El Ministerio del Interior, sector clave en la lucha contra la inseguridad ciudadana, alcanzó su más alta rotación de funcionarios solo en lo que va de la presidencia de Pedro Castillo. Con sus 7 ministros, 14 viceministros y 36 directores generales en poco más de un año, la cartera ha superado las cifras de inestabilidad de 12 gobiernos anteriores.
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Entre 1980 y el 2021, los ministros del Interior duraban en el puesto un promedio mayor a los 200 días. En contraste, durante la actual administración, este se ha reducido a poco más de dos meses. Por otro lado, el viceministerio de Seguridad Pública ha tenido hasta 9 cambios de titular, mientras que el de Orden Interno registra 5.
Los viceministros que ahora ocupan dichas oficinas cumplen apenas 27 días este domingo. En cuanto a las 7 direcciones generales o de línea, la mayoría de ellas ha sufrido de 5 a 7 cambios de director cada una, siendo las más inestables la de Inteligencia y la de Gobierno Interior. En un promedio general, entre el puesto del ministerio, los viceministerios y las direcciones generales, la duración por funcionario designado es de 67 días.
Gestión pública afectada
El general PNP Carlos Morán, quien fue ministro del Interior entre el 2018 y el 2020, explicó a El Comercio que la volatilidad del sector repercute directamente en la calidad de las políticas públicas en seguridad ciudadana, lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, y monitoreo de conflictos sociales. En el caso específico de la seguridad ciudadana, precisó que si bien la responsabilidad recae más directamente sobre los gobiernos regionales y locales, el Ministerio del Interior tiene un rol articulador clave.
“La alta rotación es como estar siempre empezando de nuevo y no permite un seguimiento sólido a las políticas ni un ritmo adecuado en la ejecución presupuestal. En el tema de la seguridad ciudadana, el Ministerio del Interior es un ente rector y, como tal, tiene que llevar adelante el monitoreo y la implementación de esta política. Pero la inestabilidad de funcionarios afecta la buena direccionalidad del trabajo”, sostuvo.
Morán mostró también preocupación por la comandancia general de la Policía, que ha cambiado de jefe tres veces en los últimos 12 meses.
“Es algo inédito. Ni siquiera en la peor crisis de los 80 y 90 había problemas como este. El alto mando de la Policía debería mantenerse, por lo menos, de uno a dos años, como suele ocurrir en la Fuerza Armada. El jefe de la Policía es el brazo operativo del Ministerio del Interior. Es el que aterriza las políticas que diseña el ministerio. La dinámica entre ambos es permanente y debe ser de mucha confianza. Pero, con cambios recurrentes, ¿cómo se puede proyectar el trabajo de la institución hacia el futuro y establecer planes operativos, fortalecer el trabajo preventivo y el patrullaje, afianzar la coordinación con los gobiernos regionales y locales?”, comentó el exministro.
Nicolás Zevallos, quien fue viceministro de Seguridad Pública entre el 2020 y el 2021, recordó que los ministros del Interior siempre inician su gestión con la redacción de un plan de trabajo, cuya exposición es solicitada por el Congreso.
“No estamos hablando de solo siete ministros, sino también de siete propuestas distintas contra la inseguridad ciudadana. Ahí hay un problema de dirección general frente a un problema que a todos los ciudadanos nos preocupa. Sumémosle a eso el hecho de que, con la llegada de un nuevo ministro,se tiene un nuevo contacto con las otras autoridades que solicitan atención para sus regiones o localidades. En tercer lugar, cada vez que se cambia de directores generales, se genera un retraso en la ejecución de políticas específicas. El recambio implica que haya nuevos enfoques, nuevas relaciones, nuevas prioridades que también cambian la lógica de trabajo. Eso hace imposible la continuidad y la viabilidad de las políticas”, explicó.
En cuanto al viceministerio de Seguridad Pública, que ha tenido hasta 3 breves encargaturas y una designación que solo duró 3 días, Zevallos señaló que “no se está tomando suficientemente en serio la función” de ese despacho. Añadió que precisamente ese viceministerio determina las acciones con los gobiernos regionales y locales para reducir la delincuencia.
“La labor de las comisarías, la labor en los barrios, los gobiernos locales, gobiernos regionales, la labor de la cercanía con la comunidad está de la mano del viceministerio de Seguridad Pública. Si percibimos dificultades para que las municipalidades lleven a cabo sus políticas, su estrategia, sus programas, sus acciones, tiene que ver con la capacidad de seguimiento que tiene este viceministerio sobre la labor que ellos cumplen”, dijo.
El exviceministro refirió que Seguridad Pública tiene responsabilidades de control sobre estrategias como “Barrio Seguro” [que focaliza esfuerzos de combate a la inseguridad y criminalidad en zonas distritales con alto índice], políticas contra la trata de personas y planes que exigen continuidad como el fortalecimiento y la modernización de la Policía. “De esos temas no se ha visto mayor actividad”, cuestionó.