Así es la campaña. Un día te encaramas al ‘porkymóvil’ y le das un abrazo al dueño del coche; luego le dices que es “lo peor que le puede pasar al país” y hasta piensas en hacerte una prueba molecular (no vaya a ser que además de robarte votos, su marea celeste te contagie el virus). Esto es lo que pasó, literalmente, entre Hernando de Soto y Rafael López Aliaga y tiene una historia que se trenzó el año pasado.
Antes de la pandemia, ni Hernando ni Rafael pensaban ser candidatos. El segundo había sufrido un terrible revés en su campaña al Congreso complementario manejando a Solidaridad Nacional (luego, la rebautizó Renovación Popular). Se había partido el lomo reclutando candidatos en todo el país, fungió a la vez de jefe de campaña y de prensa por encima de los contratados para ese fin, bancó casi todo, buscó abogados para resolver las tachas a sus candidatas superestrella, Rosa Bartra y Yeni Vilcatoma, y –¡qué desastre!– acabó antepenúltimo con el 1.49% de los votos a nivel nacional, muy lejos de brincar la valla.
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López Aliaga había trabajado como chancho y no se daba cuenta que en esa condición porcina estaba la chapa más marketera y pegajosa de la actual contienda, Porky. Tenía a un buen candidato en sus narices, haciéndole un guiño en el espejo, él mismo; pero le tomó unos meses verlo.
Hasta que RLA se repuso de su derrota y se puso a chambear en la campaña del 2021. Cuando lo llamé para que me cuente su versión del abrazo partido, recordó su fiasco del 2020 y me dijo: “Pucha, tenían un antivoto tremendo y estaba el lastre de Pepe Luna [secretario general de Solidaridad antes de fundar su partido propio, Podemos, y jalarse a Daniel Urresti]”.
Pero antes de verse como candidato, RLA pensó en invitar a otros. “Busqué a Roque [Benavides], a varios, hasta que Hernando me dijo ‘te acepto’”, me contó. Ambos se conocían bien, pues RLA le había pedido que le prologara un libro suyo, “Sistema financiero peruano” (2011, Universidad de Piura, en coautoría con David Ambrosini). En el verano del año pasado, sigue su relato López Aliaga, “lo llamé 3 veces a su casa, le planteé trabajar el proyecto de Renovación Popular (RP), pero no me dijo nada”. Por eso, cuando hablaron por última vez, en agosto, poco antes del cierre de inscripción de los padrones electorales el 13 de setiembre; López Aliaga ya había jalado a Jorge Montoya, José Cueto, Javier Villa Stein y Beatriz Mejía, entre otros, pensando ser él el candidato.
De Soto es un candidato revelado en la pandemia. No se ha lanzado a pesar de la plaga, sino porque el confinamiento le dio tiempo para meditar las propuestas que le hicieron otros y revivir un proyecto presidencial que tenía dormido desde el 2001. Cuando le pregunto su versión para esta crónica, se refiere a López Aliaga como su amigo, pero recuerda la posibilidad de ir en la misma plancha de otra forma: “Recibí la propuesta de Rafael López Aliaga para ser su candidato presidencial. También recibí otras 10. Y cuando meditaba lo que me decían que querían hacer, pensé ‘pero yo lo puedo hacer mejor’, y así me animé a ser candidato, pero con mi propio equipo, buscando a la gente que conozco”.
¿Y en esa conversación con López Aliaga se vio si él iría en la plancha como vicepresidente?, le pregunto. “Él ya me había llamado antes para que lo ayude en su campaña al Congreso, pero en ese momento no me interesaba meterme en política. No hablamos de eso, de vices, solo de que yo sea candidato. Sí recuerdo que unos días después me llamó para pedirme una respuesta definitiva y le dije que no”.
