El último viernes 29 de mayo, Sonia Guillén dejó el Ministerio de Cultura con una renuncia que parecía inevitable tras develarse el escándalo por la contratación del cantante ‘Richard Swing’ en plena pandemia. Desde el domingo 15 de marzo, día en que Martín Vizcarra decretó el aislamiento social obligatorio por el COVID-19, se ha registrado más de una docena de salidas en cargos públicos. Renuncias y ceses que representan, en más de un caso, síntomas de la larga lista de deficiencias que, por años, el Perú ha arrastrado.
Mira: Sonia Guillén: la décima renuncia ministerial desde la disolución del anterior Congreso
INPE, LA PRIMERA BAJA
A menos de 10 días de que se declarara la cuarentena por el coronavirus, la administración pública sufrió sus tres primeros ceses. Aunque por décadas las deficiencias en el sistema penitenciario–hacinamiento y paupérrimas condiciones de salud, por nombrar algunas- venían siendo señaladas, la emergencia nacional no hizo más que intensificarlas.
A fines de marzo, tres internos murieron tras un motín registrado en el penal El Milagro de Trujillo. La revuelta había sido motivada por el temor del contagio del coronavirus en el centro penitenciario. Además de las muertes, 17 reos y 11 agentes resultaron heridos.
#Hoy internos del E.P. Trujillo intentaron fugarse, alegando temor al contagio del #COVID19. De acuerdo a nuestros protocolos de seguridad, exhortamos a los internos a deponer su medida y, al continuar violentamente con ella, hicimos uso de la fuerza para restablecer el control. pic.twitter.com/zlNtBzQZHX
— INPE (@INPEgob) March 22, 2020
Como resultado, el 24 de marzo, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (Minjus) removió al presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), César Cárdenas Lizarbe, al vicepresidente, Marlon Wilbert Florentini, y al tercer miembro del Consejo Nacional Penitenciario, Raúl Ernesto Márquez. Esta sería la primera de dos bajas que, hasta el momento, se han registrado en la presidencia del INPE durante la crisis por el COVID-19.
SALIDAS MINISTERIALES
El 20 de marzo, se produjo la salida de una funcionaria pública que, por la naturaleza del sector a su cargo, cumplía un rol de inigualable relevancia en la emergencia sanitaria.
Aquel día, durante la conferencia de prensa diaria dirigida por el presidente Vizcarra, Elizabeth Hinostroza, ministra de Salud, fue removida de su cargo en vivo. El motivo argüido fue la necesidad de tener a un especialista en salud pública a cargo del sector. Hinostroza fue reemplazada por Víctor Zamora quien, hasta el momento, se mantiene a la cabeza de la cartera.
#Ahora Coronavirus en Perú: el presidente @MartinVizcarraC informa que la ministra de Salud Elizabeth Hinostroza dejará el cargo. Le agradece su trabajo y entrega. Anuncia que será reemplazada por un médico experto en salud pública.
— Lima_El Comercio (@Lima_ECpe) March 20, 2020
El siguiente mes, la exministra de Salud fue designada asesora del Ministro del Interior, en ese entonces Carlos Morán, para encargarse del monitoreo y supervisión relacionadas a la prevención y control del COVID-19 en la Policía Nacional.
Poco más de un mes después de la salida de Elizabeth Hinostroza, el gobierno sufrió su segunda baja ministerial durante la emergencia nacional. En medio de cifras de salud alarmantes en la Policía Nacional del Perú (PNP) -1300 policías contagiados y 17 fallecidos-, deficiencias en el hospital de la policía, Augusto B. Leguía, y acusaciones de corrupción por parte de agentes policiales, el ministro del Interior, Carlos Morán, dejó el cargo.
La renuncia de Morán no era poca cosa. En un gobierno caracterizado por una alta rotación ministerial -como informó este Diario, el jefe de Estado cambia un ministro, en promedio, cada 19 días-, el ministro se había convertido en uno de los escasos operadores políticos –y hombres de confianza- del presidente.
Las salidas de Hinostroza y Morán implicaban un hecho difícil de soslayar: a menos de seis semanas de decretado el aislamiento social obligatorio, los titulares de dos de las carteras más relevantes en la emergencia nacional habían sido reemplazados.
BAJA REGIONAL
Desde que, a mediados de marzo, el gobierno decretó la cuarentena, cientos de peruanos han regresado a sus regiones de origen con la ayuda de vuelos humanitarios.
El aprovechamiento del poder, uno de los lastres más característicos que el país arrastra, habría tomado forma en este contexto, por parte del jefe del Instituto de Defensa Civil (Indeci) de Madre de Dios, Erik Seguro.
El 2 de mayo, Seguro renunció al cargo luego de que se descubriera que cinco familiares suyos que habían llegado a Madre de Dios desde Lima el 29 de abril, no habían acatado la cuarentena en los hoteles designados para ello, tal como establecía el protocolo.
BANCO DE LA NACIÓN
El 6 de mayo, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) dio por concluida su designación como presidente ejecutivo del Banco de la Nación, Luis Arias Minaya, quien se desempeñaba en el cargo desde mayo del 2018.
