Tras la primera gira internacional de Pedro Castillo como presidente del Perú y el desencuentro entre el primer ministro Guido Bellido y el canciller Óscar Maúrtua por la postura frente a Venezuela, el diplomático Carlos Pareja conversó con El Comercio sobre la política exterior del nuevo Gobierno. Para el exembajador de Perú en los Estados Unidos, el cambio de postura del Ejecutivo en temas como el venezolano es “inocultable”.
—El embajador de Perú ante la OEA, Harold Forsyth y el excanciller Francisco Tudela opinan que el Grupo de Lima, que buscaba una salida a la crisis venezolana, ha cumplido su ciclo. ¿Está de acuerdo?
Yo creo que no hay que negar la importancia que tuvo el Grupo de Lima. Este grupo se creó a finales del 2016 como iniciativa del gobierno peruano. Aquella fue la primera vez en que la región se preocupó y decidió buscar una fórmula para presionar al gobierno de Nicolás Maduro para que dialogue con la oposición en la búsqueda de una apertura democrática. Entonces, el grupo fue muy importante. Si es que el Grupo de Lima no hubiera hecho todos los esfuerzos que hizo durante tantos años, la Unión Europea no se hubiera involucrado. Ahora, el Grupo de Lima ha dejado de tener esa vigencia porque los gobiernos que eran afines a presionar a Venezuela ya no están. Por eso es que ahora le ha tomado la posta el Grupo Internacional de Contacto para Venezuela. Yo creo que el Perú debe apoyar todas estas conversaciones en México de una manera activa. Ya se ha propuesto que el Perú sea una sede alternativa para las conversaciones, lo cual es una forma de expresar el interés del país en este proceso de diálogo.
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—¿Plegarnos al Grupo Internacional de Contacto significa abandonar un rol activo en la resolución del problema venezolano?
El actual gobierno tiene la capacidad para variar esa dinámica, pero siempre debe tener presente los intereses permanentes del Peru. Lo que es importante es que nosotros acompañemos activamente estas conversaciones, lo cual significa que tenemos interés por la apertura democrática de ese país. Nosotros tenemos muy buena opinión de este Centro Noruego para la Resolución de Conflictos [mediador en las conversaciones en México entre el gobierno venezolano y la oposición], porque ayudo mucho a Colombia en las negociaciones por la paz con las FARC. Es un centro que ha demostrado eficacia y ha tenido logros importantes en la región latinoamericana. Yo creo que hay que ser vigilantes y apoyar estas conversaciones. Y, en las oportunidades que tengamos, hay que demostrar que podemos tener una posición activa a favor que haya elecciones transparentes y justas en Venezuela.
—¿Qué aspectos deberían preocupar al gobierno peruano en relación a Venezuela?
Nos preocupan las próximas elecciones en Venezuela, que sean transparentes y justas. También nos preocupa que se puedan liberar fondos confiscados para que sean repatriados a Venezuela y utilizados exclusivamente para fines humanitarios.
—Hace unos días, el vicecanciller Luis Enrique Chávez dijo que el Perú no reconoce presidente legítimo en Venezuela desde enero, pero luego la cancillería emitió un comunicado señalando que el Perú no ha roto relaciones diplomáticas con dicho país. ¿Qué significa esto?
Lo que significa es que el ultimo pronunciamiento del Grupo de Lima del 5 de enero fue que no se reconocía el gobierno de Nicolás Maduro. Esa fue una posición de consenso del Grupo de Lima. Nosotros no hemos roto relaciones diplomáticas con Venezuela. Las tenemos, pero a nivel consular.
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—¿Qué significa tener relaciones a nivel consular?
Es una expresión del desagrado de la cancillería peruana ante el gobierno de Maduro. Las relaciones consulares están para hacer las gestiones necesarias para la comunidad peruana que vive en Venezuela, pero no tenemos una representación oficial ante el gobierno. Las gestiones las hace el cónsul, no un embajador.
—Si es que no tenemos una representación oficial ante el gobierno de venezolano, ¿dónde encaja la reunión que tuvo Pedro Castillo con Nicolás Maduro?
Tenemos que saber el contexto de la reunión. No sabemos si ha sido una reunión formal o informal. Pero, de todas maneras, yo creo que sí hay una variación respecto del quinquenio anterior sobre la postura frente a Venezuela. No hay el distanciamiento que ha existido durante los gobiernos de Kuczynski, Vizcarra y Sagasti. Hay un mayor acercamiento, pero que todavía no se ha expresado formalmente mediante, por ejemplo, una decisión de levantar el nivel de la representación diplomática para que no sea solo consular.
