Desde inicios de agosto, cuando renunció por Twitter y Pedro Castillo lo convenció de quedarse, barajamos la salida de Aníbal Torres. Hasta conversamos con posibles reemplazos suyos, como Máximo San Román o Dimitri Senmache, que acudieron a sus llamados, presintiendo que este quería engancharlos en lugar del fatigado Aníbal, pero no llegaron a recibir la propuesta directa. Menciono a este par, para no hablar de los que estaban en la banca del gabinete y en el petit comité de las ‘decisiones improvisadas’: Alejandro Salas, Roberto Sánchez, Félix Chero o Betssy Chávez. Los 3 últimos han recibido denuncias y golpes que los descalifican para la PCM. Salas estaba dispuesto y disponible. Pero Pedro eligió a la más provocadora del lote.
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El Congreso piensa y teme lo peor de Castillo. Por ejemplo, el congresista Alejandro Cavero de Avanza País, la bancada más caliente del núcleo vacador, ahora volcado hacia la suspensión y llamado así mismo ‘bloque democrático’, me lo dice sin ambages: “Estoy absolutamente convencido de que quiere cerrar el Congreso y plantarnos su Asamblea Constituyente para quedarse en el poder” y, cuando, siguiendo su razonamiento, le pregunto qué tan conversadas están las propuestas de replicar la supuesta intención presidencial con otra arma nuclear, la moción de suspensión temporal, me replica: “¿Conversar?, ya estamos cansados de conversar, hay que pasar a la acción”.
En esta crisis, cada actor teme y atribuye al otro más capacidad de planificar y ejecutar que la que tiene. Desde el fondo de sus temores, de su inseguridad e improvisación, ve estrategia fina en el rival. Y en el rival hay igual o más temores, inseguridad e improvisación. Se sobrevaloran mutuamente. El miedo es un componente fundamental de esta y de muchas crisis dramáticas; el arrojo irresponsable suele ser el nudo. Con la designación de Betssy, se aproxima esa fase, y aún no se vislumbra el desenlace. Este pudiera venir con celeridad y violencia, si no se encausan pacíficamente las fuerzas y emociones desplegadas.
Suspender, suspender
Algo de la acción que reclama Cavero y otros congresistas a sus portavoces, se planeó el jueves en una reunión en casa de Roselli Amuruz, también de la bancada caliente. De estas reuniones –ojo- ha habido varias y en distintas casas como, por ejemplo, la de Richard Acuña, durante la gestión de María del Carmen Alva. Asistían más bancadas –Fuerza Popular (FP), Renovación Popular (RP), APP, Acción Popular (AP), Somos y Podemos- e incluían a dirigentes partidarios. Así que ahorrémonos el escándalo y las críticas. La bancada de Integridad y Desarrollo sacó un comunicado cuestionando la presencia de Williams en el cónclave de lo que llamó ‘bloque anti democrático’; pero parecían más molestos por no haber sido invitados que por el fondo anticastillista de la reunión. Edward Málaga podría pescar algunos votos para su moción de vacancia allí.
Vamos al fondo de lo que discutieron los invitados de Amuruz: Hernando Guerra García, Patricia Juárez y Martha Moyano de FP; Jorge Montoya de RP; Alejandro Soto y Lady Camones de APP; José Williams, Adriana Tudela y la dueña de casa de Avanza; y se invitó a los juristas Aníbal Quiroga y Víctor García Toma. Williams, presidente débil que teme ser censurado, ya había dado varias muestras de querer responder con pausa y prudencia la cuestión de confianza, si es posible llevándola a la Comisión de Constitución y de ahí al pleno, para no enervar a sus opositores. Pero Moyano y sus propios correligionarios de Avanza estaban por el rechazo liminar, lo que finalmente ejecutó y ha defendido –ya con más aplomo, casi envalentonado- en mensaje a la nación del viernes. Ese mensaje de réplica, probablemente, apresuró, como dúplica, la designación de Betssy. Nótese que antes no hubo en el pleno un Guillermo Bermejo ni un profesor airado, planteando una moción de censura a Williams o a la mesa entera. La reacción se dio en Palacio.
