Para entender lo que pasa hoy con las narrativas presidenciales, revisemos la crisis de los relojes. Pasaron 22 agónicos días sin que Dina Boluarte diera una explicación contundente. Si alguien te ampaya un Rolex en la muñeca –uno de los ‘top symbols’ del lujo universal- tienes que sacártelo y contar inmediatamente, contrito, porqué cometiste el error de ponértelo. El jueves 14 de marzo pasado el portal La Encerrona había publicado su investigación sobre los relojes de lujo de la presidenta. Entonces solo se había identificado, con certeza, un solo Rolex. Ni siquiera se especulaba sobre su origen.
En verdad sí hubo una reacción presidencial al día siguiente del destape, pero fue muy ingenuo pensar que sería suficiente. Dina, en una visita a obras deportivas en Villa el Salvador, dijo: “Trabajo desde mis 18 años y lo que tengo es fruto de mi esfuerzo (…) El artículo en particular es de antaño”. Todo empeoró. Se dispararon las búsquedas gráficas sobre el ‘antaño’ y después de los relojes y se descubrió lo que tendría que haber revelado ella: que no era un solo Rolex sino tres (además de alhajas) y que el proveedor había sido el gobernador ayacuchano Wilfredo Oscorima. La palabra vacancia volvió a figurar en titulares. Dina recién salió a dar un pronunciamiento (el mensaje a la nación solo es para anuncios aprobados en el Consejo de Ministros) el 5 de abril. Allí contó que todo fue un préstamo de un amigo especialísimo, su ‘wayki’ Wilfredo, que la apoyó más que nadie cuando las protestas hervían. En 22 días la presidenta había dejado cancha libre para que la historia la contaran sus perseguidores. Y la insólita variante del préstamo con devolución solo la salvó de la imputación de enriquecimiento ilícito, pero no del cargo de cohecho pasivo impropio.
LEE TAMBIÉN | La destitución de Patricia Benavides, por Fernando Vivas
¿Por qué demoró tanto? De hecho, en Palacio se evalúo en los primeros días decir la verdad, o sea, echar a Oscorima. Si no se hizo de inmediato, podemos presumir, es porque ambos temían las inevitables indagaciones penales sobre el beneficio ilícito recibido por una y los posibles beneficios recibidos por el otro (de ahí que se estén investigando las transferencias a la región Ayacucho y las obras por los Juegos Bolivarianos que allí se realizarán este año). Otra de las razones de la demora, según me han contado dos fuentes muy distintas entre sí –lo que me da confianza para contársela- es que se evaluó decir que al menos un Rolex había sido regalado por William Contreras Chávez, un querido amigo de la presidenta. No puedo afirmar que la presidenta estuvo, en algún momento, a favor de difundir esta versión; pero sí puedo afirmar que se evaluó en su entorno.
La oportunidad y a la vez el drama que entrañaba este relato que no se llegó a conocer, es que Willy, como le llamaban Dina y los amigos comunes, falleció el 8 de febrero. Estaba mal de salud desde el año pasado, lo que le impidió tener un puesto fijo en el gobierno como sí lo tuvo en el Ministerio de Inclusión Social (fue viceministro de Dina hasta que un informe de Servir objetó que no cumplía con el perfil). Contreras llegó con Dina a su juramentación el 7 de diciembre del 2022 y estuvo muy activo durante los primeros días de este gobierno. Me consta, pues conversé con él por teléfono en algunas oportunidades y tengo que decir que en todo momento fue incondicional de su amiga presidenta. Hasta que la enfermedad le impidió frecuentar Palacio. Dina acudió, visiblemente dolida, a su entierro. Hubiera sido grotesco exponer a su querido amigo y a la familia de este a un relato difícil de digerir.
Si he contado esta versión abortada, repito, es porque me fue referida en dos momentos, por dos fuentes distintas y distantes. La primera me lo contó a los pocos días del destape de los relojes. La segunda me lo contó después del relato del préstamo, añadiendo que el entorno palaciego, desesperado ante el silencio de la presidenta, esperaba luz verde para difundir cualquier historia. Finalmente, hablar de los ‘préstamos’ de Oscorima estuvo más cerca a la verdad y no faltó a la memoria de un difunto.
¿Y Nicanor?
La presidenta se ha referido varias veces a su hermano: que no es funcionario, que en su cumpleaños recibe a quien le da la gana, que “no participa ni con una sola pestaña en decisiones de mi gobierno”. Las negativas, por muchas que sean, no hacen una narrativa. A estas alturas, esta tendría que incluir, para hacerla mínimamente verosímil, un relato sobre qué importancia ha tenido y tiene Nicanor en la vida y en la carrera de su hermana.
En ausencia de un relato oficial sobre el hermano, creció la leyenda de su poder omnipresente que rivalizó con Alberto Otárola hasta tumbarlo. Para remate, prosiguieron, alimentadas por varios destapes de las unidades de investigación de los medios, las pesquisas del Eficcop que lo tenían por cabeza de una organización que, entre otras trapacerías, habría colocado a muchos prefectos y subprefectos, cobrándoles cupos por darles empleo y obligándoles a obtener afiliados para la inscripción del partido Ciudadanos Por el Perú (CPP).