Cuando le pregunté a RLA sí estaba dispuesto a ser el segundo vice de De Soto (no podía ser primero por la obligación de alternar género) y dejar su afán de ser candidato él mismo, me dijo que sí, que estaba implícito en la conversación última. “Pero no iba a decirle que no a los que ya tenía convocados, Hernando quería ir solo con su gente”. La aventura política conjunta se frustró y De Soto encontró una plataforma dúctil y concesiva, la de Avanza País.
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Diego Uceda, que es parte del entorno más cercano de HdS y número 12 por Lima de Avanza País; es también muy amigo de RLA y, por lo tanto, un nexo natural entre ambos. Uceda recuerda que una de las razones que desanimaron a HdS fue que RLA estaba rodeado de un grupo en extremo conservador. Por ejemplo, su candidata a 1ra vicepresidenta, en una fórmula en la que Hernando era el presidente y Rafael el segundo vice; iba a ser Beatriz Mejía, conocida por sus radicales extrapolaciones de la religión a la política. Finalmente, Mejía no llegó a un acuerdo con RLA pues a este le pareció muy radical –imaginen las ideas que la habrá expuesto- y fue reemplazada por alguien que supuso menos extremista: Neldy Mendoza. (Resultó otra fanática del patriarcado y ya RLA ha pedido públicamente su retiro, aunque oficialmente este no procede).
El desacuerdo no fue del todo incruento. Según De Soto: “Parece que eso no le gustó [decirle que no a RLA, según su relato] porque días después empezaron los ataques, como que tengo pasaporte norteamericano, cosas por el estilo. No venían de su cuenta, pero sí en su sentido”. López Aliaga admite que retuiteó un tuit con ese contenido, pero lo borró a pedido de De Soto. Después de arrancada la campaña, este primer round de puyas y reclamos se diluyó.
Soy tu amigo, yo tampoco
Ya lanzados ambos, no competían, pues De Soto tenía un peso expectante en las encuestas y RLA estaba relegado al rubro otros. Recién su extraordinario crecimiento en las últimas semanas lo ha puesto en entredicho con todos. Eso incluye a su favorito Hernando, por quien estuvo dispuesto hasta a abandonar su afán presidencial.
El miércoles 24 de febrero, entrevistado por Marco Sifuentes, De Soto hizo una referencia equívoca a RLA. Marco le preguntó por los 22 candidatos, que según investigación de El Comercio, tienen antecedentes penales en las listas de Avanza País y Hernando respondió así: “El otro día me estaban enseñando la carátula de Perú21 que hablaba de los antecedentes del Sr. López Aliaga, que tiene 177, 6 veces más que todo Avanza País. Creo que estamos yendo bien”.
Esto enfureció a López Aliaga y me lo admite: “Era una difamación agravada. Yo ya tenía la denuncia lista”. No he encontrado la referencia exacta de Perú21, pero de hecho De Soto confundió procesos o denuncias o cualquier enumeración que se haya hecho sobre su contrincante, con antecedentes penales que, ciertamente, serían una cantidad fantástica. Uceda me contó que De soto fue consciente del equívoco y esperó aclararlo en alguna entrevista. Pero no tuvo la oportunidad, hasta la víspera del viernes 5 de marzo, cuando el JNE debía absolver las tachas, por diversos motivos, a López Aliaga, George Forsyth y Ciro Gálvez.
De Soto tuiteó en la noche del 4 de marzo: “No al veto, si al voto. La posibilidad de que algún candidato quede excluido a estas alturas de la contienda electoral es un escenario que no comparto. Quiero ganar en la cancha y no con tachas”. Y se decidió a dar un paso más, ir a manifestarse personalmente su solidaridad.
Súbete a mi carro
Hernando no fue el primero en llegar a las inmediaciones del JNE en la esquina de jirón Lampa con La Colmena. Rafael Santos, el candidato de Perú Patria Segura, ya se le había adelantado y saludó a su tocayo sin mayor bombo y a ras de acera. Le siguió Francisco Diez Canseco de Perú Nación, que sí se encaramó al ‘porkymóvil’ y dio un abrazo estentóreo al dueño. Pero ambos son candidatos que no llaman la atención. De Soto sí.