—¿Es común que una reunión como esta no haya sido informada debidamente y no haya aparecido en la agenda del presidente?
Por eso digo que tenemos que conocer el contexto de la reunión. En estas reuniones internacionales hay almuerzos, hay el “coffee break”, donde los presidentes muchas veces tienen conversaciones cortas que no se pueden considerar reuniones formales. Pero sí son conversaciones en las que, a veces, se toman algunos acuerdos. Maduro dice que han hablado sobre migración y sobre comercio. Puede haber sido una reunión informal antes de que empiece el cónclave. Eso deberá aclararse. Pero es inocultable que hay una variación de posición del gobierno peruano con respecto a Venezuela.
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—¿Hay algún otro cambio en el rumbo de la política exterior que se le haga evidente?
Ha habido el cambio de retomar las relaciones diplomáticas con la República Saharaui. Eso es un cambio evidente. Significa que hemos tomado una posición a favor del Frente Polisario y eso va en contra de una posición tradicional que han tenido los diversos gobiernos peruanos durante décadas. Significa, también, un distanciamiento con Marruecos y con la gran mayoría de países de Medio Oriente y Africa.
—¿Qué opinión le merece el desencuentro que ha habido entre el premier Guido Bellido y el canciller Óscar Maúrtua a raíz de las declaraciones del vicecanciller sobre Venezuela?
El presidente de la República, según la Constitución, es el que dirige la política exterior. Y el canciller es el que ejecuta esa política.
—Hay quienes creen que Maúrtua podría moderar las intenciones del partido de gobierno y mantener la tradición neutral, prudente, de la cancillería.
El presidente es el que hace los lineamientos fundamentales de la política exterior. El canciller le hace sugerencias, le hace un planteamiento de cuál es la política exterior tradicional, pero el presidente es el que decide.
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—Aunque fue crítico, en su discurso en la OEA Pedro Castillo no siguió la línea que han tenido otros presidentes izquierdistas de la región de querer abandonar la entidad. ¿Cómo lo interpreta?
El hecho de que Castillo haya ido a la OEA y se haya reunido con el secretario general Luis Almagro significa que hay un claro apoyo a la entidad. No hay ningún distanciamiento con la OEA. Al contrario, yo diría que demuestra un apoyo a la OEA y al señor Almagro.
—¿Cuál es su opinión sobre los nombramientos de Richard Rojas y Carina Palacios como embajadores en Panamá y Bolivia?
Normalmente, lo deseable es que a las embajadas de países fronterizos se envié embajadores de carrera. Por ejemplo, he visto con mucho agrado el nombramiento del embajador Félix Denegri en Colombia, un funcionario destacado del servicio diplomático. Supongo que el nombramiento de la señora Carina Palacios en Bolivia responde a la especial vinculación ideológica que hay entre los gobiernos de Castillo y de Luis Arce. Es una potestad del presidente nombrar embajadores políticos. Ojalá que sea una persona idónea, que tenga la capacidad para desempeñar esa función y que tenga también los requisitos éticos. Por otro lado, espero que la embajadora sepa contar con la asistencia de los diplomáticos de carrera, porque hay muchos temas delicados relacionados a los asuntos fronterizos. A veces, los gobiernos entrantes no reparan en la importancia del servicio diplomático, pero en la última década los conflictos más fronterizos más delicados han sido resueltos por diplomáticos. Ahora tenemos todas nuestras fronteras totalmente cerradas, limpias y relaciones ejemplares con los países limítrofes.
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—¿Qué le pareció el discurso de Pedro Castillo ante las Naciones Unidas?
Fue un discurso correcto, porque se enfatizó el compromiso del actual gobierno con la democracia, con respecto a los derechos humanos, tuvo una condena muy fuerte contra el terrorismo, cosa que tenemos que anotar con interés. Me parece que fue un discurso que hay que destacar y ojalá que a nivel interno se traduzca en medidas.
—Se ha hecho, precisamente, esa anotación. Que el presidente tiene un discurso en el extranjero que no tiene correlato con sus acciones en el plano interno.
Exactamente. Esperamos, también, que estas reuniones que ha tenido con los empresarios durante el viaje se traduzcan en dar medidas internas. Estos discursos en el extranjero tienen que tener un correlato en políticas y decisiones internas que esperemos se cumplan en los próximos días, porque este nivel de incertidumbre no puede continuar.
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