Freddy Díaz calculó lo que hacía cuando dio rienda a su libido en una oficina congresal. Calculó más aún cuando lo hizo con una subalterna y no con cualquier extraña. César Delgado Güembes, experto en derecho parlamentario, me dice que esas circunstancias “habrían sido la justificación para que el caso lo vea la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales [SAC] y no directamente la fiscalía y el Poder Judicial”. Le digo a César que tal argumento se presta para trivializar todo, pues sería como preguntarse si al cometer una barbaridad, el sujeto llevaba o no su medalla de congresista.
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