La relación de Nicanor con el Estado precede a la de su hermana. Ella tenía un discreto cargo, ajeno a la política, en el Reniec; pero él fue viceministro de Trabajo en el gobierno de Ollanta Humala y durante el de Vizcarra fue gerente del Sencico (instituto técnico adscrito al sector Vivienda) ¿En qué momento sus aspiraciones laborales y políticas se montaron sobre el poder de Dina y la desbordaron? Pues muy temprano, en la campaña del 2021. El 11 de mayo de ese año (la primera vuelta se votó el 11 de abril y la segunda el 6 de junio), el portal Lima Gris destacó que el hermano de la candidata a vicepresidenta había sido designado por el MTC como miembro del directorio de ENAPU (Empresa Nacional de Puertos). ¿Imaginan en plena polarización electoral al gobierno de Sagasti contratando al hermano de la vice de Castillo? Al día siguiente, Nicanor presentó su carta de renuncia y el asunto no pasó a mayores.
Con ese antecedente, ¿creen que una vez que Dina llegó a ser ministra de Inclusión Social Nicanor quedó tranquilo? Claro que no. En la audiencia del 18 de mayo en la que se decidió su libertad, Boluarte dijo que la posición de su hermana le había impedido trabajar en el Estado y que tuvo que hacerlo en la Municipalidad de Pueblo Libre. En efecto, la ley contra el nepotismo descartaba absolutamente que trabajara en el Ejecutivo. Pero sí podía hacerlo en un gobierno local y ello mereció una investigación. El portal Sudaca, en una crónica bien documentada, describió lo que llamó ‘un enroque’. Enrique Vílchez (retengan ese nombre pues es actualmente el secretario general del despacho presidencial) había sido gerente municipal y asesor del alcalde de Pueblo Libre hasta el 3 de agosto del 2021. Al día siguiente, pasó a ser secretario general del MIDIS a las órdenes de la flamante ministra Dina. ¿Quién lo reemplazó en Pueblo Libre? Pues Nicanor. Castillo y su entorno chotano atraían tanta atención que el movimiento de los Boluarte era secundario. Tampoco supimos a tiempo que algunos ciudadanos ligados a los hermanos Boluarte recibían órdenes de servicio del MIDIS (ahora lo sabemos gracias a las investigaciones fiscales y periodísticas en torno a ‘los waykis en la sombra’).
Con todo lo que se sabe de esta vasta red que aún medra en el sistema de prefecturas y subprefecturas, es imperioso que la presidenta tenga una narrativa que, al menos, atenúe la crisis de Nicanor (que podría superar a la de los relojes). Repetir la narrativa castillista de ‘no me dejan gobernar’ sería insensato pues el Congreso es anuente a Dina. Pero hay una narrativa en ciernes, aún no verbalizada en el discurso oficial pero sugerida por la derecha extrema y agazapada en la demanda competencial contra el Ministerio Público y el PJ: ‘los caviares que dominan los órganos de justicia no me dejan gobernar’. Una fuente me contó que en el mismísimo consejo de ministros la presidenta ha usado más de una vez el término ‘caviares’ refiriéndose a sus críticos. Eduardo Arana, el ministro de Justicia, casi lo llegó a verbalizar cuando dijo esta semana en Arequipa que el pensamiento del fiscal de la nación, Juan Carlos Villena, era este: “vamos a aplicarle el peso de la ley, no la vamos a dejar gobernar”. Arana no insinuó que Villena fuese ‘caviar’ o tuviera un móvil político, pero la narrativa está servida sobre la mesa, aunque implique borrar una épica que no tiene nada de izquierdista, la de Castillo que cayó porque fue investigado y Dina ascendió gracias a eso. Por lo pronto los ministros ya están diciendo –el texto de la demanda competencial aún no se conoce y no sabemos si está listo- que según el artículo 117 de la Constitución no se le puede investigar porque no se le puede acusar y punto.
Venga o no venga el ‘caviareo’ acusando a fiscales y jueces de ser sus enemigos nostálgicos del castillismo; hace falta oír a Dina hablar a fondo de su hermano. Que en lugar de inútiles negativas de la presencia de Nicanor en decisiones de Estado; nos diga que es una persona importante en su vida y en su carrera, un mentor, un consejero ad honorem, un soporte emocional, su hermano favorito a la vez que wayki incondicional en las horas amargas, alguien que la baja a la tierra cuando está en las nubes y, al revés, que la hace flotar cuando está abatida; en fin, algo que conmueva y aquiete las sospechas, aunque sea difícil de digerir.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Pedro Castillo no recibirá pensión del Congreso: ¿Su caso puede ser un precedente para Fujimori?
- Patricia Benavides y la JNJ: Los argumentos que llevaron a su destitución de la fiscalía
- Vladimir Cerrón: TC deja al voto dos pedidos para anular condena por el Caso “Aeródromo Wanka” y su captura
- Waldemar Cerrón presenta 35 proyectos para crear nuevas universidades | INFORME
- Dina Boluarte: ¿Quiénes han sido sus abogados y quién asumió ahora su defensa ante la Fiscalía de la Nación?