Pedro Castillo empezó con baja legitimidad. A diferencia de sus predecesores –que iniciaron sus mandatos con más del 50% de respaldo ciudadano–, el actual presidente de la República apenas alcanzaba un 38% de aprobación en su primer mes de gobierno. A pesar de mantener un discurso populista, el mandatario ha perdido respaldo en aquellos sectores que en campaña se erigieron como sus principales bastiones. Así, al sétimo mes de gobierno, Castillo es el jefe del Estado que menor respaldo ha tenido en los niveles socioeconómicos (NSE) C, D y E en los últimos 15 años.