El Plan A no estaba funcionando. ¿Cuál era? Que la canciller Ana Cecilia Gervasi, acompañada del ministro de Economía, Alex Contreras, fueran a la Comisión de Relaciones Exteriores a explicar por qué no hubo la prometida bilateral con Joe Biden, en lugar de la caminata agarrados de la mano. Si el resultado gráfico del viaje a Roma fue de terror, este fue de risa: de viuda negra al lado de Francisco a novia de manita sudada con Joe. La Comisión presidida por el fujimorista Alejandro Aguinaga dijo, ¡naranjas!. No quiso recibir a los ministros alegando que el Pleno autorizó el viaje así que a él vayan a rendir cuentas.
Plan B
Había que pasar al Plan B. Que renuncie Ana Cecilia y, de paso, el embajador en Washington, Gustavo Meza Cuadra. Era mejor evitar que Gervasi fuese encarada por el Pleno para dar detalles del viaje y así dejar al descubierto una grieta entre los dos palacios de la Nación, el de Gobierno y el de Torre Tagle. Resulta que la angurria por conseguir la bilateral con Biden partió de una barbaridad cometida por el Despacho Presidencial en la Asamblea General de la ONU en setiembre, cuando posteó la foto de un encuentro casual de Dina con Biden y lo llamó ‘bilateral’. La cancillería tuvo que tragarse varios sapos para no ‘echar’ al equipo de la presidenta, y compartir con ellos la urgencia por conseguir una bilateral en regla en el siguiente viaje.
Sin embargo, mis fuentes diplomáticas me aseguran que Meza Cuadra nunca prometió –ni los estadounidenses a él- esa bilateral ansiada, como las que tuvo Biden con Gabriel Boric de Chile o Luis Abinader de República Dominicana; sino un encuentro cordial, Joe y Dina sentados conversando, en un aparte de la cumbre. O sea, si se dio la impresión de algo más, fue por la angurria del despacho presidencial que lo dio a entender así, con pompa y circunstancia, en la solicitud de permiso. Consumado el papelón, tal fue la desesperación de ambos palacios que decidieron lanzar la foto de Dina agarrada de la mano con Biden, para demostrar que hubo, al menos, una peculiar interacción.
"se quiere que Xi Jin Ping, el mandatario chino, asista a la inauguración del puerto de Chancay, según una narrativa que veremos si se confirma en los próximos meses"
Con la caída de Gervasi, surgió una oportunidad política: afianzar el pacto tácito de colaboración con la mayoría congresal, designando a un canciller afín a esta. El elegido fue el politólogo antiglobalista y anti izquierdista, Javier González-Olaechea. No tengo indicios de que haya habido consultas con los fujimoristas antes de nombrarlo, pues ese no parece ser el nivel del pacto; pero el guiño sí es ostensible. Tanto, que ‘bankada’ y partido Fuerza Popular lo correspondieron con un comunicado saludando la designación. Y González-Olaechea se apresuró en cumplir su primera misión, aquella para la que en realidad había sido nombrado: pedir personalmente al presidente del Congreso, Alejandro Soto, que convoque al Pleno para aprobar un nuevo permiso de viaje para Dina. Sí, ese viaje que desde semanas atrás les mencioné en estas crónicas y fue arriesgado por los tours previos: concurrir a la cumbre de APEC en San Francisco, entre el 11 y el 14, donde recibirá la posta simbólica para que Perú organice la cumbre del 2024. Sí, esa donde se quiere que Xi Jin Ping, el mandatario chino, asista a la inauguración del puerto de Chancay, según una narrativa que veremos si se confirma en los próximos meses.
Tengo mi canciller
González-Olaechea ha entrado con iniciativa de escobita nueva. Por eso se ofreció a acudir al parlamento. La costumbre ha sido, hasta ahora, protocolar y seca: cancillería da los insumos del evento a la PCM, y esta elabora la solicitud de permiso que es firmada por presidenta y premier. Un mensajero la deja en mesa de partes. Pero esta vez el canciller hizo de courrier y habló en el Pleno. El ‘Bloque País’ ya no podía dudar en aprobar el viaje, además de que la cumbre de la APEC sí era importante a su juicio.
Lo que no ha asegurado el ‘Bloque País’ es que, en respuesta al gesto del canciller, perdonarán la vida al ministro del Interior, Vicente Romero, sobre quien pende una moción de censura presentada por Perú Libre. El gobierno lo ha dejado que se defienda casi solo, presentando al comando de élite GRECCO (Grupo Especial Contra el Crimen Organizado) el día que acudió al pleno y pidiendo una reunión reservada –que no fue aceptada- en la que, según mis fuentes, iba a exponer avances de las investigaciones policiales sobre las mafias, algunas de las cuales ya tienen cercadas y serían objeto de próximos operativos. Pero, para Dina, el viaje es tan valioso que está dispuesta a asumir el costo de dos cabezas ministeriales. Y como la mayoría congresal de derecha y centro ya olfateó ese desprendimiento, algunos de sus representantes ya estamparon su firma junto a los izquierdistas que promueven la moción.
Mientras Dina busca encuentros cercanos con otros jefes de estado en San Francisco, en el valle de Urubamba se reúnen empresarias, ejecutivos y algunos ministros en la Cade 61. El lema de esta edición es “volver a creer, volver a crecer”. O sea, se necesita un shock de confianza en las instituciones y –claro- en la presidenta de la república, tanto o más que un shock de incentivos crediticios o tributarios. Pero la presidenta no estará para oír a sus compatriotas inversionistas.