Le pregunté a HdS si su visita tuvo que ver con un genérico gesto de nobleza electoral o borrar el dislate de la entrevista con Sifuentes. “No, yo tenía la idea de hacer ese gesto. Y me enteré que la tacha iba en serio, me lo confirmó él mismo [RLA]. ‘Les has movido el piso con este gesto’ me dijo, de repente tenía razón. Yo había sufrido 3 tachas, me parecía un exceso”. Le comenté a De Soto, que era muy improbable que tacharan a RLA, que según mis fuentes esa posibilidad no existía; pero él si creía que la amenaza iba en serio. Lo mismo se lo dije a López Aliaga pero insistió en que sus contactos, alrededor de “10 abogados”, se lo aseguraron. A veces dudo de si los candidatos posan de excluidos y amenazados como mera argucia electoral, o son víctimas de carboneros que les hacen creer sus teorías conspirativas.
¿Pero cómo se dio el abrazo en sí? De Soto me lo cuenta. “Fui con mi novia, y nos fuimos acercando en la ola celeste, incluso oí que alguien dijo, ‘Hernando presidente’ y me dije, ‘ah interesante’, hasta que llegamos donde estaba el pick up. Una chica me reconoció, él estaba de espaldas, le avisa y veo unos diez dedos y ojos grandes que me hacen subir, y yo hablo del voto y no veto, que somos rivales pero hay una cuestión de principios”.
López Aliaga, en su relato, me repite la misma frase que me dijo De Soto, ‘les movió el piso’, refiriéndose al presunto afán del JNE de excluirlo, cosa de la quiere seguir convencido. “Tuvo un gesto noble, Keiko no dijo nada”. Así están las cosas en el espectro derecho del voto.
Apapacho, no endose
Un poco más tarde, en su casa/cuartel, De Soto recibió una llamada de López Aliaga. “Me agradeció, ‘me has salvado’, ‘eres el mejor’, ‘si a mí me vetan, te apoyo’, me dijo. Entonces, yo esperaba que, en reciprocidad, dijera algo públicamente. Cancelé tres citas que tenía en la TV. Pero, no se pronunció”. Para picarlo, le digo que hubo la percepción popular de que la foto del abrazo, podía parecer un endose suyo a favor de Rafael. “Sí, podía interpretarlo así alguna gente. Pasaron las horas, él no decía nada, veía la foto en todas partes; y lo veo en la noche televisión pidiendo que caiga Sagasti, y dije, no, aquí hay que evitar golpes”. (El mismo 5 de marzo, en el programa de Beto Ortiz se difundió un informe preliminar de los ensayos de Sinopharm con una interpretación errónea y tremendista, y luego de ello apareció RLA mencionando la posibilidad de una vacancia presidencial).
A partir de allí, De Soto ha tomado sistemática y progresiva distancia con el favorito y outsider novedoso en su espectro electoral. Ha dicho que está creando “una posición de extrema derecha”, que “descapitaliza a los pobres” y ha rematado en que “es el candidato más peligroso” y “es lo peor que puede pasarle al país”. No podría quedar más claro que el abrazo no tuvo la más mínima intención de endose.
López Aliaga, que no se ahorra palabras para atacar o defenderse, ha sido cauto en este duelo. Le recordé algunas de las citas de De Soto, a él que es tan fosforito, pero me dice: “Es una persona excepcional, pero está muy mayor, y está mal asesorado”. Tras un silencio, remarca, “es su equipo”, transfiriendo a terceros la culpa de un desencuentro que quiere evitar, como si quisiera seguir abrazándolo a pesar de que Hernando le patea la espinilla y le manda codazos en las costillas. Esta historia no ha acabado, tendrá otros episodios antes y después de la primera vuelta.}
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