La novedad en la reunión del jueves no fue la cuestión de confianza sino la suspensión temporal del presidente por incurrir en ‘incapacidad temporal’, tal como lo plantea el Art. 114 de la Constitución y que podría ganarse con mayoría simple de 66 votos. He ahí la gracia letal. Luego nos enteramos de que Esdras Medina, ex RP y hoy en Somos, tiene lista una moción similar. Es interesante saber que, antes de invocar ese artículo, se debatió porqué no atenerse a interpretar el Art. 117 sobre las causales para acusar al presidente, flexibilizándolas con la aplicación de convenios internacionales, que es el camino seguido por la fiscal Patricia Benavides en su denuncia constitucional. Sucede que, según me contó un congresista, los conservadores temen que invocar a los convenios internacionales abre la puerta para muchas causas ‘caviares’ y liberales, por ejemplo, el matrimonio igualitario o el respeto a la identidad de género, que están en sus antípodas. Llegados a sus fundamentos, los conservadores sí tienen reacciones alérgicas y estratégicas.
La suspensión se intentó aplicar a Martín Vizcarra el 30 de setiembre del 2019 cuando cerró el Congreso, pero no se llegó a hacer, por puesta de mano y por el control que Vizcarra tenía de la dirección del diario oficial. El Peruano no publicó la resolución del Congreso. Por ahora tampoco esperen ver publicado algo así pues la crisis aún no llega a su plenitud, aunque las armas están listas en manos de los extremos. Veamos que pasa en el medio.
Balanza sin fiel
“Si se vaca a Castillo, las protestas van a ser terribles; si se cierra el Congreso, también. Por eso, la solución es que se vayan todos”, me dice Arón Espinoza, hombre clave en Podemos. Es el secretario nacional de empresarios, emprendedores y emergentes, la ‘triple E’ revuelta en ese partido y en buena parte de la política nacional. Nos guste o no, y a pesar de los procesos judiciales contra papá José Luna Gálvez e hijo José Luna Morales -presidente y secretario nacional-, Podemos, junto a Somos Perú, es fiel de la balanza en esta coyuntura.
Ahora bien, Podemos no tiene sus votos seguros. Es más, como lo reconoce Espinoza, su bancada podría sufrir dos bajas intempestiva y, ¡zas!, vuelve a desaparecer como cuando renunció Carlos Anderson. Enrique Wong, ex secretario nacional, sigue en sus filas pero resentido con los Luna; el ex ministro de Agricultura, Óscar Zea, sigue procesando su resentimiento con Castillo y los maestros; y Heidy Juárez, expulsada de APP acusada de topa oficialista, mastica su resentimiento con el bloque vacador y, ¡oh sorpresa!, luego de mi conversación con el podemista, me entero de que ha sido fichada como ministra de la Mujer (Podemos ya le pidió renunciar a la bancada). A ellos se suma el ex congresista fujimorista y hoy invitado podemista, Elías Ávalos, libre de estos rencores y leal a sus propios intereses.
Para que se vayan todos, pero toditos, está el proyecto de adelanto de elecciones de Digna Calle, esposa de Espinoza y segunda vicepresidenta del Congreso. ¿Han hecho algo para que el proyecto, acumulado a otros, avance en la Comisión de Constitución?, pregunto a Espinoza. “Han pasado 120 días y el nuevo presidente la comisión, ‘Nano’ Guerra García, no ha hecho nada. Yo digo, no tenemos los 87 votos para la reforma constitucional, pero tenemos 66 con los que podemos hacer muchas cosas. Que el proyecto vaya pues a referéndum y que el pueblo decida”.
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Conversé también con Guerra García y, claro, no piensa igual. Afronta muchas presiones de propios y ajenos por fijar la agenda de la comisión estelar (antaño era la de Fiscalización). Le pregunté por qué avanzaba a pasos seguros con los proyectos acumulados de adelanto (al de Calle se suma uno de Susel Paredes). Me dijo que temía que “si se discutieran y votaran de una vez, podrían perder y dar en la yema del gusto a los que dicen ‘ya ven, se quieren quedar todos’”. Este efecto podría conjurarse si los fujimoristas y las bancadas del bloque, decidieran votar a favor del adelanto, y así conciliar a vacadores y ‘adelantistas’, con independencia de que las armas letales se usen antes. ‘Nano’ me dio a entender que esa es una posibilidad, que ‘en esas están’, y que, para abundar en el tema, Keiko Fujimori dijo tiempo atrás estar a favor del adelanto. Las ‘adelantistas’ Susel y Digna han dicho que votarían a favor de la vacancia. ’Nano’ agregó que, cualquier cambio que se haga, “tiene que respetar el diseño constitucional”. Asumí que no se refería al adelanto sino a otros proyectos, como los que piden bajar la valla de votos para la vacancia. Todo este razonamiento se puede proyectar sobre la suspensión.
