como la paridad y la alternancia o el incremento progresivo de las cuotas han sido adoptadas casi como bajo un efecto de contagio en muchos países de la región y, en general, del mundo. Es cierto que los mandatos de posición en las listas han permitido una mejor distribución del poder en cuanto a género, pero no es que solucionen del todo los problemas estructurales y culturales más profundos, como el machismo. Es un paso a paso y, seguramente, veremos cómo el acoso político hacia las mujeres irá cediendo con el tiempo”, dijo Elías.

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