El congresista Renzo Reggiardo confirmó hace unos días que será precandidato presidencial para las elecciones del 2016 por el partido Perú Patria Segura (PPS). La lucha contra la inseguridad será uno de los ejes de su campaña. El Comercio conversó con él acerca de su postulación.
—¿Cómo decide ser candidato a la presidencia de la República, siendo consciente de que es difícil ganarla y que necesariamente tendrá que dejar de ser congresista?
Es una decisión difícil. La principal razón, creo, es que me gustaría aplicar lo que he logrado aplicar en todo este tiempo, reciente, en favor de la seguridad de los peruanos. Creo que la gente está consternada con lo que está pasando. Me siento con la decisión de cambiar las cosas.
—¿Cree que la inseguridad es el principal problema del país?
Sí. El Perú es un Estado desordenado, sin un norte determinado. En un país sin presencia de autoridad, sin infraestructura pública, donde no hay control de los espacios públicos, donde hay malas prácticas, prolifera la delincuencia.
—Hace cuatro años, su familia sufrió un atentado. Hay quienes podrían pensar que usted capitalizó esta tragedia políticamente.
Sí, algunos me lo han dicho.
—¿Qué responde?
Sí, de hecho, hay un antes y un después del 4 de agosto del 2011 en mi vida. Cuando esto me pasó, yo me quería morir, en toda la dimensión de la palabra. No hay nada peor que le pueda pasar a un ser humano que pensar por minutos o segundos que te van a arrebatar lo que más quieres. Cuando supe que Ariana estaba fuera de peligro, empecé a entender que las cosas pasan por algo. Pasaron para sensibilizarme a mí en el tema de la seguridad, que yo no tenía tan a flor de piel. Hoy no soy el mismo Reggiardo del 3 de agosto del 2011.
—En esos primeros años de congresista usted integró la Comisión de Fiscalización y presidió una subcomisión de deporte.
Yo estaba en otra cosa. Estaba más metido en la labor de control político, fiscalización, que también incluía el deporte.
—Ese era su perfil. Usted en esos años no integró la Comisión de Defensa Nacional y Seguridad Ciudadana.
No. Es más, en el último año fui uno de los promotores de la Ley del Sistema de Seguridad Ciudadana. Pero, claro, no lo hice porque me sintiera inmiscuido en el tema. Sino porque consideré que era una medida necesaria. Lo que pasó con mi hija no solo marcó en mí un antes y un después, sino en el gobierno, en el país. Recordemos que después de lo que pasó con Ariana el presidente Humala decide crear el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, asumir su presidencia. Fue un antes y un después en el tema de la inseguridad.
—Entonces no diría que hubo un aprovechamiento, sino un cambio en su vida.
Sí, claro, lógico. Me he tomado en serio el tema de la seguridad. Porque me tocó. Y creo que a cualquiera que le toque, pensaría de una forma parecida. Hubo iniciativas privadas, como la plataforma Alto al Crimen, que me satisface mucho más que mi trabajo congresal.
—¿Le satisface más que ser congresista?
Me satisface porque siento que solo contra el sistema estamos logrando cosas. Alto al crimen tiene una plataforma que ha logrado integrar a casi todo el Estado, cosa que el gobierno no ha hecho. En el Congreso soy uno más de un grupo de 130, que para aprobar una ley necesita consensos y acuerdos.
—Cuando su familia sufrió este ataque, el presidente Humala convocó al Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, pero luego dejó de hacerlo.
El presidente creo que tuvo una muy buena voluntad de sentarse en ese consejo de Estado, que es una gran oportunidad para la toma de decisiones. Yo sentí del presidente una muy buena disposición. Pero creo que el presidente se puso de costado porque se empezó a especular que la señora Nadine Heredia era un posible candidata. Ahí se marearon y se equivocaron. Y si no se hubieran equivocado, probablemente hoy no tendríamos los índices de delincuencia que tenemos.
—El inicio de su carrera política está en el fujimorismo.
Yo ingreso al Congreso en el 2006, como representante de Cambio 90, mi partido, que hoy se llama Perú Patria Segura (PPS) y al cual nunca renuncie. Unos años antes, Alberto Fujimori había renunciado a la militancia en Cambio 90 y decidió ser militante de Sí Cumple, que antes se llamaba Vamos Vecino. Cuando el JNE le dijo que no podía ser representante de Sí Cumple, Alberto Fujimori se comunica con nosotros y con los dirigentes de Nueva Mayoría, y convoca a una reunión en Tokyo. Llegamos a un buen entendimiento. El único de Cambio 90 que llegó al Congreso fui yo. Los demás eran invitados de Alberto Fujimori y algunos de Nueva Mayoría: Santiago Fujimori, Keiko Fujimori, Aguinaga, Martha Hildebrandt, Rolando Sousa, Rolando Reátegui, Cecilia Chacón, Carlos Raffo. Todos eran invitados de Alberto Fujimori. El problema fue que cuando ya habíamos ingresado el fujimorismo decidió crear una nueva organización, que entonces se llamó Fuerza 2011 y no hubo las relaciones que yo hubiera querido que haya para fortalecer a los grupos que habían sido designados para llevarlos al Congreso y fortalecer a las organizaciones que se habían prestado para eso.