Volvamos con mi interlocutor Arón Espinoza. ¿Comparte la posición de su esposa de votar por la vacancia?. “Sí, la vacancia y el adelanto no son excluyentes. Es la posición de la familia, pero no la hemos socializado en la bancada. No hay problema en irse cuando uno tiene la vida resuelta, a diferencia de otros congresistas”. Mi interlocutor es un exitoso empresario en el rubro de salud, pero su comentario me obliga a defender a sus colegas que viven dignamente de su sueldo.
Como algunos recordarán, Calle fue objeto de censura cuando se descubrió que el ministro del interior, Willy Huerta, había visitado su casa. Arón explicó que la visita la recibió él y en realidad no esperaba al ministro, sino a su amigo Fernando Caballero, coordinador parlamentario del Mininter. El ministro, según el relato de Espinoza, vino tras una llamada de Caballero, animado por conocer a los dueños de casa. “Ahora pienso que todo se hizo para perjudicar a mi esposa. Por eso, después de lo que le hicieron a ella, cómo me voy a sentar con las otras bancadas”. Le digo que la censura de Digna no prosperó y mayor muestra de canibalismo fue tumbarse a Lady Camones. “Por el bien del Perú, el diálogo no se rompe nunca. Si se trata de desterrar el comunismo, los lobbies, de luchar contra la corrupción, tenderemos los puentes”, me dice cuando le inquiero por la recomposición del bloque.
Valga este diálogo con el podemista, para que vean como el fiel de la balanza es tan precario, controvertido, dividido e impredecible como casi toda la balanza.
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Bloque para rearmar
El ‘bloque democrático’, como se autodenominan los que en el 2021 juraron vacancia, se quebró cuando Avanza País y Renovación Popular (RP) postularon a Gladys Echaíz para presidir la mesa directiva, rompiendo el preacuerdo con Fuerza Popular y APP que lanzaron a Lady Camones. Hicieron las pases cuando en segunda vuelta todos votaron por Lady para evitar que ganara Esdras Medina, el afiebrado pastor evangélico que abandonó RP para lanzarse con Perú Libre y los ‘Niños’. El ‘bloque’ volvió a romperse, cuando, sobre dramatizando un audio en el que a Camones se la oía aquiescente ante el presidente de su partido, César Acuña; fue censurada con votos de Avanza País y RP.
El bloque se reconcilió por tercera vez, con la presidencia de José Williams, pero quedó muy magullado. Un dirigente partidario que vigila de cerca al Congreso, me dice: El ‘bloque democrático’ está roto, tenemos que rearmarlo antes de lanzarnos a cualquier otra cosa. Williams no resistiría una censura, por eso anda tan cuidadoso”. Mi interlocutor tiene mucha razón en esto último. He aquí un ejemplo: una fuente me contó que la fujimorista Martha Moyano, la primera vicepresidenta, propuso que la respuesta final declarando improcedente a la cuestión de confianza de Aníbal Torres, simplemente se le oficie a este. Pero Williams no pensaba igual, sino que esto lo vea la junta de portavoces. De hecho, la cabeza del Congreso no quiere exponerse a que un Guillermo Bermejo u otro oficialista le promueva una censura.
La pasividad de Williams expresa la pasajera debilidad del bloque. Los fujimoristas, Avanza y RP mantienen una básica agenda común junto a APP, que viró hacia la oposición más firme desde que César Acuña juzgó que le había costado mucho aparecer como perdonavidas de su paisano tacabambino Castillo. Lady Camones recibió la presidencia de la SAC (Subcomisión de Acusaciones Constitucionales) como consuelo y mantuvo su perfil opositor, tanto, que votó a favor de la acusación contra Castillo por traición a la patria. En verdad, muchos votaron igual que ella sin convicción, por mantener la posición que tuvieron cuando la denuncia recién se presentó en febrero pasado. Un fujimorista me dijo que su bancada votó esperando perder. ¡Pero ganaron! Es común contar las veces que se vota queriendo ganar y se pierde; pero me he encontrado con varias donde se vota esperando perder y se gana. El TC salvó al Congreso de un papelón, anulando esa denuncia.
