En el argot de funcionarios públicos con experiencia en política subnacional, referirse a la gestión de Pedro Castillo como “el gobierno regional del Perú” se ha convertido en una broma recurrente. Características como los nombramientos cuestionados en cargos públicos, la improvisación y una aparente indiferencia ante las denuncias de la prensa –constantes en el mandato castillista– son prácticas comunes en la política regional.
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“Castillo tiene más de Elmer Cáceres Llica [gobernador regional de Arequipa] que de Hugo Chávez o Rafael Correa”, sostiene el politólogo Gonzalo Banda. Para el politólogo, el mandatario carece de la popularidad y experiencia que tenían los presidentes que instauraron el llamado “socialismo del siglo XXI” y, más bien, se asemeja “a muchos de nuestros gobernadores regionales, que son elegidos con banderas reformistas y terminan copando el Estado”.
El ‘compadrazgo’
“Piura cuenta con personas capacitadas y con perfil para este cargo, pero prevalece el compadrazgo”, denunció el consejero regional de Piura Óscar Echegaray en el 2017, luego de que el gobernador Reynaldo Hilbck nombrara a César Morón subdirector regional de Salud solo un día después de que este renunciara a la dirección de dicha entidad tras cuestionamientos a su gestión.
Años más tarde, en la misma región, la fiscalía abrió una investigación contra el actual gobernador, Servando García, por el presunto delito de nombramiento ilegal de cargo público, a raíz de la designación de Jesús Torres como gerente del Proyecto Especial Chira Piura (PECHP) a pesar de no ser ingeniero hidráulico o agrónomo, como el cargo requiere.
En el 2020, el Ministerio Público inició diligencias preliminares por el mismo delito contra el suspendido gobernador de Lambayeque, Anselmo Lozano.
En la política subnacional, esta práctica es común, indica el politólogo Mauricio Zavaleta. Según explica, en los gobiernos regionales se ha normalizado el “uso patrimonialista del Estado”. Esto es, dar puestos de trabajo como mecanismo de pago de favores.
“En el gobierno nacional hay, en cierta medida, un sentido más tecnocrático al momento de distribuir los puestos de trabajo. En cambio, es una cosa bastante normalizada en regiones la asignación de puestos sin criterios técnicos. Necesitas pagar un favor, y para eso usas los puestos”, sostiene.
Quizás, el rasgo de la política regional que más se presenta en el gobierno de Castillo es el de la designación de funcionarios de confianza que no cumplen con el perfil técnico para el cargo. Tan solo una semana luego de haber asumido la presidencia, la gestión de Castillo acumulaba 26 nombramientos cuestionados, según informó la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio.
En lo que va del mandato presidencial, la Contraloría ha observado la designación de 12 funcionarios en puestos de confianza del gobierno por no contar con el perfil adecuado. Otros nombramientos que generaron controversia fueron el de Julián Palacín en Indecopi, Richard Rojas en la embajada de Panamá (no aceptada por dicho país), Juan Silva en el Minsiterio de Transportes y Comunicaciones, Héctor Béjar en la cancillería, Luis Barranzuela en el Ministerio del Interior y Guido Bellido en el premierato.
“Castillo tiene más de Elmer Cáceres Llica que de Hugo Chávez o Rafael Correa”
Gonzalo Banda, politólogo
Zavaleta y Banda coinciden en que este fenómeno se explica, en parte, por otro factor común entre los gobernadores regionales: la falta de un soporte partidario. De hecho, casi un cuarto de los gobernadores regionales electos desde el año 2006 no militaba en la agrupación con la que llegó al poder, y 38% se afilió el año anterior a la elección (ver tabla). Este último es el caso de Pedro Castillo, quien se unió a las filas de Perú Libre en la fecha límite para poder postular a la presidencia.
Así como Vladimir Cerrón ha lamentado en más de una ocasión las decisiones de Pedro Castillo por contradecir los planes del partido que lo invitó como candidato a la presidencia, Walter Gutíerrez, recientemente fallecido y fundador de Juntos por el Gran Cambio, movimiento regional que llevó a Elmer Cáceres Llica al gobierno regional de Arequipa, se arrepintió públicamente de haberle abierto las puertas de la organización. “Soy el culpable de que el señor sea gobernador, porque si no hubiera venido conmigo no ganaba”, dijo a RPP en agosto del 2020.
“El partido te sirve para postular, nada más”, señala Zavaleta. Para el politólogo, esta falta de respaldo partidario promueve las designaciones de personas que carecen de la capacidad técnica que demandan los cargos.