—Era un partido fujimorista, uno de los tantos partidos que el fujimorismo había ido creando y luego dejando.
Pero era un partido. Es un error decir que son fujimoristas, toledistas, reggiardistas. ¿Hacia dónde vamos a ir si seguimos pensando en caudillos? Hay que tener una ideología partidaria más allá de un apellido. Cambio 90 era un partido político, con una ideología propia. Tenía una cercanía obvia con Alberto Fujimori, pero en algún momento eso se frustró.
—¿Nunca se sintió fujimorista?
No, la verdad que no. Me sentía una persona con una visión similar a la de muchos colaboradores de Alberto Fujimori. Yo me siento un ‘cambista’… en ese entonces. Hoy me siento un representante de Perú Patria Segura.
Cambio 90 pasó a llamarse Perú Patria Segura. Da la impresión de que se pensara en el partido como si fuera una marca.
No, no es cierto. Esa es una visión particular, y yo la respeto. ¿Cómo podemos seguir siendo Cambio 90, si Cambio 90 está en la retina de la gente vinculado a Alberto Fujimori? A la gente no la puedes confundir. Hay que decirle que no tenemos vinculación con Alberto Fujimori. Qué mejor que cambiarle el nombre. Esto no significa renegar por las calles del origen del partido. El fujimorismo de hoy, que yo respeto, no es el de los 90. Y nosotros creemos tener parte de ese fujimorismo de los 90 y una visión distinta a lo que el fujimorismo de hoy se ha trazado como meta.
—¿Cómo ve a Keiko Fujimori como candidata?
Keiko es la persona que representa tal vez de la mejor forma lo que algunos consideran que fue el buen pasado y el buen gobierno que hizo su padre.
—Para el 2011, usted formó una alianza con Solidaridad Nacional.
Nosotros ya estábamos separados con Fuerza Popular. Había varias opciones: una era ir con un candidato propio para la presidencia de la República, pero en ese momento no lo teníamos. Había que mirar alrededor y ver con qué grupo teníamos una ideología similar. Tuvimos muchas conversaciones con Lourdes Flores. Pero no hubo consenso de su partido porque, creo, yo representaba un porcentaje del caudal electoral que algunos de sus candidatos al Congreso también representaban. Hubo acercamientos con Solidaridad Nacional. Fue Walter Menchola quien me llamó, me reuní. Se abrió la oportunidad de hacer una alianza. No hablé nunca para el acuerdo con el actual alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio..
—Da la impresión de que esos partidos que se aliaron con Solidaridad Nacional [Cambio 90, Siempre Unidos, UPP y Todos por el Perú] buscaban salvar su inscripción.
Pero eso es normal. En un sistema democrático como el nuestro, con el marco legal que tenemos es lo que a algunas agrupaciones les toca hacer. No es malo decirlo. Eso tiene que cambiar.
—¿No cree que se deja de lado lo que deberían ser las coincidencias programáticas por una simple conveniencia electoral?
Pero no es una conveniencia electoral.
—Es salvar la inscripción.
A lo mejor se ha entendido mal. Si no tienes tal vez a la figura que te pueda representar para ir a un proceso con nombre propio y sin alianzas, tienes que ver de qué manera logras las alianzas en un espíritu programático, ideológico. No te dije que fuera para salvar la valla. Pero un partido tiene que ver cuáles son sus fortalezas y cuáles son sus debilidades. Y eso no es malo.
—Usted fue reelecto [en el 2011], y antes de que comenzar su segundo periodo parlamentario, decidió que no iba en la alianza Solidaridad Nacional.
No decidí nada. Es otro error. La alianza electoral termina el día de la elección. Eso hay que modificarlo: En vez de que una alianza sea electoral debería ser política. Pero la propia norma te obliga a tomar un acuerdo posterior. Y ahí está el tema: Fui a hablar con el señor José Luna, porque lamentablemente el señor Castañeda no me atendía, para ponernos de acuerdo si seguíamos o no adelante.
—Luego pasó a formar la bancada Concertación Parlamentaria.
Somos nueve. Que no se diga, porque no es cierto, que es la bancada del Apra. Yo nunca me he reunido con el señor García. Nunca, jamás.
—¿Pedro Pablo Kuczynski le propuso que lo acompañara en su plancha?
Sí, hace año o año y medio.
—¿Qué pasó?
No se cristalizó. Ahora no sé cuál es el norte de ellos. Pero en ese momento había esa invitación formal. Pedro Pablo decía que mi espacio en seguridad era un espacio que él necesitaba. Pero ahí quedó.
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) noviembre 12, 2015