La frustración vacadora se ha saciado, parcialmente, con interpelaciones y censuras. Pero a muchas bancadas no les gustaba hacerlo, pues ese espectáculo obstruccionista tenía un duro costo sobre el Congreso. Y no hacía mucha mella en Castillo, que reemplazaba a mocos por babas. Ahora hay menos incentivo para censurar: el gabinete se cayó solo y, como me dijo Cavero: “¿De qué sirve censurar, si ponen a otro peor? Vamos por la cabeza”. Un dirigente fujimorista me comentó que, antes que realizar cualquier movida, “el bloque está herido, tiene que reconstituirse”. Castillo y Torres, sin querer, mientras se arma el gabinete Chávez, le han dado un tiempo para la reconstrucción.
Impulsa pé
Mientras el Ejecutivo se trenza con la oposición dando palos de ciego y se tropieza con su propio mobiliario; hay una burocracia dando la pelea con la cleptocracia de las cuotas y los cupos. El ministro Kurt Burneo, con el plan Impulsa Perú, les ha provisto de una campaña que bien podría reforzarse con alguna ley. Hasta podría acompañarse de una cuestión de confianza que sería aceptada por el bloque opositor en el Congreso. Pero no; Torres lanzó la cuestión sobre el referéndum para una Asamblea Constituyente, tema que él y el presidente habían prometido desterrar. Chávez está en esa misma línea e, incluso, tiene tribulaciones y denuncias de presunto tráfico de influencias que Torres no tenía. La crisis está en su nudo.
Cuando uno indaga por la marcha proactiva de los ministerios, se percibe claramente el divorcio con la cúpula. Pero también me entero de que la mayoría de ministros, cuando necesita respaldo para una decisión o una norma, acude directamente a Castillo y su entorno. Torres, según me lo han dicho algunos ministros y ex ministros, no lideraba el gabinete como se espera de un primer ministro. Chávez tampoco podrá hacerlo. Todas mis fuentes, del Congreso y palaciegas, coinciden en su dificultad para liderar o ser parte de acuerdos. Torres estaba en la PCM por indecisión presidencial y porque ponía el pecho para defenderlo y arremeter contra sus críticos. Fue una gran irresponsabilidad de Castillo que lo retuviera a pesar de sus ganas de irse.
Sigo preguntando a mis interlocutores palaciegos si, además de Impulsa Perú, tienen otro tema o sector que podría ser caballito de batalla de campañas de comunicación eficaces y de negociación con la oposición, y me mencionan a Agricultura y al nuevo dinamismo que habría aportado la gestión de la ministra Jenny Ocampo. Sin embargo, la conversación deriva en el por qué de la vuelta del cerronista Rogelio Huamaní a Agro Rural, de donde salió tras frustrarse dos compras de úrea. El gobierno se desangra en cómodas cuotas.
A propósito de cuotas, al cierre de estas líneas, vi la juramentación del gabinete Chávez, y los cambios lo explican las cuotas. Dos casos son nítidos: la profesora Cynthia Lindo reemplaza a Dina Boluarte en el Midis, y esta será la cuota del Bloque Magisterial. Perú Libre mantiene el ministerio de Salud y se le amplía a Cultura, entregado a la congresista Silvana Robles. Los otros casos están en investigación. Boluarte, en realidad, se adelantó con un rotundo no en Twitter, colocándose más netamente en el podio de la sucesión presidencial. No sabemos si el fajín opere una transformación mágica en Betssy y se vuelva conciliadora, pero eso es poco probable, según me aseguran quienes la conocen.
La OEA se apresurará en proponer una mesa de diálogo y prestará apoyo para montarla. Guerra García me habló de un escenario creíble: “Todo este espectáculo de ver a Castillo amenazando al Congreso, puede hacer que algunos se vengan a nuestro lado”. En efecto, tanta improvisación y destrucción castillista, replantea los cálculos de todas las bancadas y de cada uno de los congresistas, para las decisiones que deberán tomar antes de que se cumplan los 30 días que tiene el gabinete Chávez para pedir su confianza. Un mes que parece una eternidad.