“Como no tienen partido, no tienen cuadros. Entonces, ¿con quién gobiernas? Con la gente en que confías, con los que te dan lealtad incuestionable”, señala Banda.
Periódico de ayer
Desde que el 29 de julio Pedro Castillo anunció su primer gabinete ministerial, encabezado por Guido Bellido e integrado por diversos ministros cuestionados, las polémicas por las designaciones en el gobierno han sido una constante. No obstante, a diferencia de lo ocurrido en gestiones anteriores, las crisis políticas por nombramientos no han bastado para generar respuestas rápidas del Ejecutivo. Personas como Iber Maraví y Guido Bellido sobrevivieron más de dos meses en sus cargos a pesar de las continuas revelaciones de los medios y las presiones desde la oposición.
“Es una cosa bastante normalizada en regiones la asignación de puestos sin criterios técnicos. Necesitas pagar un favor, y para eso usas los puestos”.
Mauricio Zavaleta, politólogo
En el caso más reciente, Bruno Pacheco tardó diez días en renunciar a la secretaría general de la Presidencia luego de la crisis por los ascensos en las Fuerzas Armadas, decisión que se oficializó recién cinco días más tarde.
Ello, a pesar de que, incluso, miembros del mismo gobierno –como el ministro de Economía Pedro Francke y el titular de Justicia Aníbal Torres– se habían sumado a los pedidos para que dé un paso al costado.
Esta aparente impermeabilidad a los cuestionamientos públicos es, también, un rasgo usual en los gobiernos regionales.
“Es muy común que los gobiernos subnacionales tengan varios funcionarios denunciados, pero no existe esta presión de los medios nacionales que te obliga a renunciar si el escándalo es muy grosero. Total, mañana se convierte en periódico de ayer”, apunta Banda.
Dicha dinámica, sostiene el politólogo, ha caracterizado al actual gobierno. “El presidente Castillo no se pronuncia y espera a ver cómo evoluciona el escándalo. Solo si se hace muy insostenible pide la renuncia. Eso es moneda corriente en cualquier gestión regional: aguantan y aguantan hasta que es insostenible”, añade.
Un caso reciente es el del exgobernador Hilbck, quien se negó a retirar a su cuestionado asesor Carlo Bertini a pesar de que el Poder Judicial lo había inhabilitado para trabajar en el Estado.
Sin conocimiento
Tan común como las designaciones polémicas es el desconocimiento del aparato estatal.
“Los candidatos regionales suelen tener agendas reformistas, pero cuando están frente al cargo se dan cuenta de que la cuestión era más complicada de lo que parecía”, afirma Banda.
Según el especialista, esta incapacidad para ejecutar las políticas públicas se explica, en parte, por la falta de cuadros técnicos. “No desarrollan políticas públicas porque no tienen gente capaz de hacerlo. Por la propia incapacidad de sus funcionarios no pueden desplegar las reformas”, dice.
Otra razón es la inexperiencia en gestión pública. En efecto, el 57% de los gobernadores regionales electos desde el 2002 nunca antes había ejercido un cargo de elección popular (ver tabla).
En el 2019, la Asociación Civil Transparencia realizó un perfil de los gobernadores regionales electos en las elecciones subnacionales del 2018. En este, se concluyó que de las 25 autoridades electas, 10 no cuentan con experiencia en algún cargo de elección popular.
Para el secretario general de la asociación, Iván Lanegra, la política subnacional “ha sido cada vez más amateur”.
“Existe mucho espacio para personas que, sin ser políticos, se animan a hacer política como una extensión de sus actividades previas”, aseveró.
“Por lo general, cunado una nueva administración regional ingresa, conoce muy poco el funcionamiento del gobierno regional. Hay un desorden y pánico inicial que tiene que ver con el desconocimiento del aparato estatal y con no querer apoyarte en los que ya conocen”, agrega Zavaleta.
Más datos
- En el libro “El profe. Cómo Pedro Castillo se convirtió en presidente del Perú y qué pasará a continuación” (IEP, 2021), Romeo Grompone y Omayra Peña, citando a Omar Coronel, señalan que Castillo, en su rol de dirigente sindical en la huelga magisterial del 2017, conoció a líderes regionales de izquierda como Gregorio Santos, Vladimir Cerrón y Walter Aduviri, lo cual “le permite iniciar una trayectoria política de connotación regionalista, favorecida por sus trayectorias como rondero y maestro”.
- En promedio, los GORE que han alcanzado el poder entre el 2002 y el 2018 fueron elegidos con 28,11% de votos válidos. Castillo obtuvo el 18,92% en la primera vuelta electoral.
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