La salida de Arias se dio en un contexto en el que, como una medida para amortiguar el impacto económico de la emergencia, el Ejecutivo dispuso la entrega de bonos en favor de población afectada, algunos de los cuales vienen siendo cobrados a través del Banco de la Nación.
EL INPE, SEGUNDO ROUND
El presidente del Banco de la Nación no fue el único funcionario en dejar su cargo el 6 de mayo. Ese mismo día, el gobierno aceptó la renuncia del jefe del INPE, Gerson Villar Sandy.
Desde que, el 24 de marzo, el Minjus removiera a César Cárdenas Lizarbe de la jefatura del INPE, la situación de los penales en la era del coronavirus sufrió una escalada alarmante. Para inicios de mayo, se habían registrado numerosos motines en distintos penales alrededor del país para exigir medidas contra el COVID-19 en las cárceles. Villar dimitió en estas circunstancias.
SALIDAS EN INTERIOR
Poco más de una semana después de que Carlos Morán renunciara al Mininter, un posible caso de corrupción estalló dentro de la PNP: una pesquisa fiscal reveló la presunta compra irregular de alimentos y mascarillas para los efectivos policiales.
Como consecuencia, el 12 de abril, cinco oficiales fueron removidos de sus cargos: el general Héctor Petit Amésquita (jefe de la Dirección de Administración de la PNP), el coronel Freddy Del Carpio León (jefe de la Dirección de Logística), el comandante Godofredo Pérez Díaz (jefe de Abastecimiento), el mayor Guillermo Vásquez Cueto (jefe de Procesos) y el mayor Edwin Montero Morón (jefe del Área Contractual).
El 3 de mayo, Juan José Santiváñez fue designado como jefe del gabinete de asesores de la alta dirección del Mininter. El encargo, sin embargo, no duró más de tres días. El 5 de mayo, Santiváñez presentó su renuncia, en medio de cuestionamientos por haber ejercido la defensa de agentes policiales investigados por presuntos actos de corrupción. Entre ellos se encontraba el general Petit. Al día siguiente, el Mininter aceptó su renuncia.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) oficializó a Luis Enrique Vera Castillo como jefe de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat).
“Designar al señor Luis Enrique Vera Castillo como Superintendente Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria”, señala la Resolución Suprema publicada hoy en el diario oficial El Peruano. De forma interina en reemplazo de Claudia Suarez, quien renunció al cargo en marzo, pocos días antes de decretarse la cuarentena.
EL CASO 'RICHARD SWING’
La noche del pasado 28 de mayo, la antropóloga forense y ministra de Cultura, Sonia Guillén, dio un paso al costado. Días antes se había conocido que el cantante de la farándula Richard Cisneros, conocido como ’Richard Swing’, había sido contratado por 30,000 soles en plena pandemia por el coronavirus para realizar actividades motivacionales mediante videoconferencias “para mejorar el rendimiento laboral, personal y social de los servidores”.
“Yo lamento la situación que se ha generado. Lo lamento bastante. El costo al sector de este escándalo es tremendo. Desde mi responsabilidad política, he tomado las medidas para que esta situación sea atendida adecuadamente. Se ha cancelado esta contratación y se han abierto los archivos del ministerio para que todos los contratos y los informes sean accesibles. Les hemos dicho a la Contraloría y al Congreso que tienen las puertas abiertas”, señaló la ahora exministra en entrevista con El Comercio.
Guillén, quien dijo no haber estado al tanto de la contratación, terminó por asumir la responsabilidad política de la polémica y renunció a la cartera. En su reemplazo, Alejandro Neyra asumió las riendas de Cultura.
Mira: ¿Quién es Alejandro Neyra, el nuevo titular del Ministerio de Cultura?
CUESTIÓN DE URGENCIA
Para la politóloga María Alejandra Campos, la coyuntura del COVID-19 hace que eventos que en circunstancias normales no hubiesen sido motivo para cesar una autoridad ahora lo sean.
“Hay problemas estructurales en el sistema penitenciario, de salud y financiero, por ejemplo, que venimos arrastrando hace años. Pero la premura con la que hay que tomar decisiones por la urgencia de la situación de emergencia hace que los altos mandos de entidades claves sean más vulnerables a rotar”, explica.
A esto, precisa Campos, se suma el hecho de que el gobierno actual es uno con una alta rotación ministerial. “De por sí, antes de la llegada del coronavirus, el gobierno de Vizcarra ya era uno de mucha rotación y pocos cuadros. Y esta alta rotación se debe, en gran parte, a que los ministros son elegidos con mucha celeridad y con pocos filtros. Con lo cual, se vuelven fusibles ni bien ocurre un escándalo mediático”, indica.
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¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardíacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Debo usar mascarilla para protegerme del coronavirus?
Si no tiene síntomas respiratorios característicos del COVID-19 (tos) ni debe cuidar de alguien que esté infectado, no es necesario llevar una mascarilla mientras esté en casa. La OMS recomienda evitar su uso, debido a que en esta pandemia, estos implementos puede escasear. Ahora, recuerde que si usa uno, este es desechable; es decir, solo se puede utilizar una vez